Mario Cafiero no fue sólo un político de raza, tampoco fue el hijo de…, el hermano de…, el tío de…, Mario Cafiero fue Mario Cafiero, un ser humano único y excepcional, que actuó en política pensando en la comunidad. Hacía énfasis en que el hombre es un ser social, elevándolo por sobre el “homo economicus” inventado para justificar el egoísmo; Mario tenía una enorme sensibilidad social. Superaba las diferencias con respeto y tolerancia, intentaba conciliar, confluir, encontrar los puntos en común para acordar acciones orientadas al bien común; y jamás traicionó sus convicciones, aunque significara quedar apartado de la política oficial como cuando mantuvo su denuncia a Cavallo y a Marx por los chanchullos de una deuda ilegítima. Profundamente católico y peronista, su pensamiento lo acercaba al Papa Francisco, a quien refería continuamente en sus alocuciones; porque Mario no hacía discursos, no daba charlas, predicaba; y lo hacía con la palabra y también con el ejemplo. El INAES le dio la oportunidad de abrir su arsenal luminoso que se abrió paso a pesar de la oscuridad de cuatro años funestos y una pandemia furibunda. En su prédica y acciones quedan propuestas claras e irreversibles, que trascienden el espacio cooperativo y mutual para constituir un modelo alternativo de construcción nacional.
Eso fue expresado claramente en la recuperación del olvidado objetivo de construir una Comunidad Organizada, tema no redimido por el PJ y que llevara a perder el sentido de movimiento. Mario lo tenía claro y lo puso en agenda con el programa INAES en las calles, punto de inicio de la confluencia de las organizaciones libres del pueblo que, con el devenir de los tiempos, debería convertirse en una ola imparable. Hoy quedó en agenda su propuesta de organización popular, horizontal, basada en la participación directa del pueblo y sin intermediación es la única garantía de defensa de los gobiernos populares y que nunca más vuelvan los globos amarillos. El punto de partida son las Mesas del Asociativismo y la Economía Social, que apelan a sumar a las cooperativas y mutuales con otras organizaciones donde reina el principio de mancomunión de esfuerzos y voluntades: sindicatos, clubes, entidades culturales, espacios académicos, científicos y tecnológicos, organizaciones sociales, asociaciones civiles, agrupamiento de pymes y de productores de las economías regionales y de la agricultura familiar, campesina e indígena, y del conjunto de las fuerzas vivas de la comunidad. Este programa tiene una óptica federal y de construcción de abajo hacia arriba, de la periferia al centro. En este espacio se dirimirá la principal contradicción que atraviesa la sociedad: individualismo, egoísmo, salvajismo, desesperación por el lucro y la acumulación de riqueza, exclusión vs. solidaridad, cooperación, ayuda mutua, reciprocidad, inclusión, equidad, respeto pleno de todos los derechos humanos.
Pero Mario también abrió el INAES al saber y a la comunidad. Impulsó con mucha fuerza el Consejo Consultivo con la participación de un centenar de expertos reconocidos del mutualismo y el cooperativismo. Lo que fue complementado por una treintena de Comisiones asesoras temáticas donde problemáticas y propuestas sectoriales son debatidas con participación libre de especialistas, técnicos e interesados. Inició un intercambio muy fructuoso con Universidades e instituciones educativas, en especial con la Red Universitaria de Economía Social y Solidaria (RUESS). E inició una campaña de difusión por medios digitales de temáticas, avances e informaciones relevantes para el quehacer de la comunidad.
Acondicionó la normativa a los tiempos de pandemia e ingresó al INAES en la era digital, facilitó la tramitación a distancia y el relevamiento estadístico…, imprimiendo a la gestión una actitud de servicio, de puertas abiertas, escucha activa y firme voluntad de ayudar, asesorar, resolver, eliminar trabas, armonizar criterios con otros organismos públicos e iniciar una revisión de la normativa con criterio de mejora continua. Instauró la práctica de reuniones semanales de Directorio para no demorar las resoluciones, aceleró las tramitaciones de matriculación para que no se pierdan oportunidades laborales, mejorando el sistema de fiscalización apuntando a las mejores prácticas. Insistió en la rehabilitación de entidades suspendidas que comprueben su sustentabilidad. Puso en práctica originales modelos asociativos para dar respuestas a nuevas necesidades. Reconoció a la reciprocidad y vida común de los pueblos originarios como antecedente del asociativismo. El pase del Instituto al Ministerio de Desarrollo Productivo acompañó al pensamiento industrialista de Mario, permitiéndole hacer foco en la producción sustentable (humana, económica y ambiental). Organizó una comisión para buscar nuevas opciones de financiamiento solidario, pensando formas de control y dinámica de las entidades de ayuda económica, la financiación de proyectos y la creación de un sistema de pago que involucre a todo el sistema asociativo. Actuó de nexo entre el mutualismo y las necesidades financieras del cooperativismo y pymes, subsidiando la tasa de interés. Creó un Banco de Proyectos para colaborar al encuentro de soporte financiero a la inversión.
Imbuido por la vocación de unir esfuerzos, tejió redes con otros organismos del Estado Nacional, facilitando su articulación con la Comunidad Asociativa Organizada y conformando programas en temas diversos (alimentos, conectividad, energía, vivienda, discapacidades, tecnología industrial, comercio internacional, cultura, …). Intensificó la relación con el Poder Legislativo.
Recibió un INAES devaluado, sin presupuesto y con salarios perimidos. Para recuperar la confianza apeló al diálogo e inició un proceso de jerarquización (demorado por la pandemia). Dio lugar en el organigrama a un área de equidad de género, recompensando una tradición discriminatoria. Para fortalecer al organismo convocó a los Presidentes de las Confederaciones del Cooperativismo y el Mutualismo, logrando el más alto respaldo institucional; eligió uno a uno a los miembros de su equipo, bordando un entramado pleno de relaciones positivas, confianza y mística.
Una rabiosa enfermedad cercenó el cuerpo, pero la esperanza que irradió en nueve meses de gestión se expandió y ya no puede ser detenida. El gran predicador es territorio-vida.