En un año, según datos del INDEC, se crearon 532 mil empleos. De esta cifra 374 mil corresponden a trabajadores asalariados de los cuales casi un 70%, 253 mil, asegura sufrir una contratación no registrada. Del resto sólo 121 mil son asalariados registrados mientras que 158 mil corresponden a puestos de trabajo por cuenta propia que incluyen esencialmente a los autónomos y monotributistas.
Así las cosas, apenas dos de cada ocho puestos de trabajo que se han creado en el último año corresponden a un asalariado en blanco con aportes de seguridad social y beneficios laborales tales como aguinaldo, vacaciones y, fundamentalmente, estabilidad en la relación laboral.
El informe refleja los datos del primer cuatrimestre de este año en comparación con el mismo período del año anterior. En ese lapso el trabajo asalariado no registrado se incrementó un 5,8% mientras que el empleo en general creció un 2,7%. Los asalariados en blanco durante ese período crecieron apenas un 1,14%.
Así las cosas, de un total de 20,4 millones de puestos de trabajo, sólo el 52% se encuentra encuadrado en una modalidad de empleo asalariado registrado gozando de todos los beneficios que le corresponden.
La primacía de la creación de empleo no registrado, además del impacto social, fiscal y previsional, tiene otras implicancias. Es que, por obvios motivos, ese tipo de contrataciones presenta un comportamiento más elástico a los vaivenes de la economía en la medida en que los despidos no tienen costo alguno para las patronales.
De hecho a la hora de observar la dinámica del empleo entre el último trimestre de 2017 y el primero de este año se verifica un comportamiento disímil entre los diferentes tipos de empleo. Mientras que, en general, se verificó una creación neta de puestos de trabajo de un 0,43%, para el caso del empleo no registrado la evolución fue negativa y con un retroceso de un 1,77%, el equivalente a 83 mil puestos de trabajo.
El informe del INDEC expresa la situación del primer trimestre del año cuando las expectativas de los empresarios acerca del desenvolvimiento de la economía todavía eran relativamente optimistas. Es esperable que, a la luz de la fuerte devaluación de la moneda y las perspectivas recesivas que se han creado a partir del acuerdo con el FMI, ocurridas durante el segundo trimestre del año, los números reflejen otra realidad en el próximo informe y que, por el contrario, se verifique una caída abrupta en este tipo de contrataciones.