Entre las tantas verdades- siempre relativas-sobre las ventajas y condicionamientos con los que comienza un nuevo gobierno, está la que afirma que el flamante presidente tiene solamente 100 días para plasmar el rumbo que le quiere dar al país. Luego, supuestamente, todo se vuelve más difícil porque se termina la “luna de miel”, el tiempo de gracia que la sociedad le da a un Ejecutivo que recién inicia, un lapso de comprensión en el que la población le tiene “paciencia” a los nuevos habitantes del poder político. Otro elemento habitual en este período es la apelación a la “herencia recibida”.

Todo ejecutivo nuevo utiliza este recurso. En muchos casos está sobradamente justificado y en otros podría ser discutible la veracidad de la descripción de la situación con la que se asume. Es, sin embargo, una herramienta discursiva a la que no renuncia ninguna gestión en sus primeros tiempos. La situación que dejan los cuatro años de mandato de Mauricio Macri es de una enorme gravedad. No es necesario en estas líneas volver a mencionar las cifras de pobreza, desempleo, endeudamiento total y particularmente en dólares, que es el más difícil de manejar y el que más limitaciones políticas impone. Este contexto dispara una pregunta: el Frente de Todos, ¿tiene margen para una luna de miel o las expectativas de la población son de que haya resultados inmediatos en el plano de su economía diaria?

“La percepción general es dual”, dijo el sociólogo Carlos De Angelis, coordinador de Observatorio de Opinión Pública de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. “La gente entiende que la situación está complicada, pero cada uno quiere resolver lo suyo de inmediato. Si en la era Macri se perdieron más de 20 puntos de poder adquisitivo del salario, en promedio, las personas con trabajo formal lo quieren recuperar rápido. Todo el mundo entiende los problemas. Nadie cree que las cosas están bien, pero cada uno dice: ‘lo mío’ dámelo ya”.

Para el sociólogo, esta dualidad “genera incertidumbre”. “Se puede hacer un acuerdo con los sindicatos para que no haya medidas de fuerza al principio del gobierno, pero son las bases las que van a reclamar. Esta caída general tiene arrastrándose desde abril de 2018, cuando se produjo la primera gran devaluación y desbocó la inflación”.

Al hacer una comparación con el clima de opinión pública recibido por Macri a finales de 2015, De Angelis sostuvo: “El período de gracia para Cambiemos fue mucho más largo. Duró casi dos años. Eso fue porque la situación económica de la población era bastante mejor. No tiene nada que ver con la gravedad de ahora”.

El director de la consultora Ceop, Roberto Bacman, comenzó su análisis tomando como punto de partida para contrastar el inicio del mandato de Eduardo Duhalde, el 2 de enero de 2002, cuando fue nombrado presidente por el Congreso luego de la renuncia de Fernando de la Rúa. “La situación de hoy es más compleja en algunos aspectos. A Duhalde le estaba todo permitido por el contexto que recibía”.

“Y en comparación con el momento en que arrancó Macri -agregó Bacman- es mucho más difícil. Él (Macri) había realizado enormes promesas y eso iba a producir una desilusión, pero la situación económica daba margen para que la sociedad le diera tiempo para cumplir lo que había dicho”.

El sociólogo puso sobre el tapete también algunas de las fortalezas que a su criterio tiene el presidente electo para los primeros meses de mandato. “Alberto (Fernández) sacó casi el 50% de los votos. Ganó cómodo en primera vuelta. Esa gente que lo votó le va a dar una luna de miel. Hay un 40%, por otra parte, que optó por Macri a pesar del mal gobierno. Son votos mayormente motorizados por rechazo al peronismo. Va a ser una luna de miel con muchos condicionamientos y Fernández lo sabe”. “Necesita producir cambios en la vida cotidiana de la población en los primeros 100 días”, remarcó el director de Ceop, apegándose a la definición cuyo autor intelectual, según los historiadores norteamericanos, fue el ex presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt.

“No va a ser fácil-destacó Bacman-. Mucha gente está esperando que la Argentina cambie. La verdad es que la población quiere llegar a fin de mes, poder pagar las cuentas. No es mucho más que eso, pero con la situación que deja Macri no es fácil de lograr. Porque la peor herencia que deja Cambiemos es la deuda interna, más que la externa”.

Una de las recesiones más largas de la historia 


El director de la consultora Synopsis, el politólogo Lucas Romero, al ser consultado sobre el margen de “tolerancia” que la población tendrá con el gobierno de Alberto Fernández para que comience a haber resultados, especialmente en el terreno de la economía cotidiana, destacó que la Argentina “está viviendo uno de los procesos recesivos más largos de su historia” “Hasta ahora son 22 meses consecutivos en que cae de modo sostenido el salario real y cuando lleguemos a fin de año van a ser dos años seguidos. Esto implica que todos los meses la mayoría de la sociedad pierde calidad de vida. Es algo que excede a Alberto Fernández, pero lo condiciona”.

Con este panorama, el consultor señaló: “El desafío es muy grande”. “En comparación con lo que recibió (Mauricio) Macri en 2015, la situación es de mucho menos margen de tiempo para dar respuestas. Eso le mete presión al esquema político. Los dos factores que explican la última elección son la situación económica y la unidad del peronismo. Alberto necesita resultados económicos porque eso también lo ayudará a mantener unida la coalición peronista que es muy heterogénea”.

Otro elemento que puso sobre el tapete el politólogo, y que complejiza el panorama, son las expectativas de la opinión pública respecto del año que viene. “La mayoría de la población tiene una visión positiva sobre el futuro. Son más los que creen que el año que viene va a ser mejor que este. Y cuando se miran los pronósticos de los economistas, los datos no son tan promisorios, consideran que el habrá una inflación del 40%. Es menos que este año pero igual es alta. No sé si la gente está preparada para eso”.