Pasadas las 18, alrededor de más de mil hinchas de Boca se concentraron en las afueras de la Bombonera, en Brandsen 805, con la intención de celebrar el Día del Hincha, como se hace cada 12 de diciembre desde 2012. El de este año traía algunos condimentos especiales. Uno: la reciente final de la Copa Libertadores perdida ante River, nada menos. Otro: como en el entrenamiento a puertas abiertas que se realizó previo a la final de vuelta en el Monumental hubo exceso de público, el estadio fue clausurado, y entonces sufrió un coletazo de aquel episodio y no se pudo utilizar en el festejo. Y más: la dirigencia de Boca, en manos del macrismo desde 1995, está más cuestionada que nunca: en la campaña de 2011, el presidente Daniel Angelici pidió a los socios que «tengan el pasaporte preparado porque van a viajar de nuevo». Sin embargo, Boca no consiguió ningún título internacional en su mandato. Ese era el contexto.

Por eso, los hinchas de Boca cantaron contra Angelici y la Comisión Directiva. «¡Angelici botón, Angelici botón, sos un hijo de puta, la puta madre que te parió!» y «¡La Comisión, la Comisión, se va a la puta, que lo parió!» se escucharon como arremetidas, además de las cargadas a River por el descenso de 2011. La respuesta a los cantos la daban los carteles electrónicos de las puertas de la Bombonera: «El club permanecerá cerrado. El Día del Hincha no se realizará por disposición del Ministerio de Seguridad». Las internas entre el club y las fuerzas de seguridad porteña se iniciaron el día del piedrazo al micro en el Monumental y terminaron de estallar este miércoles: mientras desde el Ministerio decían que la cancha estaba habilitada, ya que querían evitar la concentración en el Obelisco, desde el club decidieron suspendieron el festejo oficial y fogonearon la convocatoria al Obelisco. Temían las puteadas, la bronca adentro de la Bombonera.
Boca, en un comunicado a primera hora de la mañana, había deslizado que la suspensión de la celebración en el estadio se debía a «las restricciones» del Ministerio de Seguridad. Sonó a excusa. «Nosotros no impedimos la apertura de la Bombonera, Boca no cumplió los requisitos», contraatacó luego Marcelo D’Alessandro, secretario de Seguridad, cartera a cargo ahora de Diego Santilli después de la renuncia de Martín Ocampo, padrino del hijo de su amigo Angelici. El mismo Ministerio, de igual modo, dispuso un impresionante operativo policial que buscó evitar que los hinchas no se acercaran hasta el barrio y el estadio. De hecho, hubo gases lacrimógenos, balas de goma al aire y corridas en la zona de Casa Amarilla. Recién antes de que cayera la noche, más allá de la numerosa presencia de efectivos, hubo calma en La Boca.