Los últimos tramos de las negociaciones suelen ser los más críticos. Dos senadores santacruceños se encargaron de confirmar que la Ley Bases y el Paquete Fiscal también tendrán su camino de espinas antes de llegar al recinto del Senado. Jose Carambia y Natalia Gadano anticiparon este martes por la noche que no darán quórm para la sesión que está convocada para las 10 de este jueves, con un oficialismo que llegaba arañando a los 37 necesarios para abrir el debate en el recinto.

La señal, que reveló la fragilidad de las negociaciones que lleva el oficialismo, puso en estado de alerta al jefe de Gabinete, Guillermo Francos y a la vicepresidenta Victoria Villarruel.


Santa Cruz es gobernada por Claudio Vidal, el dirigente sindical que en las últimas elecciones marcó el fin del kirchnerismo en la provincia donde nació. Fue la primera provincia patagónica que Javier Milei visitó luego de asumir la presidencia. De los tres senadores, la banca para la minoría quedó para la exgobernadora Alicia Kirchner. Las dos bancas para la mayoría quedaron en manos de Natalia Gadano y José Carambia, que forman parte del bloque «Por Santa Cruz». A veces le responden al mandatario provincial y otras no.

Los dos legisladores apuntaron contra un gesto que viene cocinando la Casa Rosada desde el 9 de mayo, cuando la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, se reunió con los jefes de las bancadas del PRO y La Libertad Avanza en la Cámara de Diputados, sin la presencia de ningún senador oficialista. En esa misma jornada, durante la cual transcurría el segundo paro nacional de las centrales sindicales, el plenario de comisiones ya estaba debatiendo la Ley Bases, pero la hermana del presidente buscó mostrar la buena sintonía con el PRO y alimentó la posibilidad de que cualquier cambio en el Senado sea descartado cuando regrese a Diputados.

En una segunda revisión, la cámara de origen de un dictamen puede sumar las modificaciones que incluyó la otra cámara, o ratificar la versión original con mayoría simple, salvo que las modificaciones hayan sido votadas por dos tercios de los presentes. La foto que armó Karina apuntó a descartar cualquier riesgo y apoltronarse en el recinto que preside Martín Menem, es decir, cuidar las mayorías alcanzadas en Diputados para volver a activarlas para descartar cualquier cambio en el Senado.

La sospecha de un virtual desconocimiento en Diputados de los cambios que incluya el Senado creció en las últimas horas. Primero circuló una versión que se respiró mucho en los despachos de la Cámara Alta. Apuntaba al diputado Emilio Monzó. El extitular de la Cámara Baja durante el gobierno de Mauricio Macri habría mantenido reuniones con espadas del oficialismo para reforzar las mayorías que posibilitaron la media sanción del 30 de abril. Este martes los rumores tomaron otro calibre cuando el diputado Miguel Pichetto, presidente del bloque Hacemos Coalición Federal, fue recibido en la Casa Rosada por Santiago Caputo, asesor del presidente y negociador de última instancia sobre la Ley Bases. Pichetto es uno de los que sostiene la importancia de la ratificación. Monzó está dentro del mismo bloque.


Hasta ahora ese gesto no había tenido más costos que las quejas de las espadas del oficialismo en el Senado, que se sentían claramente desautorizados en pleno diálogo con los bloques opositores. Ahora Gadano y Carambia se aferraron a ese punto para manifestar su desconfianza ante la próxima sesión y también cargaron contra el rechazo de Milei contra la media sanción que Diputados aprobó para una recomposición jubilatoria.

El presidente dijo que la iba a vetar y recién fue girada al Senado. El impulso presidencial también tuvo costos con el tándem de los dos santacruceños que ahora no bajarán al recinto y casi dejaron al oficialismo sin las 37 voluntades que contabilizaba para sesionar y para llegar a la mayoría mínima necesaria en la votación en general.

“En el eventual caso que tenga una aprobación en general, por más cambios que hagamos en algunos articulados, como por ejemplo que no se privatice Aerolíneas Argentinas en la ley Bases, que no se privatice el Correo, o lo que fuese, todo cambio que hagamos va a volver a la cámara de origen y Diputados puede ratificar el texto original, es decir, pueden volver a hacer otra vez que se privaticen y todos los cambios eventuales que hagamos los senadores van a ser completamente en vano. Esa es la gran trampa que tiene esta ley”, sostuvieron los dos senadores en un video que grabaron y difundieron públicamente.

“Creemos que hoy la prioridad no es la ley Bases, son los jubilados. Primero debemos tratar el tema de los jubilados con el paquete fiscal para que, en el eventual caso que sea aprobado, el Gobierno nacional no tenga ninguna excusa para pagarle a los jubilados. Le pedimos a nuestros compañeros que mañana no den quórum”, pidió Carambia.

El planteo sucede luego de la reunión de labor parlamentaria de este lunes. Fue convocada para ordenar el temario y los tiempos de la sesión de este miércoles. El oficialismo no pudo repetir el esquema que utilizó en Diputados, con un tratamiento conjunto de la Ley Bases y del Paquete Fiscal. En el Senado serán tratados por separado, con la posibilidad de un cuarto intermedio entre los dos debates que podrían dejar al oficialismo sin cuórum después de conseguir una eventual aprobación de la Ley Bases.

Con la posición de Gadano y Carambia todo ese tinglado se fragilizó aún más para el oficialismo. Ahora la discusión retrocedió al nivel de conseguir cuórum, porque Francos podría reemplazar uno de los dos votos santacruceños con un posible respaldo de Catamarca, pero al cierre de esta nota el oficialismo quedaba con 36 voluntades: una menos para el cuórum que debe reunir. Semejante vértigo deja un final abierto para una negociación que podría sumar novedades para poder salvar la sesión o que finalmente la entierren, una posibilidad que en la Casa Rosada consideran remota. Siguen creyendo que, a pesar del planteo patagónico, están en condiciones de llegar al cuórum y construir la mayoría mínima.

El punto de fuga del pronunciamiento de los dos santacruceños es la desconfianza en la negociación del Gobierno y en las concesiones que hizo la rosada al lobby minero. «Hace varios días que estamos sufriendo presiones del Gobierno nacional. Ya quieren cambiar lo que habíamos acordado, ya quieren cambiar el artículo de minería», explicó Carambia.

“Sabemos que el lobby minero es muy grande, que las empresas mineras deben estar intentando manipular el voto de los senadores y quieren cambiar seguramente el artículo que habíamos hablado», aseguró Gadano. Acordaron aumentar las regalías para las provincias mineras del 3% al 5%, pero finalmente Francos habría dado marcha atrás con esa concesión.

Sin el respaldo de los dos santacruceños, el Gobierno queda a merced de ceder o conseguir los votos por otro lado. Francos buscó en el gobernador catamarqueño Raúl Jalil más garantías sobre su respaldo. Tiene dos senadores por la mayoría: Guillermo Andrada y Lucía Corpacci, la exgobernadora que anticipó que iba a estudiar su decisión, en una señal de autonomía de lo que hiciera Jalil. «Pueden surgir algunos peronistas que podrían apoyar», dijo una alta fuente del panperonismo que dialoga con José Mayans y Juliana Di Tullio, las dos autoridades del interbloque opositor que reúne 33 voluntades y está a cuatro bancas de obtener la mayoría para el rechazo.


Los costos de la negociación a ultimo momento también aparecieron en otra provincia patagónica. La senadora Lucila Crexell, del monobloque Comunidad Neuquén, reconoció que había recibido una propuesta del Gobierno para ser postulada como embajadora argentina ante la UNESCO. «Sí, es verdad, hubo una oferta y hubo una aceptación», contestó la legisladora en una entrevista en el canal LN+. Aclaró que «no tiene nada que ver con la negociación de la Ley Bases, que se dejó a los gobernadores para que negociarán con el Ejecutivo», explicó, pero el misterio se develará cuando Crexell vote.

Los desconfiados aseguran que ofrendó su respaldo a cambio de la nominación y quienes la quieren aseguran que Crexell no mintió, que su postulación era parte de una negociación que venía de antes. La senadora se vio obligada a reconocerlo porque se filtró documentación del expediente interno de la Cancillería donde quedan al desnudo los preparativos de la Dirección de Asuntos Jurídicos para el envío de su pliego a la Comisión de Acuerdos del Senado. Como recrudecieron las versiones de cambios en el Gabinete y el posible destierro de la canciller Diana Mondino, en el Senado circularon sospechas sobre su presunta autoría. Sostienen que la jefa del Palacio San Martín estuvo detrás de la filtración, como un desquite, pero en el Gobierno lo niegan.


Mondino no será parte de la comitiva que acompañará al presidente este miércoles por la noche, cuando comience su octavo viaje al exterior desde que asumió. Será a Roma, para participar de la cumbre del G7. Antes de partir, deberá dejar el cargo en manos de la vicepresidenta. Si finalmente hay cuórum, la sesión debería arrancar a las 10 y se podría extender por más de 10 o 15 horas. Es decir que Villarruel no podrá presidir una parte de la sesión, porque quedará al frente del Poder Ejecutivo. Tampoco podrá desempatar en caso de que surja un empate. Deberá ser reemplazada por el presidente provisional, Bartolomé Abdala.
A las debilidades que expusieron Carambia y Abdala, se suma el rol del radical Martín Lousteau, que presentó un dictamen propio. Dará cuórum pero votará en contra del dictamen impulsado por el oficialismo. Lo confirmó antes de la medianoche y de ese modo contuvo el impacto de la movida santacruceña. Otra duda gira en torno del bonaerense Maximiliano Abad, correligionario de Lousteau.

Desde que el oficialismo obtuvo dictámenes de mayoría en el Senado, comenzó otra etapa de diálogo con la oposición. Tal como contó Tiempo, cerca de Villarruel se mostraban cautelosos. Consideraban que llegaban a los 37, pero advertían que contar con los dictámenes no los hacía poseedores de esa mayoría. Lo hacían luego de nuevas concesiones para evitar una fragilidad aún mayor. El gobierno estaba deslizando su intención de sacar a Aerolíneas Argentinas y al Correo del paquete de privatizaciones para destrabar votos patagónicos. Algunos representantes de la UCR, como el radical Pablo Blanco, habían anticipado su rechazo en particular si no había cambios, pero sin negar cuórum ni respaldo en general.


Ahora la duda es mayor. En el peronismo hablan de, al menos, ocho o 10 modificaciones. Los dos dictámenes ya anticipan que, si hay aprobación, las dos normas volverán a Diputados. Será el momento cuando el gobierno afronte el dilema entre la ley deseada y la ley posible. Hay riesgos de que se pierdan girones. En el oficialismo admiten que no prosperará la reimposición de la cuarta categoría del Impuesto a las Ganancias, ni con el beneficio de zona de emergencia para la Patagonia. Con cautela asumen que se esperan obstáculos para el blanqueo y para el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI). También hay dudas sobre las facultades delegadas y los poderes que serán concedidos para fusionar y cerrar organismos del Estado Nacional.