El 27 de octubre habrá elecciones presidenciales y el vencedor asumirá la primera magistratura el 1° de marzo del 2025. Todas las consultoras uruguayas confiables coinciden en asegurar que las encuestas hacen perfilar a Yamandú Ramón Antonio Orsi Martínez, como el precandidato con más posibilidades de convertirse en el nuevo presidente de la República Oriental del Uruguay. Según los sondeos, el Frente Amplio al que pertenece tiene una ventaja de al menos 7 puntos sobre el Partido Nacional y sus socios de derecha, que gobierna el país mediante la gestión de Luis Lacalle Pou. Lo que significaría, si se confirma la tendencia, que la alianza progresista y de izquierda podría retornar al gobierno, como cuando Tabaré Vázquez (2005-2010 y 2015-2020) y José Pepe Mujica (2010-2015) ocuparon la presidencia de la República.

Orsi, hijo de campesinos, tiene 56 años y fue senador e intendente de Canelones: con el aval del Movimiento de Participación Popular (MPP), que lidera el Pepe Mujica, tiene una intención de voto de más de la mitad de los afiliados del Frente Amplio, por sobre Ana Carolina Cosse Garrido que sumaría menos del 40% y de Andrés Pablo Lima Proserpio, quien apenas sumaría alrededor del 5% de las preferencias partidarias. Los tres renunciaron a sus cargos de las intendencias de Canelones, Montevideo y Salto, respectivamente, para dedicarse a la campaña. El senador Mario Bergara declinaría su precandidatura.

Falta un mes y medio para el 30 de junio cuando se realizarán las internas orientales. Más claro es el panorama en el partido Nacional (Blanco), cuyo principal referente actual es el presidente Lacalle Pou. Pero la constitución uruguaya no permite la reelección y el candidato sería el veterinario Álvaro Luis Delgado ya que día a día amplía su ventaja sobre la economista Laura Raffo, de tendencias neoliberal claramente más pronunciada que la de su contrincante.

Delgado, exsenador y ex secretario general de la presidencia de Lacalle Pou, además de ser su mano derecha desde antes de llegar a la Torre Ejecutiva, la sede presidencial, en las últimas horas lanzó un spot publicitario que generó la ira de la oposición, ya que lo considera como publicidad de campaña y eso está prohibido hasta un mes antes de las elecciones. Pero incluso los propios socios del gobierno, como el exmilitar Guido Manini Ríos, pusieron el grito en el cielo por el “despilfarro” que significa adelantar y “estirar” aún más la campaña electoral, fuera de los términos establecidos.

Manini Ríos será candidato por el partido que él mismo creó para aglutinar la derecha nacionalista y conservadora del Uruguay: pero el electorado que lo siguió en las elecciones pasadas le quitó la confianza cuando, Irene Moreira, su propia mujer, debió renunciar a su cargo de ministra de Vivienda, luego que fuera acusada de la adjudicación irregular de inmuebles en su cartera. También serían precandidatos Robert Silva y Pedro Bordaberry, de una histórica familia del muy devaluado Partido Colorado. Pero es muy probable que esas agrupaciones y también las menores Partido de la Gente y el Independiente acaben por apoyar directamente a Delgado: en 2019 fueron independientemente a la primera vuelta y luego conformaron una alianza para el triunfo en el balotaje, pero la llamada Multicolor fue en los hechos absorbida por el posterior gobierno blanco.

En Uruguay, casi como una muestra de la influencia de Javier Milei, surgió el dirigente Nelson Petkovich y su flamante Partido Libertario, pero su impacto, al menos por el momento, es muy menor, a pesar de las estridentes declaraciones del dirigente.

Por lo tanto se descuenta que en las presidenciales la puja concreta será entre Yamandú Orsi y Álvaro Delgado. Y aunque restan aún más de cinco meses para los sufragios, por el momento, los sondeos lo ubican mejor al candidato frenteamplista,

Cuatro sufragios o sólo tres

El 30 de junio se inicia en Uruguay un proceso electoral que consta de cuatro hitos centrales: ese domingo se realizarán las internas partidarias, que no son como las PASO argentinas, en principio, porque no son obligatorias, y aunque tengan una muy antigua tradición en la democracia uruguaya, incluso cuando se votaba mediante el modelo de lemas, suele haber una baja participación del electorado, alrededor del 50 por ciento.

Los candidatos más votados luego irán a las presidenciales del 27 de octubre, también domingo y si ninguno llegara a la mitad más uno de los votos, los dos vencedores pasarán a la segunda vuelta prevista para el 24 de noviembre.

En la primera vuelta también se renueva la totalidad del parlamento oriental, ya que el sistema electoral uruguayo no prevé elecciones de medio término, como en la Argentina, por ejemplo. Por otra parte, recién en mayo, el 11, también un domingo, se realizará el cuarto sufragio de este proceso: los 2,5 millones de ciudadanos de una población de aproximadamente 3,4 millones tendrán la obligación de elegir nueva conducción de los 15 departamentos en que se divide el Uruguay. En 2019, las últimas elecciones, 12 de ellos quedaron para la alianza de gobierno (11 blancos y uno colorado). Pero los tres del Frente Amplio tienen singular gravitación: Montevideo (el distrito donde vive más de la mitad del electorado), Canelones (el segundo en ese ranking) y Salto. De ellos tres salieron los tres candidatos del FA.