El pago de la deuda pública volvió a estar en el centro de la escena en la última semana. El foco de atención estuvo en el conteo de la cantidad de dólares a disposición del gobierno para pagar tanto el vencimiento de este jueves, por U$S 4800 millones, como el de junio próximo, por un monto similar.

Para bajar la incertidumbre, el Ministerio de Economía, que dirige Luis Caputo, hizo trascender sobre el cambio de año que ya tenía “casi todo” el dinero necesario para esos pagos. La cuenta que mostró indicó que acumuló U$S 7000 millones divididos en U$S 6000 millones en una cuenta en el Banco Central y otros U$S 1000 millones en el New York Mellon, en Estados Unidos.

En el gobierno impulsaron la lectura de que las subas de los valores de la deuda pública en los primeros días de enero respondieron a la “renovada confianza” en la voluntad política del gobierno de pagar la deuda pública por encima de cualquier consideración. De hecho, el ajuste fiscal tiene por sentido acumular pesos para pagar la deuda.

Pero una mirada sobre el contexto indica que hay otras lecturas posibles. El pago de la deuda coincide con un escenario en el que son negativas tanto las reservas netas como la cuenta corriente.

Claudio Lozano, economista y opositor a la política del gobierno de Javier Milei, observa que “el problema de fondo hoy es que hay reservas netas negativas equivalentes prácticamente a las que existían al momento de irse el gobierno anterior, frente a niveles elevados de endeudamiento y el hecho de que en los últimos cinco meses se dio vuelta el resultado de la cuenta corriente en materia de dólares: la Argentina pasó de tener un saldo de cuenta corriente superavitaria de 2000 millones de dólares mensuales, a tener un saldo negativo de mil millones de dólares mensuales”.

Foto: @KGeorgieva

La consultora LCG, fundada por el senador radical Martín Lousteau, calculó que, al cierre de la semana, las reservas netas (según la contabilidad del Fondo Monetario, que resta los compromisos de pago de los próximos 12 meses, como los vencimientos de Bopreal, y los depósitos del Tesoro), cerraron en U$S 6233 millones, con una caída de U$S 450 millones.

En tanto, la consultora Outlier calculó que las reservas netas eran negativas en U$S 10.413 millones a fin de año sobre la base de los datos de la autoridad monetaria al 26 de diciembre.

Más allá del número real, la reservas negativas se dan a pesar de que la compra de dólares por parte del Banco Central a lo largo del año fue la mayor desde la caída de la convertibilidad, en enero de 2022, y sumó U$S 18.747 millones. En esa cifra influyó la mayor liquidación de los agroexportadores (ver página 14), una balanza comercial energética superavitaria en U$S 5000 millones y la caída de las importaciones por el menor nivel de actividad y las limitaciones al acceso al mercado cambiario.

En relación con la cuenta corriente, LCG observó que a noviembre sumó seis meses en valor negativo. La cuenta corriente contabiliza las transacciones de bienes, servicios, ingresos primarios (intereses, dividendos) y los secundarios (remesas desde el exterior) entre un país y el resto del mundo.

En noviembre ese déficit fue de U$S 911 millones, registrando una importante caída respecto de octubre, cuando sumó una pérdida de U$S 1581 millones. La balanza de servicios fue deficitaria en U$S 530 millones y acumuló una pérdida de U$S 4349 millones en el año. Turismo presionó con U$S 491 millones. Todo eso no fue compensado por el balance superavitario del comercio exterior de bienes, que sumó U$S 714 millones en noviembre.

El saldo negativo de la cuenta corriente viene siendo cubierto, en parte, con más deuda. En noviembre, ingresaron casi U$S 1500 millones entre préstamos financieros, títulos de deuda, líneas de crédito y préstamos provenientes de organismos internacionales y acuerdos bilaterales, consignó LCG.

En una entrevista con radio Mitre ayer, Milei aseguró que el gobierno no tomará deuda en 2025 sino que hará roll over, es decir, buscará que los acreedores refinancien esos créditos con nuevos préstamos. «No necesitamos deuda nueva, tenemos superávit fiscal», sentenció Milei. Sin embargo, esas cuentas positivas no evitaron que el gobierno aumentara la deuda pública en casi 100 mil millones de dólares a lo largo de 2024, como reveló Tiempo en su edición del último domingo de 2024.

Según los datos de la Secretaría de Finanzas, la causa principal del incremento de la deuda pública medida en dólares fue el sensible retraso cambiario, que provocó que la deuda en pesos sea más cara en dólares, explicando el 83% del crecimiento. El 17% restante se explicó en nuevas emisiones de deuda.

Pero a pesar del relato oficial, los financistas que lo acompañan encienden luces de alarma sobre la posibilidad del gobierno de conseguir todos los dólares que precisa para pagar deudas. Gustavo Cañonero, quien fue vice del Banco Central durante el gobierno de Mauricio Macri, advirtió que la falta de dólares es “la principal fragilidad que enfrenta” la estrategia oficial y que las necesidades de financiamiento externo que el país enfrenta en los próximos años serán desafiantes. En ese sentido observó que en este año podría caer en U$S 10.000 millones el ingreso de divisas al país por un deterioro en la balanza comercial por mayores importaciones y compras de servicios al exterior, incluidos los gastos de turismo.

Para Cañonero, el cepo y el dólar “blend” (20% de las exportaciones se liquidan en el mercado financiero y no ingresan a las reservas del Banco Central) seguirán jugando un rol destacado este año, al igual que los efectos del blanqueo y una eventual nueva deuda del gobierno con el Fondo Monetario.

Lozano observa que el gobierno de Milei está apelando a “mecanismos de corto plazo” para escapar de los cuellos de botella. En ese concepto incluyó al blanqueo de 2024 y una eventual ayuda del FMI en el primer trimestre de este año, además de la posibilidad de concretar acuerdos crediticios con actores privados.

En este punto ingresa el REPO recientemente contratado por el Banco Central. “Se tomó al 8,8% anual, lo cual es una barbaridad. No hace más que garantizar la insolvencia futura. Desde ningún punto de vista el crecimiento del producto de nuestro país o de nuestro saldo en divisas va a tener un crecimiento del 9% al año en dólares”, señala (ver aparte).

El economista y titular de Unidad Popular asegura que esa operación financiera explica la razón por la que el gobierno dio de baja los límites que impone la Ley de Administración Financiera para las reestructuraciones de deuda sin pasar por el Congreso.

En ese sentido, Lozano señala que “es un error desde el punto de vista político, en el que cae una parte significativa de la dirigencia, incluso la opositora, especular con el momento en que esto se va a caer. Esto puede durar mucho, como duró la convertibilidad, más allá de que los márgenes que pareciera tener este esquema son menores. Nadie puede aventurar que no pueda haber recursos de corto plazo que puedan darle aire al gobierno y alimentar la perspectiva de un esquema de esta naturaleza”.

Y concluye: “Lo que hay que entender es que, si el esquema sigue funcionando, sigue produciendo daño, tanto productivo como social. Y por lo tanto la tarea política principal es frenarlo hoy”.

Nueva deuda del Banco Central

El economista Fernando Marull, defensor de las ideas del gobierno, consideró que el préstamo que consiguió el Banco Central por U$S 1000 millones es una “buena herramienta”. Calculó que la tasa de interés del 8,8% para una operación a 28 meses equivalía a un riesgo país de 475 puntos, es decir por debajo del nivel que tiene en la actualidad, por arriba de los 600 puntos básicos.
En cambio, Hernán Letcher, director del Centro de Estudios de Economía Política Argentina (CEPA), aseguró que se trata de “pura cosmética”. El economista consideró que al gobierno nacional “le preocupa la baja de las reservas netas que el BCRA va a sufrir el próximo 9 de enero”, cuando pague los vencimientos de bonos por U$S 4800 millones.
Letcher explicó que el mecanismo técnico del REPO implica una mejora de las reservas netas por tratarse de un vencimiento a más de 12 meses y no se resta de las reservas brutas.
El economista Carlos Rodríguez, ex asesor de Milei y hoy un crítico de su política económica, dijo que la política que desarrolla el Banco Central junto con el Ministerio de Economía se parecía a la de finales de la convertibilidad, cuando se dolarizaban pesos sin respaldo. Respecto de la compra de dólares por parte del gobierno para pagar el vencimiento del próximo jueves, dijo que esto es un sinsentido ya que la autoridad monetaria tiene reservas negativas. “El BCRA (…) vendió los dólares que no tiene. Así cualquiera puede fabricar dólares: se vende lo que no se tiene y el comprador lo contabiliza como existente”.

Cavallo advierte

El ex ministro de Economía Domingo Cavallo aseguró que el tipo de cambio está atrasado 20% y advirtió que esta apreciación del peso es «parecida» a la que existió en los años finales de la convertibilidad que provocaron su posterior caída. «Existe una apreciación real exagerada del peso que puede estimarse en alrededor del 20%. Parecida a la que existió en los tres años finales de la convertibilidad, apreciación real que llevó a una deflación muy costosa porque transformó a la recesión que se había iniciado a fines de 1998 en una verdadera depresión económica, fenómeno que comenzó a erosionar el crédito internacional del país y a alentar la salida de capitales», alertó. También desestimó la posición del presidente Javier Milei, quien defiende su modelo al asegurar que a diferencia de aquel momento, actualmente no hay déficit fiscal lo cual apuntala el esquema al no tener que emitir pesos o tomar deuda.