El jueves la cámara de diputados dio sanción definitiva a la ley Bases y al paquete fiscal. Entre sus artículos están incluidos una profunda reforma laboral y el Régimen de Incentivo para Grandes Inversores (RIGI) que concede beneficios impositivos y de movilidad de capitales a las grandes corporaciones que inviertan en el país. Contra lo esperado la ley no fue suficiente para llevar calma a los mercados atravesados por la incertidumbre de un lado y las previsiones de un salto cambiario.
El viernes a última hora el ministro de Economía Luis Caputo anunció el traspaso de la deuda del BCRA por casi 18 billones de pesos al Tesoro con el propósito de descomprimir el mercado de cambios a costa de cargar una deuda multimillonaria sobre el fisco y, por lo tanto, fijar el camino de un mayor ajuste sobre el gasto.
La medida tampoco fue suficiente y, el lunes, cuando se reanudó la operatoria en el mercado financiero todos los indicadores se derrumbaron. Las acciones de empresas argentinas que cotizan en Nueva York (ADR’S) cayeron hasta un 10% con especial impacto sobre las acciones bancarias que también cayeron en el mercado local. Los bancos son los principales tenedores de la deuda que el BCRA le transfirió al Tesoro y, por lo tanto, los más expuestos a un eventual default. Es que mientras el BCRA cuanta con la capacidad de emitir pesos para afrontar sus obligaciones, el respaldo del Tesoro se limita a la recaudación fiscal y la capacidad política de profundizar el ajuste.
El Merval se contrajo más de un 1% y los bonos en dólares tuvieron caídas de hasta el 4,8%. El dólar paralelo escaló un 2,5% en sólo un día y cerró por encima de los 1400 pesos. El MEP se disparó un 4,8% y cerró en $1413. Algo similar a lo ocurrido con el CCL. La brecha entre el oficial y los dólares paralelos se encuentra.
Bonos y acciones cayendo, dólar subiendo.
— Christian Buteler (@cbuteler) July 1, 2024
Son las primeras respuestas del mercado a la conferencia de prensa que dieron el viernes el Ministro de Economía y el Presidente del BCRA. pic.twitter.com/LSI9C68mdR
Del otro lado, el riesgo país se disparó superando los 1500 puntos. El indicador muestra la sobre tasa que debe pagar la Argentina para un eventual endeudamiento externo con el sector privado. La expectativa de ingreso de inversiones que suponía la aprobación de la ley Bases debió generar el impacto inverso en tanto el hipotético ingreso de divisas ofrece una mayor solidez al país para afrontar nuevas deudas.
Sin embargo, y a la vez, la semana entrante comienza la ronda de pagos de intereses y capital de los bonos de deuda privada reestructurados por el gobierno anterior. En apenas unos días el gobierno deberá pagar alrededor de U$S 2.500 millones que darán comienzo a una serie de desembolsos permanentes entre el sector privado y organismos internacionales que insumirán entre 2025 y 2029 alrededor de U$S 54 mil millones.
Al mismo tiempo el sector agrícola sigue retaceando la liquidación de dólares por la cosecha a la espera de una devaluación de la moneda. El pago del aguinaldo a los asalariados y las tasas de interés negativas de los plazos fijos, además, ejercen una mayor presión sobre el tipo de cambio.
Pero, más allá de la endeblez estructural del sector externo y su impacto en el mercado financiero, los analistas coinciden en señalar que, una vez aprobada la ley Bases, el capital financiero esperaba una medida más osada del gobierno. Para los más optimistas la conferencia de prensa de Luis Caputo al cierre del viernes sería el escenario en el cual se anunciaría el fin de las restricciones cambiarias y el levantamiento del cepo. O, al menos, el anuncio de la flexibilidad del impuesto PAIS para llevarlo del 17,5% actual hasta el anunciado 7%. Tampoco ocurrió.
El ministro proyectó la decisión para agosto o septiembre dependiendo la evolución de la recaudación fiscal que, por el momento, se sostiene especialmente en ese impuesto mientras se derrumban todos los que están vinculados con el consumo interno y la actividad. Para el gobierno la decisión podrá concretarse cuando se sienta el impacto del paquete fiscal que, entre otras medidas, restituye el impuesto a las ganancias sobre los salarios.
Lo ocurrido el lunes representó un repudio a lo que consideraron un desaire del parte del gobierno que, claro está, no cuenta con los recursos suficientes para encarar una medida de esa naturaleza que provocaría una fuerte devaluación de la moneda y un nuevo ciclo inflacionario. El mercado y los especuladores siempre esperan más, incluso de un gobierno que ha dado sobradas muestras de su contenido anti popular y afín al capital financiero.