En la segunda Marcha Federal por las Universidades Públicas estuvieron todas las voces, algunas ocultas en la cotidineidad del sistema: es el caso, por ejemplo, de la educación en contexto de encierro, que también reclamó. Luego del desarrollo de la multitudinaria manifestación de este miércoles frente al Congreso, Javier Milei ratificó el veto a la Ley de Financiamiento Universitario, que terminó publicando este jueves por la mañana en el Boletín Oficial.

“La educación pública y gratuita es un derecho conquistado por el peronismo para toda la ciudadanía, más allá de la condición social, no importa la situación en la que se encuentre la persona”, expresó a Tiempo Gabriela Salvini, exdirectora de la sede Cusam, que la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) fundó dentro de la Unidad Penal 48 de este distrito del noroeste del Gran Buenos Aires.

Formar pensamientos críticos

“La educación gratuita, pública y de calidad es lo único que nos garantiza un futuro democrático con participación ciudadana consciente y con pensamiento crítico. Es lo que nos permite construir alternativas, tener nuevos científicos, escritores y la posibilidad de generar nuevos marcos teóricos que nos permitan mirar los objetos de estudios de maneras distintas”, remarcó Salvini, que es educadora en cárceles desde hace varias décadas.

“La educación es lo que nos permite avanzar como país y nación. Es muy necesaria en el contexto de encierro, donde el 80% de las personas que llegan a estar privadas de la libertad provienen de los sectores más vulnerados y castigados de la sociedad”, enfatizó la exdirectora.

Y apuntó que quienes están en las cárceles son personas que no han tenido la posibilidad de pasar por las aulas de las universidades estando en libertad: «cuando lo hacen estando detenidos se forman y piensan un futuro desde el adentro”.

“Siempre decimos que el adentro nos ayuda en pensar el afuera, barajar otras posibilidades, con un horizonte positivo, con proyectos que tienen que ver con la educación, el arte, la cultura, la construcción colectiva y con el respeto hacia el otro”, cerró Gabriela.

La educación es transformadora

Uno de los casos que lo muestra con hechos concretos es el de Martín “Larry” Basualdo, que pasó 25 de sus 48 años en prisión. El hombre -que venció una condena a perpetua con la educación- en la actualidad visita las cárceles, pero como docente.

“La educación es importante en todos los sectores de la sociedad, pero en los penales es de suma importancia. Por eso estamos todos juntos para expresar nuestro repudio hacia el veto al presupuesto universitario de Javier Milei”, asegura Basualdo, locutor de radio y alfabetizador.

Y acota que en las cárceles la educación es una herramienta transformadora: «sufrí el neoliberalismo en los ’90, haber estudiado me cambió la vida y la forma de pensar. Por eso queremos seguir teniendo la universidad pública, sobre todo para nuestras compañeras y compañeros que están presos”.

Romper con la lógica del sistema

Otro ejemplo es el de Claudio “Verde” Barrios, que también estuvo detenido y ahora es profesor en las escuelas secundarias y estudia dos carreras en distintas universidades: “Tiene que continuar la educación pública en todos sus niveles, las personas que estudian dentro de las cárceles logran romper con la lógica del sistema”.

“La educación superior te cambia la mente, te hace ver los errores que cometiste y también comprender por qué uno llegaste a eso. Hay un momento en el que uno entra en un proceso de reflexión permanente e identifica las posibilidades que tiene para cambiar su vida”, enfatiza Barrios.

Y concluye que muchas veces, cuando uno está preso, piensa que ya todo está perdido, «pero cuando empieza a leer y tomar clases con los profesores, uno se da cuenta que eso es solo una venda que te pone en los ojos el sistema”.

En pie de guerra

“Soy exdetenido, hace muchos años atrás, junto a un grupo de compañeros, fundamos una sede universitaria en la cárcel. Lo hicimos con la Universidad Nacional de San Martín en el Penal 48 de José León Suárez, a todos los que participamos nos modificó la vida positivamente y nos hizo libre de pensamiento”, repasa Daniel “Pitorchy” Werbach.

“Hoy estamos todos juntos en pie de guerra. Seguimos resistiendo y peleando contra el sistema, porque así aprendimos en las aulas. Por eso defendemos la universidad pública y gratuita, porque la salida es a través de la formación”, asegura.

Y finaliza: “Todas las personas que estudiamos en las cárceles somos la primera generación universitaria de nuestras familias. Aprendimos muchas cosas del mundo académico, cultural y artístico. Por eso repudiamos el veto al presupuesto universitario que impuso este gobierno que viene a destruir toda la hermosa construcción que hicimos todos juntos”.