Esta obra transcurre en un matadero viejo y destartalado, en los suburbios de la ciudad, donde dos hermanos se disputan el poder. Allí se suceden tragedias amorosas, traiciones sin fin, erotismo, odio, venganza y muerte, en clave de humor negro. Cuando Eduardo Ruderman se puso a escribir “Carne picada”, quería hacer una película. El autor buscaba hablar sobre los distintos formatos de corrupción que azotan la vida cotidiana.
“Hace tiempo que me conmueven temas como la venganza, la búsqueda de éxito económico y demás cosas que le meten veneno a la existencia. Mi manera de burlarme de ellas era hacer algo y quería hacer una peli. Hice un guión, iban a trabajar Patricio Contreras, Soledad Silveyra y el Puma Goity, les comenté y les interesó. Pero no se dio y entonces mi terapeuta me dijo porque no lo adaptaba a teatro. Y me animé”, cuenta Ruderman que reconoce que ajustar el guión al teatro fue un desafío porque usaba muchas imágenes oníricas y elementos visuales.
Ruderman logró armar una obra con siete actores en escena: Antonio Regueiro, Orestes Ortegano, Omar Pinto, Deni Di Biaggi, Alejandra Moreno, Samantha Cairo Kanashiro y Patricia Rey. “La verdad, me padecieron, pero logramos armar algo interesante a pesar de las neurosis típicas de la actualidad”, agrega el realizador.
“Me inspiro un vecino que tenía una verdulería, se volvió loco y terminó perdiendo todo. Esta realidad nos exige mucha resistencia y no todas las personas la tienen, de eso se trata la obra”, agrega Ruderman, que asegura que se vio influenciado por “Hamlet” y la película francesa “Delicatessen”.
Ruderman es director, actor, guionista y docente. Desde 1985 coordina grupos de estudio de actuación y dirección de actores, guión y dirección de cine, dirige La Clac (Escuela de Cine y Actuación), es profesor titular en la Universidad Nacional de las Artes (Audiovisuales), dirigió la escuela de cine de Eliseo Subiela y dictó talleres en Barcelona, Madrid, Valparaíso y Bogotá. “Para mí el teatro es un herramienta de cambio social –destaca–. Las artes en general lo son. Yo me formé leyendo a Bertolt Brecht, que decía que había que disfrutar del teatro pero también decir algo. Todas las obras de Brecht están absolutamente ligadas a razones políticas e históricas y tienen un sobresaliente desarrollo estético. En realidad, en Brecht se encuentran siempre unidos el fondo y la forma, la estética y los ideales.”
Para el creador de “Carne picada”, “una sociedad que reivindica la venganza y pisar cabezas es un lugar donde yo no quiero vivir, entonces me quiero reír de eso, y mostrar como intento mostrar en esta obra que todas esas crueldades son al pedo o destructivas. Nada puede estar disociado del disfrute.”
-Carne picada. Escrita y dirigida por Eduardo Ruderman. Domingos a las 19 en el Teatro La Ranchería, México 1152.