La literatura infantil también tiene su Premio Nobel, aunque no se llame así. Se trata del Premio Hans Christian Andersen, cuya edición 2018 ganaron los la escritora japonesa Eiko Kadono y el artista ruso Igor Oleynikov y para el que aplicaba el argentino Pablo Bernasconi que había quedado preseleccionado junto con los ilustradores Linda Wolfsgruber (Austria); Xiong Liang (China); Iwona Chmielewska (Polonia); y Albertine (Suiza).
El nombre de los ganadores de este año fue anunciado en la Feria del Libro Infantil de Bologna. Patricia Aldana fue la presidente del jurado del Premio.
Kadono trascendió, sobre todo, por su la saga «Kiki» publicado en 1985 en Japón y traducido en los Estados Unidos en 2003. En ella cuenta la historia de una joven bruja en la ciudad de Koriko. El libro, que lanzó una serie, fue adaptado en una película animada por Hayao Miyazaki. El anuncio del premio decía, «Hay un encanto inefable, compasión e ímpetu en el trabajo de ésta gran escritora japonesa, aunque, Kadono viajó por todo el mundo, sus historias están profundamente arraigadas en Japón y nos muestran una ciudad que está colmada de todo tipo de personas inesperados».
El dibujante Oleynikov comenzó su carrera como animador de Soyuzmultfilm en Moscú. El jurado del premio dijo sobre el arte de Oleynikov: «Este ilustrador excepcional puede dar vida a las páginas de una manera que debe ser la envidia de sus compañeros. Además, da vida a un extraordinario elenco de personajes. Oleynikov le brinda a su trabajo un gran vocabulario artístico»Otorgado por International Board on Books for Young People (IBBY) se falla de manera bienal y consiste en una medalla de oro entregada por la reina de Dinamarca.
Es de destacar que en 2012 lo ganó la escritora argentina María Teresa Andruetto y que fue nominada dos veces la escritora e ilustradora Argentina Isol.