El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, fue premiado con el Nobel de la Paz, «por sus esfuerzos por lograr la paz y la cooperación internacional y, en particular, por su decisiva iniciativa de resolver el conflicto fronterizo con la vecina Eritrea», informó el Comité Nobel noruego.
Con el galardón concedido al líder nacido en 1976 en la ciudad etíope de Beshasha se busca «reconocer a todos los actores que trabajan en favor de la paz y la reconciliación en Etiopía y en las regiones del este y noreste de África», apuntó el Comité en un comunicado.
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Ahmed creció en una familia humilde y se acabó convirtiendo en jefe de los espías, antes de iniciar unos profundos cambios en su país que generaron esperanzas, pero también rechazo.
Desde que tomó las riendas del segundo país más poblado de África, en abril de 2018, Abiy Ahmed, de 43 años, hizo temblar hasta los cimientos de un régimen anquilosado tras más de 25 años de ejercicio autoritario del poder, modificando las dinámicas del Cuerno de África.
Apenas seis meses después de su investidura, firmó la paz con la vecina Eritrea, liberó a miles de disidentes, pidió perdón por la brutalidad estatal y recibió con los brazos abiertos a miembros de grupos exiliados que sus antecesores habían calificado de «terroristas».
Recientemente, desarrolló su programa de aperturismo de la economía, ampliamente controlada por el Estado, y actualmente invierte todos sus esfuerzos para que las elecciones legislativas, que promete inclusivas, se celebren en mayo de 2020.
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Más de 30 años de guerra
La reconciliación entre Etiopía y Eritrea, por la cual Ahmed fue galardonado, llegó en 2018 después de 30 años de guerra de independencia y de hostilidad.
En 1962, el emperador etíope Haile Selassie anexionó Eritrea, entonces «entidad autónoma» federada en Etiopía.
En mayo de 1991, tras 30 años de guerra contra el poder central, los rebeldes independentistas del Frente Popular de Liberación de Eritrea (FPLE), que participaron en el derrocamiento del régimen de Megistu Haile Mariam en Adís Abeba aliándose al Frente Popular de Liberación de Tigré (FPLT) de Meles Zenawi, se apoderaron de Asmara e instalaron un gobierno dirigido por el presidente Issaias Afeworki.
Eritrea se independizó oficialmente el 24 de mayo de 1993. En virtud de un acuerdo entre el FPLE y el FPLT, el país recuperó el control de los puertos de Massawa y de Assab, dejando a Etiopía sin salida al mar Rojo.
Conflicto sangriento
En mayo de 1998, los dos vecinos entraron en guerra, por unos cientos de km2 desérticos a lo largo de su frontera común. Eritrea acusó a Etiopía de haber cambiado la línea de la frontera de unos 1.000 km, que no quedó clara con la independencia.
Dos años después, tras el fracaso de negociaciones, Etiopía lanzó una vasta ofensiva. Un acuerdo de paz, firmado en diciembre de 2000 en Argel, pone fin al conflicto que dejó 80.000 muertos. Se estableció una zona temporal de seguridad de 25 km de largo en la frontera, supervisada por la ONU.
Arbitraje internacional
En abril de 2002, en colaboración con la Corte de Arbitraje Internacional de La Haya, una comisión encargada de delimitar la nueva división acordó territorios a cada parte. Atribuyó la región disputada de Badme a Eritrea, decisión considerada «totalmente ilegal e injusta» por Etiopía.
A finales de 2004, Etiopía declaró aceptar el «principio» del acuerdo, y reclamó «ajustes», que Asmara rechazó.
La ocupación de esta ciudad y la necesidad de defenderse de Etiopía fueron argumentos utilizados por el presidente Issaias, en el poder desde 1993, para justificar uno de los regímenes más represivos del mundo.
En 2005, se señalaron repetidamente movimientos de tropas en la zona fronteriza. Enfrentamientos periódicos hicieron temer un resurgimiento de un conflicto a gran escala.
Paz
En junio de 2018, el nuevo primer ministro etíope Abiy Ahmed, que inició reformas sin precedentes, anunció su voluntad de acabar con la disputa. Etiopía se mostró dispuesta a aplicar el acuerdo de paz de 2000 y las conclusiones de la comisión sobre la frontera.
El 8 de julio, un encuentro histórico entre Ahmed y el presidente eritreo, impensable unas semanas antes, se celebró en Asmara. Al día siguiente, los dos dirigentes firmaron una declaración común que puso fin al estado de guerra.
El 16 de septiembre, Etiopía y Eritrea firman un acuerdo de paz en Arabia Saudita.