Tras un acatamiento masivo, el lock out ganadero perdió fuerza en el inicio de la semana. Las cadenas de WhattsApp y otras redes de mensajería instántanea vinculadas a la actividad rural estallaron en la mañana del lunes con denuncias sobre movimientos comerciales de carne.
Las acusaciones ponen de relieve la magnitud de la grieta en la pared que la Mesa de Enlace pudo levantar en los primeros nueve días del lock out, de los que seis ya se sabía que no tendrían actividad comercial por caer en fin de semana o en feriado. La decisión de extender la medida hasta el próximo miércoles provocó malestar en un amplio sector de frigoríficos que, en muchos casos, siguieron despachando carne todos los días y para el domingo 30 ya casi agotaron sus stocks. También entre los matarifes, que tienen animales comprados en la semana del 17 al 21 de mayo y deben pagarle a un corral que se los tengan hasta que reabran los mataderos.
Pero la que provocó más impacto fue la defección de los productores. Carlos Colombo, de la firma Colombo y Magliano, le dijo este lunes a La Nación: “Algo se cargó, sobre todo aquellos antiparo que no estaban de acuerdo con extender la medida. Esta semana el efecto del paro no va a ser tan contundente de lo que fueron los primeros nueve días porque muchos ya están saltando el corralito”.
Efectos colaterales
El cierre de las exportaciones de carne vacuna dispuesto por el gobierno nacional el 17 de mayo podría tener un efecto secundario: mejorar el valor que están dispuestos a pagar los compradores chinos. Según el último informe sobre exportaciones de carne de abril del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), los importadores chinos pagan ahora, en promedio, casi un 20% menos que un año atrás, aunque hay casos de pérdida de precio de un 40%. En ese lapso, el velor del ganado en pie en la Argentina subió un 70%. Así las cosas, “la capacidad de compra de materia prima a los elevados valores actuales se ve muy debilitada”, advierte el IPCVA.
Los importadores chinos buscan bajar el valor de lo que pagan porque sienten la presión del gobierno chino, preocupado a su vez por la suba constante de la carne vacuna, cuyo precio creció al consumidor un 4,4% interanual en abril pasado mientras que la de cerdo cayó un 27,9%, según datos del Ministerio de Agricultura chino. En tanto, la inflación interanual alcanzó en abril el 0,9%, según la Oficina Nacional de Estadísticas de China.
No es claro que un cierre, por un mes, de las ventas de su segundo abastecedor logre torcer el brazo a los compradores chinos, dada la coacción interna por bajar los precios. Pero hubo impacto entre ellos. El portal especializado Agrofy reportó que traders y comerciantes refirieron la existencia de un clima de “incertidumbre” ante el repliegue de la Argentina, con vendedores de Brasil (país que ocupa el primer lugar como origen de la provisión de carne a China) y Uruguay retirándose de la oferta por falta de referencia de precios. Un operador, Daniel Castiglioni, de la uruguaya Castitrading, señaló: “Ya veníamos en un mercado muy caliente y precios muy arriba de los acostumbrados, demasiado arriba, peligrosos, por decir palabras de los distribuidores chinos”.
Es importante notar que el decreto prácticamente no toca las exportaciones de carne a Europa, Israel o Estados Unidos, que se manejan por cuotas y cupos.