Las declaraciones de testigos y de funcionarios provinciales que apuntaron hacia Gendarmería echaron por tierra las hipótesis del gobierno sobre la desaparición de Maldonado y dejaron muy comprometida a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich. La dimensión del caso y su cercanía con las elecciones preocupa al macrismo que intenta un tardío control de daños.
Esta semana, luego del derrumbe de las pistas que el gobierno esperaba confirmar en la causa, en la Casa Rosada comenzaron a prepararse para que el avance del caso empeore dentro del expediente judicial que se instruye en Chubut.
En los próximos días se esperan novedades en la causa que instruye Otranto, en un frente judicial que ahora sumó dos nuevos capítulos en Buenos Aires que apuntan directamente al Ejecutivo. Se trata de la investigación por encubrimiento que inició el fiscal federal Federico Delgado y el requerimiento enviado por el fiscal nacional de investigaciones administrativas Sergio Rodríguez a la ministra Bullrich para que inicie los sumarios internos que lleva un mes sin abrir, ni notificar a ese organismo, como exige la ley.
Según consta en la causa que investiga Delgado, alrededor de la desaparición de Maldonado existiría un «pacto de silencio» de los funcionarios nacionales que buscan «deslindarse de toda responsabilidad, generando una campaña de desinformación, en descalificable alianza con los medios masivos de comunicación social».
A principios de la semana y luego de las declaraciones de testigos que vincularon a la Gendarmería con la desaparición del joven, Bullrich fue removida de la escena y su par de Justicia, Germán Garavano, y el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, quedaron a cargo de la comunicación del caso.
Pocas horas antes se había caído la pista, sembrada por el oficialismo, sobre la participación de Maldonado en un enfrentamiento con un puestero de la zona, quien había herido a uno de sus atacantes. Pero las pericias demostraron que el ADN del herido no era el del joven tatuador.
Con el caso en tapa de varios medios internacionales, el gobierno intentó con esquiva suerte influir en la agenda del caso. Para eso organizó un encuentro con algunos corresponsales extranjeros y acreditados en la Casa Rosada, en el que participaron dos diarios y agencias de noticias. Los medios extranjeros fueron hasta ahora muy críticos del accionar del macrismo en el caso y nada hace parecer que en los próximos días haya posiciones más cercanas a los deseos del oficialismo.
Por lo pronto desde Casa Rosada intentan conocer el impacto que el caso tiene en la opinión pública argentina, en donde más de dos tercios de la población estaría al tanto de la desaparición del joven. Los esfuerzos del macrismo están centrados en determinar a quién responsabilizan los ciudadanos. Sobre todo buscan saber cuál es la posición frente a Bullrich y si el gobierno aparece como responsable del caso.
A pesar de sus constantes pasos en falso, en el macrismo aún defienden a Bullrich. «Ella está en la obligación de ser orgánica y defender la fuerza», dijeron a Tiempo desde gobierno. De todos modos algunos pusieron reparos frente a los manejos de «La Piba» y sin salir a atacarla aseguraron que «se apresuró» en desligar desde el primer día a Gendarmería del caso.
El ministro de Gobierno de Chubut, Pablo Durán, fue decisivo a la hora de volver todas las miradas sobre Pablo Noceti, jefe de Gabinete de Bullrich, quien según la explicación oficial estaba de paso por la zona el mismo día en que la Gendarmería reprimió a los mapuches y desapareció Santiago Maldonado.
El chubutense no dejó lugar a dudas cuando fue interpelado en la Legislatura provincial y señaló a Noceti como el responsable del operativo de seguridad en el Pu Lof de Cushamen. También dijo que el día anterior había participado de una reunión en Bariloche junto a su par de Río Negro y los responsables de Gendarmería, Prefectura y la Policía de Seguridad Aeroportuaria que encabezó el propio Noceti.
Hasta ahora en el macrismo prefieren no profundizar en los vidriosos vínculos de Noceti con las agencias de seguridad que tienen presencia en la zona y relaciones más que aceitadas con las fuerzas estatales. Pero el oficialismo sigue sin esgrimir una explicación solvente, o creíble, sobre el rol de Noceti durante esas jornadas, aunque hay varios testimonios en la causa que señalan su directa participación en los hechos. Se trata de la mano derecha de la ministra, que ahora se mantendrá en silencio, pero con el mismo respaldo de Macri que tuvo antes. «