Javier Milei buscó capitalizar el prime time de este domingo por la noche, pero la puesta en escena que protagonizó a partir de las 21 no rindió los dividendos esperados. Adentro del Palacio Legislativo, en el recinto de la Cámara Baja, la invitación para escuchar la exposición sobre el Presupuesto 2025 reunió solo 120 diputados de todos los bloques. Si hubiera sido una sesión, no habrían llegado ni al cuórum reglamentario de 129. Sin embargo, a los fines de la escenografía montada, quedó al desnudo que el presidente sólo le habló a un tercio del recinto. Aún con la presencia de los 21 integrantes de Unión por la Patria, quedó en evidencia que más de la mitad de las 257 bancas estaban desiertas.
La pretensión de la Casa Rosada era construir un escenario de alta importancia institucional, con un calibre similar a una Asamblea Legislativa, pero no fue eso. Tampoco resultó una reunión ampliada de la Comisión de Presupuesto, que preside José Luis Espert. Fue sólo una visita del presidente a la Cámara Baja, frente a menos de la mitad de los convocados y con diez senadores del oficialismo y del PRO, además de la vicepresidenta Victoria Villarruel, que llegó vestida de negro junto a las principales autoridades parlamentarias de la Cámara Alta. De los 72 senadores sólo fueron 10 y de ese modo, la asistencia legislativa llegó a 130, cuando la idea era reunir a la mayor parte de los 329 integrantes de las dos cámaras. La baja asistencia, con tantas bancas vacías, fue un problema para la cadena nacional, pero no el único, porque el preciado rating del domingo a la noche bajó diez puntos cuando comenzó la transmisión del discurso presidencial. «Y si, es un horario para la familia y le metimos la política», se lamentó una legisladora del oficialismo que tiene contacto asiduo con el presidente.
Las bandejas más desbordadas fueron dos. En los balcones del primer y segundo piso los militantes de LLA gritaron todo lo que pudieron para darle calor al acto. La idea era cubrir con ovaciones el frío del recinto, pero los que vinieron de Santa Fe, para vivar a sus legisladores, se sobregiraron y empezaron a agredir a los legisladores de Unión por la Patria. El otro sector que contrastó con la gran cantidad de bancas vacías fueron las bandejas destinadas a los invitados especiales. A la derecha del estrado principal estuvo casi todo el gabinete y a la izquierda se sentaron 32 miembros del equipo económico: aplaudieron todo lo que pudieron cada una de las pocas definiciones que enunció Milei y se sacaron una selfie, como si estuvieran en una fiesta de cumpleaños.
Los invitados por el oficialismo vivieron la presentación del proyecto de Presupuesto 2025 como si hubieran asistido a una celebración. Los esfuerzos sirvieron, al menos, para que quede, casi inadvertido, que el plan de cuentas nacionales presentado buscará que el Congreso convalide la ecuación del déficit cero a cualquier precio.
En uno de los tramos del discurso Milei reivindicó el veto a la ley de movilidad jubilatoria pero no reivindicó literalmente el próximo, que buscará anular la norma que el Senado sancionó este jueves para actualizar el presupuesto universitario, con la pulseada callejera que implicará en los próximos meses y con el debate del presupuesto como contexto ineludible. «El político sabe perfectamente que cuando aumenta el gasto público, le está poniendo la plata en un bolsillo a la gente para sacarle el doble por el otro bolsillo. Por eso, vetamos el proyecto de aumento del gasto público que sancionó este Congreso y por eso vetaremos todos los proyectos que atenten contra el equilibrio fiscal», lanzó el presidente y sus seguidores lo aplaudieron con empeño.
Así como Milei evitó cruzarse con la comunidad universitaria, sin nombrarla, se encargó de mandarles un mensaje a los mandatarios provinciales de todo pelaje. «A los gobernadores les digo: cumplir el compromiso de bajar el gasto público consolidado a 25 puntos del PBI requiere que las provincias, en su conjunto, hagan un ajuste adicional de 60 mil millones de dólares», advirtió el presidente y anticipó la pulseada que se avecina apenas empiece el tratamiento dentro de la Comisión de Presupuesto.
«Nosotros ya hemos cumplido nuestra parte del acuerdo y ahora faltan ustedes. Los argentinos, a lo largo y ancho del país, saben perfectamente bien que por cada peso que dejen de gastar las provincias y los municipios, se lo podrán devolver en baja de ingresos brutos u otras tasas. Si cumplen con este mandato popular, los argentinos de bien estarán agradecidos. Pero déjenme decir que hay algo que estoy seguro que los argentinos no van a permitir: y es que, cuando el Estado nacional elimine o baje un impuesto, ustedes quieran subir los suyos. No va a caminar», aseguró Milei para invertir la carga de la prueba, porque en estos primeros nueve meses de presidencia, su gestión profundizó el ajuste a las provincias y mantiene un estado de tensión latente con cada gobernador. Hasta ahora Milei no ha vivido una negociación presupuestaria, porque gobierna con la prórroga del que aprobó el Congreso en 2022, para el último año de mandato de Alberto Fernández.
Milei no tiene ningún gobernador que le responda y llegó a la presentación presupuestaria sin hilvanar un acuerdo que pueda amortiguar la mala relación que mantiene con los gobernadores de Juntos por el Cambio. Las heridas son varias y posiblemente empeoren, porque la lista de conflictos económicos entre la Nación y las provincias va desde la anulación del fondo compensador para el transporte del interior, hasta la drástica reducción de las partidas discrecionales y el freno del envío de los fondos coparticipables. Sólo tres de los ejes más complicados que el presidente no mencionó y que ahora deberán pasar por el cedazo de la discusión legislativa para un presupuesto que, en sus definiciones, se parece mucho al texto que el Congreso aprobó en 2001, antes de la renuncia de Fernando De la Rúa.