Habían pasado apenas unos meses de la muerte de Julio Grondona cuando Claudio «Chiqui» Tapia publicó en su cuenta de Twitter: «Hoy en el Mangrullo los esperamos a todos los que se identifican con los lineamientos de nuestro querido ex Presidente Julio H. Grondona.» Pasarán 841 días entre aquel 9 de diciembre de 2014 y el próximo 29 de marzo, momento en el que el ex barrendero y actual vicepresidente del CEAMSE será elegido como nuevo presidente de la AFA. No es antojadizo unir a Tapia con Grondona. Hinchas y socios de Boca e Independiente, respectivamente, ambos usaron como plataforma política (y familiar) a clubes chicos como Barracas Central y Arsenal. En la intersección de Olavarría y Luna se levanta el estadio Claudio «Chiqui» Tapia, en homenaje al exdelantero de Barracas. Desde antes de su muerte, la cancha de Arsenal también lleva el nombre del exfutbolista Grondona, que además tiene una calle lindera.
Pero no solo son coincidencias biográficas. Chiqui, viejo armador del Ascenso durante el apogeo del grondonismo, aprendió a construir del mismo modo que Don Julio. Y ese fue su atajo a la presidencia de la AFA. «Las diferencias son enormes porque gestiones como la de Grondona ya no se pueden dar. Ha quedado en desuso: hay otro estatuto, todos los cargos son electivos, hay una tribuna de ética, un tribunal de cuentas. Pero sí es cierto -explica Damián Dupiellet- que hay muchos puntos de contacto entre Julio y Chiqui: los dos se formaron en clubes humildes y, sobre todo, los dos son grandes referentes. El dirigente de Primera administra recursos, el de Ascenso los debe generar. Saben lo que es ir a vender una rifa para pagar un tractor. Dupeillet, hombre fuerte del fútbol playa, expresidente de Ituzaingó, fue el último presidente de la AFA antes de que el gobierno de Mauricio Macri colocara su Comité de Regularización con Armando Pérez a la cabeza.
Tapia, a fuerza de presencia, consenso y voluntad terminó por torcerle el brazo a Macri, que perdió la pulseada para hacerle lugar a los CEO y empresarios para así desplazar a los desprestigiados dirigentes de fútbol, salpicados por la herencia grondonista y el FIFAgate. Los papelones del Comité de Regularización sirvieron para lavar esas manchas. Ni Armando Pérez, ni Javier Medín ni Fernando Marín lograron introducir la figura de las sociedades anónimas en el fútbol. Y la construcción de Tapia fue titánica: con Daniel Ferreiro, vicepresidente de Chicago, y Pablo Toviggino, presidente del Consejo Federal, vice de Barracas Central y miembro del Comité de Regularización, militaron la candidatura de Tapia entre todos los clubes del Interior y el Ascenso. Ese armado hizo carne el lema #AscensoUnido.
Durante el 2016 fueron pioneros en hacerle un paro al gobierno de Cambiemos. Ahora, con el bastón de poder a la vuelta de la esquina, buscaron boicotear la medida de fuerza de Futbolistas Argentinos Agremiados. Tapia, Ferreiro y Toviggino giraron por todo el país en busca de apoyo: pasaron por Rosario, Santa Fe, por el Congreso del Consejo Federal de Fútbol en Salta y también armaron la «Cumbre de San Juan», donde se comprometieron a juntar los 45 votos de la asamblea que, según el viejo estatuto, correspondían al Ascenso y al Interior.
Alguien que conoció bien a Grondona y ahora sigue en la cocina de la AFA grafica la similitud entre ambos: «Vos lo llamás a las 3 de la mañana porque te peleaste con el comisario de la zona o porque te quieren suspender el estadio y Chiqui se acerca a tu cancha y te lo soluciona. Llama, se preocupa y lo resuelve. En cambio, Tinelli arma una reunión, te vende una idea y después desaparece 15 días porque se fue de vacaciones con su familia.» Esa actitud proactiva también le sirvió a Tapia para ganarse la confianza de los protagonistas. En los últimos dos años de Selección ni Víctor Blanco ni Jorge Miadosqui, que llevaron el cargo de director de Selecciones Nacionales, tuvieron más peso que el Chiqui, que fue la referencia para los futbolistas y los entrenadores cada vez que tenían una necesidad desde que murió Grondona hasta la fecha. Gerardo Martino, de hecho, le anunció su renuncia a Tapia. Y también hizo público su agradecimiento. El futuro mandatario de la AFA también suele mostrar como trofeo sus fotos con Diego Maradona y Carlos Tevez, a quienes considera amigos.
A comienzos de este año, el presidente de Racing, Víctor Blanco, le tiró dos paladas de tierra a la carrera presidencial de Tapia: «Nadie se va a sentar con un presidente que ponga el Ascenso.» Su voz parecía representar a la mayoría de los dirigentes de Primera. Dos meses después, Blanco aparece como futuro secretario en la lista del Chiqui. Para explicar ese cambio de parecer hay que mirar a los dos vicepresidentes de esa misma lista: Daniel Angelici y Hugo Moyano. A principios de enero, durante los festejos del cumpleaños del actual presidente de Independiente y ex líder de la CGT, en Mar del Plata, Angelici, Moyano y Tapia sellaron el pacto en un almuerzo. Al Tano le tocó hacerle entender a Macri que, en este escenario, no había mejor opción que por fin lograr que la AFA tenga un presidente electo y que el único candidato posible era el yerno de Moyano. Lo mismo les repitió a los demás clubes de Primera, al punto que Huracán, Racing y Lanús, entre otros, pasaron a ser aliados.
«Lamento que muchos dirigentes con los que hablábamos sobre la necesidad de buscar otro camino hoy estén integrados al armado de Angelici. Esto es una continuidad. Son los que hicieron trampa con el 38-38 y que provocaron este campeonato de 30 equipos. Tapia no está el frente de un cambio, es más de lo mismo. Lo peor del grondonismo se ve sin Grondona. Es peor porque Grondona ya no está, pero seguimos igual», analiza Raúl Gámez, presidente de Vélez, uno de los principales opositores a Grondona (y a Macri) durante la década del ’90. San Lorenzo, con Marcelo Tinelli, y River, con Rodolfo D’Onofrio, fueron dos de los pesos pesados que no fueron seducidos por la persuación de Angelici. La última semana arrancó con la posibilidad de que ese sector presente una lista que se enfrente a la de Tapia. Una vez más, los tiempos del fútbol no fueron los de Tinelli: venció el plazo de la presentación de listas y la única que recibió la IGJ fue la de Los Chalchaleros. La Superliga que comenzará en agosto, en otra jugada grondonista, será la prebenda que entregaría el oficalismo para dejar conforme a San Lorenzo, River, Estudiantes y compañía. Porque para mandar también hay que repartir, ese era uno de los lineamientos de Julio Humberto Grondona.