Los docentes se reincorporarán a las aulas en la Ciudad de Buenos Aires el próximo lunes tras el receso por vacaciones, aunque la expectativa está sobre todo puesta en el inicio de clases previsto para el miércoles 17 de febrero, mientras que los sindicatos siguen reclamando que se sumen nuevas demandas -como la reducción del número de chicos en cada ‘burbuja de grado’, por ahora establecida en 30 alumnos- en el marco de los protocolos de la llamada “presencialidad segura”.
Según indicaron a Télam fuentes de la cartera educativa del Gobierno porteño, “el lunes se reincorporan los maestros y durante la semana se avanzará con las propuestas que cada escuela prepara para cumplir los protocolos que permitan una vuelta a la presencialidad segura”, al tiempo que desde uno de los gremios docentes -la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE)- anunciaron que el mismo lunes 8 de febrero realizarán recorridas por establecimientos de la CABA con representantes del gremio, familias y especialistas en Seguridad e Higiene para determinar el estado de las instalaciones, cuestión que adquiere más relevancia a partir de la pandemia y en especial por la intención de iniciar el ciclo lectivo con presencialidad.
En este sentido, desde el ministerio que encabeza Soledad Acuña informaron que durante la semana que termina hoy “se hicieron reuniones con unos 200 directivos de todos los niveles para conversar el detalle de los protocolos”.
La administración que encabeza Horacio Rodríguez Larreta y los 17 gremios docentes con representación en el distrito porteño vienen manteniendo encuentros para terminar de definir la letra chica de los protocolos, aunque hasta el momento siguen existiendo reparos, reclamos (como la reducción de las burbujas por grado y la incorporación, para ello, de más cargos docentes y auxiliares por escuela) y recomendaciones por parte de los sindicatos de la educación de CABA.
Los gremios, aseguran, no se oponen al retorno a las aulas de manera presencial pero plantean que deberá concretarse a partir de un procedimiento que definen como “cuidado, gradual y bimodal (por la coexistencia a lo largo del año de enseñanza con presencia en el aula y actividades a distancia y remotas)”.
“Nosotros no nos negamos a la presencialidad pero queremos un retorno cuidado, gradual y bimodal, en el que se evalúe la realidad de cada edificio educativo para ver si en todas las escuelas es posible garantizar el distanciamiento, la ventilación y la higiene suficiente y necesaria con los insumos suficientes y necesarios”, aseguró a Télam la secretaria de Comunicación de UTE, Paula Galigniana.
La Ciudad, sólo en el ámbito de la gestión estatal, tiene bajo su órbita un total de 932 establecimientos educativos, que se dividen en los cuatro niveles (Inicial, Primario, Secundario, y Terciario No Universitario), a los que concurren unos 700.000 alumnos.
Los últimos encuentros entre la administración porteña y los representantes de los maestros se dieron a través de las denominadas “mesas chicas de los equipos técnicos”.
El temario central de esas reuniones, que se realizaron por videoconferencia, fue justamente la puesta en marcha de los protocolos.
Desde otro de los gremios docentes de la CABA, Ademys (por Asociación de Enseñanza Media y Superior, aunque incluye a docentes de todos los niveles), el secretario adjunto Jorge Adaro adelantó que el panorama para el retorno de los docentes el lunes próximo es complejo y que la situación “se encamina a un conflicto”.
“El lunes (8 de febrero) hay que presentarse pero a la situación la vemos cada vez más difícil, y pensamos que esto se encamina al ingreso a un conflicto”, aseguró Adaro.
“En tres días volvemos a las aulas y no hay protocolo definitivo, el protocolo que hay en danza no resuelve cuestiones básicas que nosotros hemos planteado”, advirtió el referente sindical.
En tanto, Galigniana, desde la UTE, aseguró que la definición de esa organización sindical no es negarse a la presencialidad (por eso hablan de ‘bimodalidad’) y que por eso el gremio sostiene que el regreso de los alumnos tiene que ser “gradual”.
La gremialista también planteó que las burbujas por grado que funcionarán en cada escuela deben tener menos de 30 chicos y que por eso, y dada la situación particular de la pandemia, exigieron la incorporación de más docentes por grado y de personal auxiliar por escuela.
“Para sostener cualquier tipo de retorno presencial se necesitan más cargos docentes y más cargos auxiliares”, ratificó.
En sintonía con ese reclamo, Adaro, desde Ademys, también abogó por implementar burbujas de funcionamiento con menos alumnos: “Nosotros planteamos que haya burbujas más chicas, para lo cual deberían contratar más docentes”, remarcó y además mencionó que otro de los reclamos está vinculado al “aspecto del transporte”.
Por último, Adaro también aseguró que las burbujas no están pensadas en términos de los maestros, y puso un ejemplo: “Si un profesor de música va a la mañana a un colegio y está en cinco burbujas y a la tarde está en otro colegio con una situación similar, ante un contagio habría que aislar a 150 chicos, lo que es una locura”.
“La única realidad es que el lunes nos tenemos que reincorporar a clases y no hay protocolo”, cuestionó el dirigente de Ademys.