El Fondo Monetario Internacional le pidió al gobierno argentino “un conjunto consistente de políticas fiscales, monetarias y cambiarias” como condición para celebrar un nuevo acuerdo, mientras que lo exhortó a “impulsar reformas que mejoren el crecimiento”.

La petición fue formulada por Julie Kozack, vocera de la entidad, en una conferencia de prensa brindada este jueves en Washington. Fue la primera declaración formal de la entidad luego del breve comunicado en el que se daba cuenta de la finalización de la misión técnica que recaló en Buenos Aires la semana pasada.

Consustanciada con el empalagoso lenguaje diplomático que predomina en estos niveles, Kozack celebró “el tremendo progreso de Argentina en la reducción de la inflación, la estabilización de la economía, el regreso al crecimiento y el hecho de que la pobreza finalmente comience a disminuir”, palabras casi calcadas a las que la directora del Fondo, Kristalina Georgieva, le dijo al presidente Javier Milei en su encuentro en Washington de hace 15 días.

Sobre el nuevo acuerdo, la funcionaria dijo que “las discusiones continúan y ha habido buenos avances hasta ahora; queremos asegurarnos de que haya espacio para que el personal (técnico) y las autoridades continúen estas discusiones constructivas”.

Pero la representante del organismo fue enfática al decir que “para sostener los avances iniciales, existe un reconocimiento compartido entre el staff del Fondo y las autoridades argentinas sobre la necesidad de continuar adoptando un conjunto consistente de políticas fiscales, monetarias y cambiarias al tiempo que se impulsan reformas que mejoren el crecimiento”.

La consistencia reclamada choca de frente con las objeciones que la mayoría de los economistas (incluidos los del FMI) realizan a la escasa capacidad del gobierno argentino para acumular divisas, uno de los ejes principales de los reclamos de la entidad. Los dólares son imprescindibles para pagar los abultados vencimientos de este año y levantar el cepo cambiario. El FMI quiere ver un gesto claro del gobierno en ese sentido antes de aportar dinero propio para esos objetivos.

Caputo habló

A pesar de la incompatibilidad entre esa meta, la reducción al 1% mensual del crawling peg (el ritmo de microdevaluaciones que habilita el Banco Central) y el “blend” que permite a los exportadores liquidar el 20% de sus ventas por fuera del mercado oficial, el gobierno no da señales de cambiar de plan. Por ahora, la prioridad es planchar la inflación en el rango de 1% a 2% mensual. Y más allá del dogma libertario (“la inflación es siempre y en todo momento un fenómeno monetario”), en la práctica el ministro de Economía, Luis Caputo, se aferra al dólar barato para evitar que se le escapen los precios.

En las últimas horas, Caputo desmintió que el potencial acuerdo con el FMI implique una devaluación y que los fondos que aportaría la entidad permitan levantar el cepo de inmediato. “No va a haber ninguna devaluación por el acuerdo con el Fondo”, dijo el ministro en una entrevista televisiva. ”Tampoco implica que una vez hecho el acuerdo se sale de las restricciones cambiarias al día siguiente”, agregó.

La explicación oficial es que los dólares que podría girar el FMI servirán para recapitalizar el Banco Central. Como explicó Tiempo, las estimaciones privadas señalan que el BCRA tiene reservas negativas netas de hasta U$S 10.000 millones. La cifra varía según se incluyan o no los Bopreales (bonos en dólares emitidos por la entidad para que los importadores puedan saldar sus deudas comerciales) y las tenencias de oro que fueron enviadas al exterior, supuestamente como garantía de un préstamo privado, en una operación bastante poco clara.

Como si fuera poco, esta semana hubo un nuevo pago al FMI en concepto de intereses trimestrales: fueron U$S 650 millones. Según un reciente informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), aun a pesar de la reciente baja en los intereses que dispuso el Fondo, la Argentina todavía debe abonar U$S 13.781 millones por ese concepto hasta el año 2034, cuando está prevista la cancelación total de la deuda que tomó Mauricio Macri en 2018. Si el acuerdo que negocian Javier Milei y Luis Caputo incluye más desembolsos, el total de intereses a devolver también crecerá.