“Jamás interrumpas a tu enemigo mientras se está equivocando”. La máxima napoleónica se escucha una y otra vez en los despachos más importantes de la casa de gobierno, donde nadie intenta disimular el disfrute. En tanto que la agenda mediática siga imantada a la denuncia que involucra a Alberto Fernández, el gobierno intentará algo inédito: pasar desapercibido.

En el gobierno miran con cautela el escándalo que supuso la denuncia y la filtración de videos íntimos, que arrasaron con la imagen del exlíder del Frente de Todos, y se empeñan en no dar ningún paso en falso para evitar que la agenda vuelva a posarse sobre la gestión libertaria. En este marco, un miembro del gabinete reconoció a Tiempo que desde la cúpula del gobierno se extendió la orden de concentrarse en el trabajo y no levantar el perfil.

La primera muestra se dio con la decisión de suspender el acto en provincia de Buenos Aires, previsto para el 20 de este mes. El encuentro, cancelado esta semana, tenía la intención de oficializar a José Luis Espert y Patricia Bullrich como figuras de La Libertad Avanza. Además, Sebastián Pareja, armador político del presidente y hombre de Karina, aspiraba a dar una contundente muestra de fuerza en territorio enemigo y marcarle la cancha a Mauricio Macri, quien retomó su agenda política en las últimas semanas, y aspira volver a posicionar al PRO en los principales bastiones electorales.

Este presente, además, habilitó en el gobierno una serie de especulaciones sobre el futuro del justicialismo y las próximas rondas electorales. Una de las figuras más cercanas al presidente, que se permitió configurar posibles escenarios, cree que en uno el peronismo podría pasar “al ostracismo” por los próximos diez años. “Como le pasó al radicalismo después del 2001”, ilustró ante Tiempo la fuente.

Para las primeras líneas del oficialismo, otro de los posibles futuros del justicialismo es una mayor atomización del movimiento. Según analizan en un importante despacho, la desesperación por separarse del escándalo del expresidente, e incluso de la figura de Cristina Fernández de Kirchner, habilitará una diáspora de dirigentes que estarán acéfalos de liderazgos.

En tanto, insisten en Balcarce 50, esta dispersión del peronismo habilitaría un amplio abanico de candidaturas, que no traccionarían votos, y le permitirían al oficialismo ganar con mayor soltura. “La única que tracciona 35 o 40 puntos es Cristina y ella ya avisó que no va a jugar. (Axel) Kicillof no tiene votos propios y los gobernadores no convocan. Todo esto lo único que hace es favorecernos a nosotros”, se entusiasman en gobierno.

Es en este asequible escenario de aparente devastación del peronismo que el gobierno estaría dispuesto a abrir las puertas de las fuerzas del cielo y recibir a los huérfanos para conformar así un nuevo espacio de centro derecha que aglutine a espacios no kirchneristas. Para ello, y según se lo hizo saber el propio Javier Milei a Mauricio Macri en la cena que compartieron este lunes en Olivos, los armadores del gobierno reiniciaron las conversaciones con los ex Juntos por el Cambio. De esta forma, los libertarios apuestan por acaparar a las principales figuras de la extinta coalición de cara al próximo año, tal como hicieron con su electorado en las elecciones de 2023.

A pesar de no cortar la soga de la hecatombe del peronismo, puertas adentro el gobierno intenta hacer pie en sus propias internas. Este viernes, en un confuso episodio de aparente desorganización, el acto de reconocimiento de las cúpulas militares que iba a reencontrar a Milei y Victoria Villarruel no terminó con final feliz. A pesar de haberse anunciado lo contrario durante toda la jornada, la vicepresidenta no participó del acto junto al presidente, lo que destapó nuevamente la olla a presión de una interna indisimulable.

Según acusan desde el círculo íntimo de Villarruel, la invitación formal al evento nunca fue entregada. Del lado del presidente, en tanto, se excusan y advierten que todos los funcionarios que quisieran podían participar del convite sin necesidad de ser formalmente invitados. En el Senado reprochan y lejos de bajar la tensión, la redoblan. “Los que dicen defender la institucionalidad son los que atentan contra ella”, dijeron a Tiempo cerca de la vice.

Ninguna de las dos arcas del Ejecutivo se esfuerzan en seguir ocultando la pésima relación entre los compañeros de fórmula. Aunque se respetan en la institucionalidad, y se entienden como un mal necesario para la supervivencia política del otro hasta 2027, en el gobierno se apuran a avisar que Villarruel no sería elegida nuevamente como compañera de fórmula en una eventual carrera por la reelección.

Esta semana, después de varias especulaciones, el gobierno echó al secretario de Culto, Francisco Sánchez. El exdiputado nacional se puso en la cuerda floja al declararse abiertamente contra la ley de divorcio vincular y el matrimonio igualitario, pero fue el ¿descuido? de organizar una visita presidencial a la mezquita ubicada en Palermo en medio del conflicto entre Israel y Palestina lo que detonó la paciencia del triángulo de hierro.

El neuquino será reemplazado por Nahuel Sotelo, diputado provincial, líder de la agrupación «La Julio Argentino» y deambulante habitual de la casa de gobierno. El joven de 29 años tiene un estrecho vínculo con el asesor presidencial Santiago Caputo, quien lo designó como su apoderado en la legislatura bonaerense. Una vez designado en su nuevo cargo, Sotelo hará entrega de los atributos a su compañero de banca, Agustín Romo.

En tanto, un error administrativo de los últimos días sumó un nuevo capítulo en la guerra fría que la cúpula del gobierno mantiene con el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo. El decreto 718/2024, publicado el 9 de agosto pasado, disponía la venta de las centrales hidroeléctricas, un error no forzado que desde el gobierno se encargaron de aclarar es que se trata de una concesión y no la venta de las mismas.

El desacierto sintáctico implicó una fuerte conmoción en Casa Rosada. El círculo íntimo del presidente, que desde enero suma descontentos con el secretario, entiende que este último paso en falso podría allanar el camino a la salida del hombre que aterrizó en las filas libertarias gracias al eyectado Nicolás Posse. «