El papa Francisco realizó una fuerte crítica a la «voracidad consumista» de la humanidad en su homilía de Navidad. «El hombre se convierte en ávido y voraz. Parece que el tener, el acumular cosas es para muchos el sentido de la vida. Una insaciable codicia atraviesa la historia humana, hasta las paradojas de hoy, cuando unos pocos banquetean espléndidamente y muchos no tienen pan para vivir», agregó ante decenas de miles de fieles congregados como cada año en la basílica de San Pedro de Roma.
Jorge Bergoglio, a la vez, pidió reflexionar sobre el sentido espiritual de sus vidas y el hecho de compartir con los más pobres: «Ante el pesebre, comprendemos que lo que alimenta la vida no son los bienes, sino el amor; no es la voracidad, sino la caridad; no es la abundancia ostentosa, sino la sencillez que se ha de preservar»
Por otra parte, Francisco también pidió puntualmente por Venezuela y por Nicargua. Enfatizó el Supremo Pontífice que desea que haya «concordia» en el país bolivariano y que llegue la «reconciliación» a Nicaragua. También abogo porque israelíes y palestinos «reanuden el diálogo». Dijo: «Que este tiempo de bendición le permita a Venezuela encontrar de nuevo la concordia y que todos los miembros de la sociedad trabajen fraternalmente por el desarrollo del país, ayudando a los sectores más débiles de la población».
En otra parte de su homilía, el Para habló de diversos conflictos que suceden en el mundo: se refirió a Yemen, donde «tantos niños y poblaciones, exhaustos por la guerra y el hambre», al continente africano «donde millones de personas están refugiadas o desplazadas y necesitan asistencia humanitaria y seguridad alimentaria», y también a la península coreana y Ucrania.