Mientras el presidente aumenta su sueldo junto a la casta política que lo secunda, la devaluación, la inflación y la total ausencia de políticas de Estado estrangula el estómago del 60 % del pueblo que no come, que no puede pagar el transporte público, que pierde el trabajo, que no llega al alquiler. Por otro lado, el campo que produce para la mesa de las familias argentinas se encuentra en un estado histórico de abandono por parte del estado, miles de pequeños y medianos productores de alimentos se funden trabajando mientras el campo agroexportador aplaude la desregulación del mercado interno.
Ya no se puede producir alimento
“En las zonas productivas, las familias no están encontrando mucha salida a esta crisis. Los precios de insumos para la producción se han disparado por la devaluación y la especulación de las tres o cuatro empresas que manejan el 100% de estos materiales. Esto acompañado a problemas climáticos como inundaciones. Con el agravante que las familias no tiene la posibilidad de reinvertir en la producción y se están retirando del campo o están endeudadas a tasas altísimas. Esto se ve en la disparada de los precios de la verdura”, explica Zulma Molloja Vocera de la Unión de Trabajadoras de la Tierra (UTT).
“Es una bomba de tiempo. Esto hace que las familias productoras dejan los campos y se van a engrosar los bolsones de pobreza. Y lo que queda es un campo cada vez más concentrado, solo para exportación. Es un problema cíclico que se repite en gobiernos como este, donde las políticas están claramente orientadas a que esto suceda”, explica Agustín Suárez, también coordinador de la UTT, una de las organizaciones que integra la Mesa Agroalimentaria Argentina (MAA).
Suárez también aclara que esta situación se ve agravada por el abandono del Estado en situaciones que van de la falta de provisión de alimentos o la baja del Potenciar Trabajo, que sirve como refuerzo de ingresos para muchos campesinos, a la no designación de un funcionario para el Instituto Nacional de la Agricultura Familiar, Campesina e Indígena (Inafci) o la falta de comunicación con el ministerio de Capital Humano o la secretaría de Bioeconomía. “Ya les pedimos varias veces audiencias y nada. Mientras que por el otro lado van todos a Expoagro o a reuniones con la Mesa de Enlance”, se queja.
“Fue muy profundo el desmantelamiento de las herramientas del Estado, incluso desde la última dictadura cívico militar. Revertir eso y los efectos del modelo agropecuario que se ha impuesto es muy difícil. Esto ha contribuido a que la concentración en la producción y las cadenas de comercialización permitiendo el abuso con los precios”, explica Luciana Soumoulou de Bases Federadas, también integrante de la MAA.
Concentración de tierras
El último Censo Nacional Agropecuario de 2018 elaborado por el Indec mostraba que en quince años se habían perdido 25% de unidades productivas de alimento. Si la comparación era con el censo de 1988, la pérdida había sido del 41,5%. Una tendencia que se estaría agravando de manera acelerada y casi irreversible, según distintas fuentes de la MAA. “Para ser sincero, lo que se viene viendo hace por lo menos veinte años, es la desaparición de pequeños productores agropecuarios como nosotros”, confiesa Sebastián Campos de Bases Federadas.
Según un reciente informe del Banco Mundial sobre seguridad alimentaria, la inflación de la Argentina en el rubro alimentos nos ubica como el único país latinoamericano entre los diez más golpeados por el hambre. Como sostienen desde la MAA, la pérdidas de pequeños y medianos productores está directamente relacionado con el precio de los alimentos, ya que estos agentes económicos, además de ver al alimento como un derecho y no una mercancía, expresan en su atomización la verdadera “competencia” o “libertad de mercado” que el actual gobierno dice expresar. El problema es que a través de su “no intervención” deja a estos sectores, y los consumidores en general, rehenes del capital concentrado y los oligopolios que, como alguna vez dijo el dueño de la Anónima, Federico Braun, simplemente se dedican a remarcar precios.
“Desde la Mesa Agroalimentaria Argentina venimos fomentando circuitos cortos donde hay menos incidencia de los intermediarios. Así los alimentos llegan directo del productor al consumidor.Hablamos de cooperativas u organizaciones donde se procura mejorar el precio del productor, pero también llegar al consumidor con alimentos sanos y a precios accesibles”, cuenta Soumoulou.