La presencia argentina en el espacio no sólo se nutre de los grandes satélites geoestacionarios como los ARSAT. Hay protagonistas más pequeños pero que suponen relevantes logros técnicos. Desde hoy, el lanzamiento desde una base en China del satélite Milanesat señala un nuevo hito para un área clave del desarrollo científico nacional.
Construido por la compañía Satellogic, el nanosatélite de investigación de curioso nombre elegido a través de un concurso del que participaron más de diez mil personas es el sexto que esa firma argentina pone en órbita, y se suma a sus predecesores Fresco y Batata, lanzados en mayo de 2016 y que ya entregan información a 450 kilómetros de altura, además de los prototipos Capitán Beto, Manolita y Tita.
El Milanesat, lanzado a bordo de un cohete chino Long March desde la plataforma de Jiuquan, en la región centro-norte del gigante asiático, se dedicará a observar la Tierra, captando imágenes a través de tres cámaras con potentes lentes telescópicas y proveyendo datos útiles para diversos sectores productivos, entre ellos la minería y el agro. El nanosatélite mide apenas 80 centímetros de alto y pesa unos 40 kilos. Con una vida útil proyectada de tres años, se ubicará a 550 kilómetros de distancia de la superficie terrestre, conformando junto a Fresco y Batata lanzados en mayo del año pasado y con un diseño similar la constelación Aleph de Satellogic. Milanesat tarda 93 minutos en dar una vuelta a la Tierra.
El cerebro detrás de este desarrollo es Emiliano Kargieman, fundador y CEO de Satellogic, un emprendimiento nacional que desde 2013 apuesta a colocar nanosatélites en la órbita terrestre, con un costo varias veces menor al que utilizan las agencias espaciales para obtener de la Tierra en tiempo real.
«Nuestros satélites capturan imágenes de todo el mundo y las transforman en información para evaluar cosas que están pasando, desde la parte micro de la agricultura, para ver cómo se desarrollan los cultivos, saber si hay una sequía, cómo está el rinde de un campo o para tener más información sobre el manejo de agua, hasta lo macro, para poder ver todos los cultivos del mundo y saber, por ejemplo, que está pasando con el trigo o la soja», explicó Kargieman a la agencia Télam, y agregó: Lo que nos interesa es cuantificar procesos de lo que pasa en la Tierra desde el espacio, para que nuestros clientes puedan tomar decisiones.