Familias y docentes de la Ciudad de Buenos Aires denuncian presiones para volver a las aulas. Desde amenazas con perder la vacante hasta abandono de alumnos y alumnas que deciden no ir a la escuela para evitar riesgos.
Madres y padres de la Escuela N° 2 “Australia” del Distrito Escolar 9 advirtieron que reciben llamados para avisar que si no van a clases presenciales, perderán las vacantes. Rosana Varone, madre de una alumna de quinto grado, contó que le advirtieron que su hija no aprobará el año. “La directora me llamó y me dijo que no iba poder aprobarla y que en el boletín iba a figurar ‘en proceso’, que es eso, que no aprueba porque la maestra no puede evaluarla. Mi hija faltó las semanas anteriores porque constatamos que mezclaban las burbujas. Pero ahora decidimos enviarla porque nos amenazaron y tenemos miedo. Hay una familia que viene desde Ituzaingó y le comunicaron que se va a quedar sin la vacante. Hoy llamaron a otra mamá de mi grado que vive en La Boca y se toma subte y tren. Van a volver porque generan miedo con las faltas. No mandaban ni las tareas, nada”, afirmó la mujer.
Algunas familias de la Escuela Primaria Úrsula Llames de Lapuente, en Belgrano, preparan una carta en apoyo a los maestros y a la directora porque consideran que fueron castigados por dar clases virtuales. Paola Casadilla, mamá de una alumna, contó que tres docentes tuvieron que presentar un descargo ante el Ministerio de Educación después de que algunos padres los denunciaron por dar contenido por Zoom a los alumnos que adherían al DNU. «No quisieron que ellos tuvieran la posibilidad de tener clases virtuales. Este trabajo los maestros lo hacían en el tiempo en el que no daban clases en la escuela, no lo hacían de manera conjunta, en algunos casos daban las clases a las 6 o 7 de la tarde. Terminaban y les daban la misma clase a distancia a los chicos que no iban al colegio. Algunos padres no estuvieron de acuerdo y realizaron denuncias en el Ministerio de Educación, en la Supervisión y en el colegio. De esta manera quedaron castigados por dar clases. Lo que hicieron fue que los chicos que no están yendo al colegio quedarán absolutamente sin ningún tipo de clase”, explicó.
Una mamá del Jardín N° 1 de Recoleta, que prefirió no dar su nombre, contó que “presionan desde el abandono”. “Mi hija estuvo internada dos días con oxígeno, no por coronavirus, pero cuando fue lo del DNU mandé la carta diciendo que me adhería y desde ahí me llegaron solo dos mails con actividades y nada más. Yo vengo pidiendo algún Zoom para que ella también vea a su compañeros. Y la respuesta es siempre la misma, que las maestras están abocados a lo presencial. Es como que hay una negación de la virtualidad, para poder acceder a los contenidos o al vínculo hay que acercarse a la escuela”, le dijo a este diario.
Por el lado docente, Mónica Guidi, directora de un jardín público de Villa Lugano, comentó que recibe mails y “aprietes sutiles”. “Ahora mandaron un mail con un listado de personas del Ministerio que van a pasar por las escuelas. Vienen a sacar fotos de los registros de los pibes y a ver el registro de asistencia. Seguramente nos van a hacer abrir el sistema para ver si pasamos los paros. Es sutil el modo de apriete: a través de los supervisores que te dicen que llames a las familias para ver por qué no están viniendo. También tenés que cargar un cuadro de presentismo de los chicos. Mi escuela tiene cien pibes, todos los días van cinco”, le dijo a Tiempo. Además, contó que tuvieron que hacer jornadas de reflexión docente al aire libre a pesar de las temperaturas. “El viernes se hizo una y pedí hacerla virtual. Me dijeron que sí, que podía ser virtual, pero que cada maestro tenía que ir a la escuela y estar dentro de una sala diferente con una computadora. Trabajamos al aire libre porque no hay suficiente espacio ni conectividad. Yo quería hacerlo virtual porque las maestras vienen de Provincia”, explicó la directora.
Mercedes Iriarte, maestra de un jardín de La Boca, contó que las autoridades llaman a las familias que no envían a sus hijos e hijas. “La directora estuvo llamando por orden de la supervisión para averiguar por qué no iban al jardín. Pero en realidad sabemos que es porque ella está de acuerdo con que vuelvan a la presencialidad. Era solapado, les preguntaba qué pasaba que no iban, que el jardín estaba abierto. La dibujaban, pero la cuestión es que insisten con la presencialidad. Una compañera con la que volvimos el lunes, el martes se tuvo que aislar por un contacto estrecho con un alumno. Volví después de sostener dos semanas el paro, pero por la cuestión económica de los descuentos, tuve que retornar”, comentó. «