Después de cinco meses, la inflación en la Ciudad de Buenos Aires quebró su sendero descendente y volvió a subir. El índice de precios al consumidor aumentó en junio 4,8%, según la medición realizada por la Dirección General de Estadística y Censos (DGEyC) del gobierno porteño.
El número supera en cuatro décimas porcentuales al de mayo (había arrojado 4,4%). La última vez que la cifra había sido más alta que en el mes precedente fue en enero, impulsada por los efectos de la devaluación inicial dispuesta por el gobierno de Javier Milei.
De esa manera, la suba de precios en el ámbito de la Ciudad fue de 88,9% en el primer semestre del año y de 272,7% en los últimos doce meses.
El rebote muestra un mal precedente para lo que será el índice de precios a nivel nacional que el Indec publicará el viernes 12. La mayoría de las consultoras pronostica que estará bastante cerca del 5 por ciento, rompiendo así con la tendencia descendente que había mostrado desde enero pasado (en mayo había sido de 4,2%).
En detalle: cómo subió el IPC-BA
El desglose muestra una fuerte incidencia de la suba de los servicios en el resultado final del mes; aumentaron 6,4%. El impacto se debió a “los ajustes en las tarifas residenciales del servicio de electricidad. En menor medida, se destacaron los aumentos en los precios de los restaurantes, bares y casas de comida, junto con las actualizaciones en los valores del viaje en subte y de los alquileres”.
En los bienes, en cambio, la variación mensual fue de 2,7%, vinculada a “incrementos en los precios de los alimentos (principalmente lácteos, panificados y verduras)”, según el informe de la DGEyC.
La diferencia entre ambos rubros refleja el impacto que está teniendo en la vida cotidiana el incremento en las tarifas de servicios públicos y de otros sectores como la educación privada y la medicina prepaga, que continúan (cada una a su ritmo) la escalada iniciada a partir de diciembre de 2023. No por casualidad, los precios regulados fueron los que más subieron (8,5%), por encima de los estacionales (2,4%) y del resto del IPC-BA, que se asemeja a lo que el Indec y los economistas llaman “inflación núcleo” (4,1%).
Ese proceso puede seguir en los próximos meses. El Ministerio de Economía postergó incrementos para las tarifas de gas y electricidad, como también la actualización de los impuestos a los combustibles que terminará repercutiendo en el precio final de las naftas y el gasoil. Todos esos precios pueden reacomodarse en el corto plazo.
Además, las compañías de medicina prepaga recibieron el visto bueno para liberar los valores de sus cuotas, al igual que los servicios de telecomunicaciones (Internet, TV por cable y telefonía celular).
Con ese panorama, todo indica que la dinámica de los precios ingresó en un período de persistencia en torno a las cifras actuales y que el proceso de desinflación estará en pausa por algunos meses.
La semana pasada, en un documento enviado al Congreso, el ministro Luis Caputo estimó que la inflación de 2024 llegará a 139,7%, lo que implica reconocer que en el segundo semestre los precios al consumidor subirán a un ritmo de 4,8% mensual.