Nació en 1975. Es hijo de Mercedes Villar y Juan Horvilleur, quien cuando Emmanuel tenía un año y medio se fue a vivir a Europa. Su madre luego se casó con el fotógrafo Eduardo Martí, con quien formó una familia y Emmanuel creció en el barrio porteño de Palermo, junto a sus medio hermanos Guadalupe y Lucas Martí. A los 13 años entró por primera vez a un estudio de grabación para registrar la canción “El mono tremendo”, interpretada por el grupo Pechugo, su primera banda formada con sus hermanos. Eran amigos de la familia de Luis Alberto Spinetta por lo que compartía mucho tiempo con Dante y eso lo llevó a formar posteriormente el dúo Illya Kuryaki and the Valderramas, pioneros del rap & funk en la Argentina y Latinoamérica. Su consagración llegaría con el disco Chaco (1995).
Desde que comenzó su carrera solista en los 2000, lanzó siete álbumes, siendo Aqua di Emma (2023) el más reciente. Hace poco menos de un año nació su segundo hijo. «Volver a estar cerca de un bebé me llena de energía, no hay nada mejor que eso, esa es la verdad», confiesa.
-¿La música siempre fue tu camino o alguna vez consideraste otras opciones artísticas?
-Me gustaba dibujar. Y alguna vez pensé en actuar. Pero de chico comencé a escribir canciones y se me hizo inevitable seguir este camino. Al toque se me metió muy adentro y no soy de los que lucha contra lo que siente. Me dejé llevar y disfruté cada cosa que me pasó.
-¿En el colegio cómo te iba?
-Maso. Un 6 de promedio. Era zafarla o por lo menos intentarlo. Repetí dos veces. Primero en quinto grado, porque me aburría; y después en tercer año de la secundaria, porque ya estábamos con Dante grabando y tocando… Pero me gustaba ir para estar con mis amigos.
-¿Tu juego favorito?
-El fútbol. Sin dudas.
-¿Cuál es tu puesto?
-En cancha de 11 juego de 4, de lateral derecho. Me gusta correr y soy bueno marcando. Si paso al ataque soy criterioso. En cancha chica es otra cosa, pero siempre por la banda, es mi territorio. La verdad que nos soy muy bueno, pero me gusta jugarlo y es un deporte en equipo. Eso está genial. Es la clave, me parece.
-¿Cuál es tu rutina mañanera?
-Me hago un mate cocido y soy padre, me ocupo de lo que tengo que ocupar. A veces me voy a ensayar o a hacer ejercicio… Me gusta aprovechar las mañanas. Se despiertan otras cosas.
-¿Te cuidás? Dicen que hay que comer bien y no cometer excesos.
-Busco el equilibro. Trato de no dármela con todo, pero de vez en cuando te la das en la pera. Trato de moverme, de enfocarme. Con shows o algo como objetivo, me motivo un poco más y estoy más pendiente. Sino, lo normal, lo que más o menos le pasa todos. Vas compensando si te pasás y así.
-¿Tu color favorito?
-No, no tengo. Depende. La verdad, me gustan todos. Combinados o solos, dependiendo de lo que pase o lo que necesite. Me gusta conectarme con el lado más colorido de la vida.
-¿De dónde viene el cuidado de la estética que se ve en los videos o en tu vestuario?
-Tiene que ver con la formación y el entorno donde crecí, me parece. Mi papá del corazón era fotógrafo y mi mamá artista plástica. Estuve cerca del arte siempre. Tuve desde temprana edad acceso al cine y a la música, a museos o lo que se te ocurra. Supongo que son cosas que te van quedando. Así se te mete, sin darte cuenta y se te van armando criterios, se va conformando una manera de presentar las cosas. Todo es parte de todo, la cosa es multidisciplinaria. «Por lo menos así lo veo yo», decía Guillermo Nimo (risas).
-¿Trabajo duro o talento natural?
-Es una mezcla. Porque si tenés un talento o un costado talentoso, si no lo laburás o complementás con esfuerzo y ganas, no es nada. Con 30 y pico de años en esto, sigo rompiéndome el culo: llego primero a los ensayos y busco lo que necesitamos para que salga todo bien. Es mi manera, no sé hacerlo de otra forma.
-¿No sos nada rockstar?
-No, para nada. Estrellas de rock que solo con estar ahí brillan, son pocas. Gracias a que puedo vivir de lo que me gusta. Obvio que me encantaría ser un talentoso bárbaro y que me salgan genialidades todo el tiempo. Pero no se puede todo. Los argentinos tenemos que laburar e ingeniárnoslas para sacar la cabeza fuera del agua.
-¿Es parte de nuetra forma de ser?
-Sin dudas. No importa a qué te dediques, acá siempre tenés que estar pensando cómo hacer, buscándole la vuelta para que lo que querés, funcione. No queda otra. «