Tras la presentación del plan nuclear del presidente Javier Milei, en la Cámara de Diputados, los opositores volvieron a insistir en que el asesor presidencial Demian Reidel y funcionarios del gobierno nacional asistan a brindar información a la Comisión de Ciencia y Tecnología que preside Daniel Gollan.
Días atrás y, en el medio del receso parlamentario, la comisión que lidera Gollan se reunió para poner en discusión la intención del gobierno de construir nuevos reactores nucleares, con el fin de atraer inversiones en inteligencia artificial. Fuentes de la comisión dijeron a Tiempo que sigue la incertidumbre sobre lo que propone el gobierno en materia nuclear y que será necesario escuchar a los expertos para entender el camino que se propone.
En el marco de una reunión informativa en la que participaron distintos especialistas en la materia, se cuestionó que se hayan frenado las obras en marcha y alertaron la fuga de personal idóneo que está dejando la actividad en nuestro país por los bajos salarios. Por otro lado, se advirtió sobre la posibilidad de que el plan atómico sea un “disfraz” para encubrir lo que termine siendo “una privatización del sistema nuclear argentino”.
Mientras el anuncio de Milei genera expectativas en provincias como Mendoza que tienen yacimiento de uranio, en la de Buenos Aires crece la preocupación por la paralización del proyecto Carem. “Es un proyecto insignia, es la posibilidad que tiene Argentina de poder demostrar en corto plazo que se puede desarrollar reactores de potencia por lo que nos llama la atención el anuncio de utilizar reactores modulares como una novedad”, observó Adriana Serquis, expresidenta de CNEA.
La disputa geopolítica entre Estados Unidos y China por la energía nuclear deja en el medio al proyecto Central Argentina de Elementos Modulares (CAREM) haciendo peligrar la finalización de la construcción del reactor mediano que significa un desarrollo tecnológico de punta en Argentina.
El mundo entero atraviesa un proceso de reconversión de la infraestructura energética, con el fin es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para evitar el aumento del calentamiento global. La energía nuclear ocupa y ocupará un rol central en las políticas de descarbonización para mitigar el aumento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos climáticos.
A modo de dato, y a grandes rasgos, el proyecto comenzó en el 2010 pasando por diferentes revisiones y Argentina construye el prototipo desde 2014. Durante el gobierno de Mauricio Macri estuvo paralizado. La obra, que compite con un desarrollo similar de Estados Unidos, tiene final en 2026. Argentina es uno de los únicos tres países del mundo con el modelo en etapa de obra, con Corea y China.
Totalmente hecho en el país, el diseño está pensado para abastecimiento interno, pero también para exportación, un factor estratégico capaz de producir mil millones de dólares en cada partida y que sienta al país en la mesa de los dueños del mundo. “Si los chinos entran en Atucha, nosotros queremos entrar en el Carem”, transmitió la embajada norteamericana a Cancillería en un mensaje que llegó a oídos de las autoridades científicas argentinas.
Desde el año 2022 se viene denunciando un lobby estadounidense para bloquear la producción de energía nuclear argentina. Según se publicó en medios nacionales en ese momento el Departamento de Estado se enfocó en pedir que no avance la compra de un reactor chino que hará posible el proyecto de la Comisión Nacional de Energía Atómica.
La situación motivó a que el Frente de Todos del Congreso citara en ese momento a Gustavo Beliz por demorar el trámite para activar la última etapa del acuerdo con China destinado a activar Atucha III.
A mediados de este año trabajadores en Zarate denunciaron una parálisis del proyecto Carem, además de demoras en las tareas de mantenimiento en Atucha I, lo que habitualmente se llama “obras de extensión de vida”. Las centrales están sometidas a trabajos y mejoras permanentes, especialmente vinculadas a la seguridad. Esas obras tenían asignado para todo 2023 un presupuesto cercano a los 400 millones de dólares, que no se ejecutó.
Como consecuencia, con el reactor Carem parado y Atucha con mantenimiento mínimo, se ha registrado que cada vez más técnicos y profesionales golpean la puerta del área de Recursos Humanos de NASA para intentar llegar a un acuerdo de desvinculación. Por su capacidad y experiencia, son muy buscados por las empresas energéticas del sector privado. En muchos casos tienen propuestas del exterior.