El territorio geográfico de la Argentina tatuado en la espalda, de la nuca a la cintura. Sobre los pectorales, una frase del himno: “Juremos con gloria morir”. Remeras que recuerdan a los caídos en la Guerra de Malvinas y a los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan. La bandera celeste y blanca durante los 95 días de entrenamiento en el campamento de Indio, en Los Ángeles, y cada vez que sube a un ring, con canciones de Almafuerte. El nacionalismo de Lucas Matthysse es genuino. Se explica, en parte, por el barrio Las Mil Viviendas de la chubutense Trelew, siempre caracterizado en los diarios con asesinatos y acuchillados. Desde ahí, también, Matthysse salió hacia a toda la Argentina y, más tarde, al mundo.
Lo volverá a hacer este sábado a la medianoche, cuando enfrente en el Axiata Arena de Kuala Lumpur al filipino Manny Pacquiao, uno de los mejores boxeadores de las últimas dos décadas, ganador de seis títulos mundiales en categorías diferentes y cerca del final de su trayectoria, a los 39 años. “No es por nada en especial. Es el sentimiento que tenemos todos los argentinos por Malvinas. Tuve un tío que se preparó para ir a las islas pero al final no fue, Miguel Steimbach, hermano de mi vieja, que ya murió y también fue boxeador”, cuenta Matthysse a Tiempo desde la capital de Malasia, donde defenderá el título wélter de la Asociación Mundial que ganó el 27 de enero por nocaut ante el tailandés Tewa Kiram.
Marcelo Arias es escultor y muralista. En 2013 realizó un mural: la bandera argentina de fondo, un Matthysse mitad humano y mitad cyborg en el centro, a sus costados el complejo habitacional y, por encima, cinco palabras: “De Las Mil al mundo”. Es la frase que tiene Matthysse en su cuenta de Instagram. “Fue un homenaje a su perseverancia, a que no bajó los brazos y que lo logró -dice desde Trelew Marcelo Arias, que restauró el año pasado el mural-. Cada vez que viene, se saca una foto. Siempre lo cuidaron un montón acá. Como soy más que nada escultor, la idea es hacerle en un futuro un monumento”.
La pelea ante Pacquiao se inscribe en la historia de los grandes cruces de boxeadores argentinos ante figuras históricas, acaso en la línea de Bonavena-Ali (1970) y el par de combates recientes Maidana-Mayweather (2014), entre los más destacados. Matthysse tiene chances de ganarle a Pacquiao. En ese sentido, el periodista Andrés Mooney, del programa televisivo A la vera del ring, cuya remera Matthysse se calzó en la preparación, profundiza: “Es una pelea que, en lo previo, tiene a Pacquiao como leve favorito por su historia, por ser local peleando de día con un calor asfixiante y ante su gente, por su velocidad, que con el paso del tiempo no mermó, como sí lo hizo su poder de nocaut. Pero Matthysse tiene a favor la pegada y con esa arma podría acabar con una floja actuación propia, como la que tuvo cuando se coronó frente a Kiram, y con la carrera de una leyenda del boxeo como lo es el Pacman”.
Matthysse permaneció 19 meses inactivo. Volvió el 6 de mayo de 2017 con una victoria ante el estadounidense Emmanuel Taylor en el T-Mobile Arena de Las Vegas. Su anterior pelea, una derrota por nocaut frente al ucraniano Viktor Postol en 2015, lo había dejado al borde del retiro, con un hueso roto en la órbita del ojo izquierdo, mal de ánimo. Esa caída fue el click: dejó Junín después de once años para volver a su Trelew natal y cambió el entrenador para ponerse bajo las órdenes del californiano Joel Díaz. La Máquina, apodo que recibió en los Estados Unidos por su descarga industrial de golpes, conserva un récord de 39 victorias (36 por nocaut) y cuatro derrotas. En septiembre de 2012 ganó el título interino superligero del Consejo Mundial. Lo retuvo en dos oportunidades y le llegó la gran chance al año siguiente, por la unificación del título con la Asociación, ante el estadounidense Danny García. Perdió por fallo unánime. Era, recuerdan, la bisagra, ese paso previo a Floyd Mayweather. Se quedó en la puerta. A los 35 años, sin embargo, se probará con Pacquiao.
Durante la puesta a punto para Taylor en Trelew, a Matthysse se lo vio subir y bajar las bardas del autódromo Mar y Valle y pasar las tardes en el gimnasio Dream Box. “Estoy con mi familia y mis amigos -había dicho-, vienen los chicos de Las Mil Viviendas y me alientan permanentemente y me acompañan”. Hijo, hermano y cuñado de boxeadores, chúcaro y a veces solitario -Ricardo Iorio lo invitó a subirse al escenario de Almafuerte y le dijo que no le gustaba ir a la ciudad-, tatuador amateur, amante de los pitbulls, y ante todo curtido por el viento patagónico de Las Mil Viviendas, Matthysse afrontará su mayor reto boxístico.Senador nacional en Filipinas, Pacquiao llegó a decir que “los homosexuales son peores que los animales” y aboga por la restauración de la pena de muerte en su país, abolida en 2006. En la conferencia de presentación de la pelea en Buenos Aires, en la sede de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA), veteranos de Malvinas le entregaron a Matthysse una bandera argentina. Luego, el secretario general del gremio Luis Barrionuevo le preguntó si sabía que un triunfo le arruinaba la carrera política a Pacquiao, que aspira a ser presidente. Rápido y noqueador, Matthysse sacó el golpe, un cruzado de derecha: “Cuando le gane, por ahí yo me postulo para ser presidente de Argentina”.