El tramo de la Ruta Nacional 40 que une las ciudades rionegrinas de Bariloche y El Bolsón se ha convertido en una verdadera servidumbre de paso por el interior de enormes extensiones de tierras apropiadas por cuatro grupos extranjeros, hegemonizados por capitales árabes. Se adueñaron de planicies, faldeos, valles y montañas con bosques nativos, ríos, lagos y glaciares, con una superficie de 110 mil hectáreas equivalente a casi seis veces la Ciudad de Buenos Aires.
Son el poder real que además subordina al poder político en una Cordillera extranjerizada que han convertido en un paraíso de turismo vip, con lodges y refugios de alta montaña, mansiones, enormes cabañas y cotos de caza donde los millonarios se divierten asesinando animales, pero con mira telescópica.
Se suelen situar por encima de las leyes nacionales y provinciales que violan sistemáticamente, diseñan sus propias normas independientes del Estado, algunos reclutan fuerzas de choque, financian medios de comunicación comerciales y sostienen organizaciones que se presentan falsamente como ambientales o legalistas.
Entre esas organizaciones se encuentran Consenso Bariloche, ahora llamada Consenso Patagonia y creada en torno de Patricia Bullrich, y la Fundación Naturaleza para el Futuro (Funafu), cuyo director ejecutivo organizó una colecta millonaria para crear una fuerza antimapuche.
La propiedad de gran parte de esas tierras tiene origen en maniobras fraudulentas en contra del Estado, según pudo comprobar una Comisión investigadora parlamentaria de Río Negro que entre 2012 y 2015 descubrió malversaciones por casi medio millón de hectáreas. Tras el cierre de la Comisión, tales operaciones persistieron.
Ese bloque está conformado por capitales de Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Bélgica y Gran Bretaña, que adquirieron las tierras por medio de testaferros, triangulaciones y fideicomisos con el fin de ocultar el origen de sus dueños reales.
Todos violan como mínimo tres leyes nacionales:
•Ley 15.385 de Seguridad de Fronteras. Establece una franja de 150 kilómetros en la frontera terrestre y de 50 en la marítima, a la que solo pueden acceder argentinos nativos y autorizados por el Gobierno nacional.
•Ley de Tierras 26.737, en dos artículos: el que limita la propiedad de tierras en manos extranjeras, y el que directamente la prohíbe si encierra cuerpos de agua.
•Ley de Bosques Nativos 26.331. Gran parte de esas tierras están clasificadas como “zona roja”, que impide la actividad humana. Por el contrario, allí realizaron desmontes, movimientos de suelo, edificaciones, han secado mallines y hasta construido lagunas artificiales.
El grupo de Qatar es propiedad del monarca de ese país, el emir Tamin bin Hamad Al Thani. Sus negocios son operados por el hermano de la segunda esposa, Abdulhadi Mana A Sh Al-Hajri, y tiene como cara visible, socio menor y testaferro al extenista Gastón Gaudio.
En 2017 compraron 20 mil hectáreas al este del Parque Nacional Nahuel Huapi sobre las caras norte y oeste del cerro Carreras, donde se encuentran las nacientes de los ríos Villegas y Manso. Allí existía un exclusivo centro de esquí que perfeccionaron con una cadena de siete lodges y refugios para millonarios, al que sólo se accede por vehículos especiales adaptados con orugas.
Se llama Baguales Mountain Reserve. Sus tarifas más bajas rondan los 1500 dólares por noche, aunque se abona aparte el opcional del helicóptero para lanzarse en snowboard desde las altas cumbres.
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En enero pasado, el gobernador Alberto Weretilneck les autorizó construir tres centrales hidroeléctricas de paso (sin embalse se usa el caudal) para autoabastecerse, entre los 1560 y 1200 metros de altura. La legisladora provincial Magdalena Odarda lo denunció ante la Fiscalía de Investigaciones Administrativas por la violación de media docena de normas provinciales y daño ambiental, exigió la nulidad de la concesión especial y pidió la judicialización de sus responsables.
El emir de Qatar también posee en la costa rionegrina la estancia Bahía Dorada, que, reveló la periodista neuquina Susana Lara, compró hace varios años al británico Joe Lewis. Cuenta con diez mil hectáreas, seis mansiones y una pista de aterrizaje de 2200 metros con hangares para naves de gran porte.
Otro jugador es el empresario de Emiratos Árabes Unidos (EAU), Matar Suhail Al Ybhouni Aldhaheri, quien utilizó un entramado de sociedades, testaferros y fideicomisos para alzarse con 30 mil hectáreas en la Cordillera y ocho mil en la localidad costera de Punta Colorada, al norte de su vecino qatarí.
El emiratí desembarcó en 2016 de la mano de un criador de caballos de polo, Hugo Barabucci, quien lo relacionó con empresarios, financistas y agentes inmobiliarios que triangularon sociedades luego reunidas en el fideicomiso Amaike, que agrupa a la mayor parte de sus tierras.
Las 30 mil hectáreas cordilleranas de Amaike se encuentran en dos bloques: uno al sureste del Parque Nahuel Huapi, sobre la ladera sur y suroeste del Cerro Carrera, donde nacen los ríos Foyel y Chubut, y otro al norte de la estancia Lago Escondido, camino a la frontera con Chile.
En esas tierras construyeron tres urbanizaciones de lujo, con mansiones, lofts y cabañas de troncos de bosque nativo. Una de ellas es el coto de caza “Hunting Lodge”, ubicado sobre 24 mil hectáreas del Cerro Carreras que encerró dos comunidades mapuches, la Cayunao y la Kom Kiñé Mu, propietarias ancestrales de 14 mil de aquellas hectáreas, según reconoció en 2006 la Justicia de Bariloche. Ahora están en juicio.
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Para enfrentar a las comunidades, el emiratí contrató como gerente a Andrés Saint Antonín (alias Cané), un operador de negocios rurales hijo y hermano de expresidentes de la Sociedad Rural de Bariloche, que él mismo integra. Alias Cané está imputado en el juicio por el ataque de las patotas de Joe Lewis contra miembros de la Marcha por la Soberanía a Lago Escondido, en febrero de 2023. Él agredió a la fotoperiodista Alejandra Bartoliche, a quien además intentó robarle la cámara con que registró el ataque aun impune. Su abogado en esta causa, Juan Sarmiento, también lo es del fideicomiso Amaike.
Entre el emir de Qatar y el empresario de Abu Dabi se encuentran unas 40 mil hectáreas del grupo Belgian Urban Renovation Company (Burco), la primera corporación transnacional en hacerse de tierras cordilleranas a muy bajo precio para urbanizaciones de lujo. Esta sociedad, además, posee otras 40 mil hectáreas en la zona centro y suroeste de la Cordillera chubutense, cerca de las comunidades mapuches que el gobernador Ignacio Torres allanó semanas atrás luego de acusarlas sin pruebas de terroristas incendiarios, encarcelar y perseguir a sus miembros y amenazar con su desalojo por la fuerza.
La criminalización de la gente mapuche donde desembarcan intereses inmobiliarios de capitales globales es una constante en la Cordillera patagónica.
El cuarto bloque de propiedad extranjera, de 20 mil hectáreas, es la estancia Lago Escondido, ubicada entre el Parque Nacional Nahuel Huapi y el Área Natural Protegida Río Azul-Lago Escondido (Anprale), en cuya margen sur se iniciaron los incendios el 30 de enero.
Esta propiedad también nace de un entramado fraudulento de sociedades, pero ahora con el interrogante de si Joe Lewis (preso por fraude financiero en Nueva York) es todavía su propietario o ya fue vendido. El Holding Tavistock eliminó a la Estancia Lago Escondido de la página web donde exhibe sus inversiones. Con Lewis como actor en retirada, sí sobrevive el dispositivo de poder territorial y articulación corporativa montada por su gerente Nicolás Van Ditmar, recientemente galardonado como “Vecino Ilustre de El Bolsón” por el intendente local, Bruno Pogliano, y el gobernador Alberto Weretilneck. «
El proyecto del aeropuerto propio para vuelos privados
La hegemonía del capital global y el turismo de élite en la Cordillera de Río Negro sintonizan con el proyecto del gobernador Alberto Weretilneck para la reconversión de la matriz productiva provincial hacia un enclave exportador de hidrocarburos, minerales y energía verde, sin valor agregado. El sueño de las Corporaciones que conducen el sentido del Gobierno nacional.
El desembarco de capitales árabes en esta zona de aguas eternas y biodiversidad, además de turismo de élite, parece la primera etapa de una avanzada mayor que requerirá de nuevas tierras disponibles hacia el sur provincial.
En su camino se encuentran territorios de comunidades mapuches en litigio y reservas naturales como el Área Natural Protegida Río Azul-Lago Escondido (Anprale), que Weretilneck descubrió esta semana luego de mantener oculto por siete años un Plan de Gestión, y desconocer numerosas advertencias que hubieran o prevenido o morigerado el incendio iniciado el 30 de enero.
El fuego afectó con fuerza a la zona rural lindera al Anprale, el Mallín Ahogado, habitada por una comunidad de producción agroecológica y artesanal a la que Weretilneck y el intendente local, Bruno Pogliano, agreden a diario con el fin de habilitar esa tierra inigualable para loteos y urbanizaciones VIP.
La continuidad del proyecto de élite que empuja el emirato cordillerano tiene, entre otros, dos requisitos: un aeropuerto propio para vuelos privados que permita eludir Bariloche, y una Pax Americana sin resistencias insumisas al uso comercial privado de las reservas naturales públicas.
De lo primero se encarga el intendente Pogliano. “Lo tengo hablado con los árabes y los qataríes”, se ufanó en una radio de Esquel. Y el único lugar para hacerlo es un Área Protegida aledaña al centro de esquí.
De lo segundo se encargó un poco el fuego, otro poco las patotas de Lago Escondido que actúan a la luz del día, y otro tanto la Justicia, que ya mostró cómo sale de cacería para infundir temor. Total, todos tributan al mismo vértice.