Albertina Carri estrenó su quinto film, Cuatreros. Como no podía ser de otro modo, se metió con la historia de su padre Roberto (referente ineludible de la intelectualidad latinoamericana): detenido desaparecido junto con su mujer y madre de Agustina, Ana María Caruso.
Desde febrero de 1977, cuando tenía cuatro años, la vida de la cineasta está signada por la ausencia de sus padres. Apenas terminada la secundaria y ya como estudiante de cine, Albertina Carri comenzó a escuchar de familiares y allegados que tenía que hacer una película sobre Isidro Velázquez, el cuatrero que su padre inmortalizó en el gran ensayo sociológico Isidro Velázquez. Formas prerrevolucionarias de la violencia.
A mí me gusta describirla como una película ensayo, que es un género que no existe -dice Albertina sobre el film al que la crítica define como inclasificable-. La inscribiría dentro de esa lógica: es una película narrativa, es documental pero también es ficción, está hecha toda con archivos; es un viaje, yo también la describo como una road movie.
El viaje es más bien personal: desde hace cinco años Carri intenta de distintos modos, que incluyen guiones completos y la búsqueda del film Los Velázquez (1972), de Pablo Szir -director de cine compañero de militancia de Roberto que fue secuestrado en 1976-, realizar una película más cercana a la convención cinematográfica. De esa búsqueda de archivos para recrear el ambiente de la época en la que fue escrito el libro, quedó un montón de material que trabajado con la técnica del metraje encontrado (found footage en inglés, y que consiste en la reutilización de ese material para resignificarlo), da un film poderoso.
En general uso un material más de noticiero o de películas perdidas en el tiempo, que circulaban en los 60, 70, y algo en los 80; quería recrear ese imaginario. Todo eso con un texto en off leído por la misma Albertina que mezcla y yuxtapone temas, sintaxis y texturas sonoras sin distinción de jerarquía. El comentario que he recibido es que la película deja resaca, te vas a dormir y te vuelve algo del texto. Creo que tiene que ver con el modo que está narrada; es intensa, diría, porque estar dentro de la cabeza de alguien lo es, define lo que significó para ella hacer el film.
Sí, la verdad estoy muy contenta con la película que finalmente hice. Llevó tantos años, tuvo tantos intentos intermedios, tantas instancias para que fuera posible, que sí, estoy muy contenta: es una película de una búsqueda ética, estética, política y afectiva en la que me siento muy identificada. «