El funcionario porteño que tiene a cargo la urbanización del Barrio 31 aseguró que cuenta con “la mejor red de agua potable de cualquier barrio vulnerable de la Argentina” después de que transcurrieran 12 días sin acceso a la red. Se trata de Diego Fernández, quien quedó en el foco de la tormenta luego de que en el Padre Mugica se registraran 913 contagios. La frase fue pronunciada la semana pasada durante una reunión informativa de la Comisión de vivienda de la legislatura porteña, pero volvió a tomar relevancia tras la muerte de dos referentes sociales del barrio a causa del coronavirus.

Ramona Medina, de La Garganta Poderosa y Víctor Giracoy que desde hace 25 años se ocupaba del comedor Estrella de Belén murieron este fin de semana. Medina había denunciado el 3 de mayo pasado la falta de agua en el barrio desde hacía ocho días.

María Bielli del Frente de Todos y Gabriel Solano, del Partido Obrero, habían cuestionado la ausencia de respuestas del gobierno frente a la falta de agua en el barrio. En su primera intervención en la reunión Fernández ponderó las obras realizadas por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta en el barrio.

“El Barrio 31 tiene la mejor red de agua potable de cualquier barrio vulnerable de la Argentina, este es un dato objetivo de la realidad. Si alguno cree que hay un barrio vulnerable con mejor red, yo le pido que me lo señale y lo comparamos”, chapeó Fernández.

 

El Secretario de Integración Social llegó al gobierno porteño en 2010 de la mano de Esteban Bullrich. En su cuenta de Linkedin se proclama creador del G25, una fundación del PRO que sirvió para reclutar empresarios del sector privado y llevarlos al mundo de lo público, además de conseguir aportes que luego destinan a acciones políticas.

Antes había desarrollado la exclusiva cadena de sushi Dashi y, en paralelo, una de las heladerías más conocidas de Buenos Aires.

“En los últimos 4 años el Gobierno de la Ciudad hizo 17 km de infraestructura, en primer lugar el desagüe cloacal y luego los pluviales. Antes estaban juntos y eso era un peligro sanitario. Hoy todo el barrio tiene desagües cloacales y pluviales independiente”, dijo Fernández sobre las obras realizadas por la Ciudad en el Barrio 31.

“Había problemas de presión porque no había capacidad suficiente en los caños. Los ocho días que tuvimos reclamos fue porque no había presión de agua por la rotura de la planta San Martín. Pasamos de tener 40 pedidos de agua por día a 700 y 800 pedidos cuando fue el pico”, agregó.

Cuando transcurría la reunión vía Zoom, uno de los participantes relativizó la veracidad de las palabras de Fernández. “Mientras usted decía que había agua en todas las manzanas me llegaron varios mensajes de vecinos que no tienen agua”, señaló Roberto Santiago Roberto antes de leer un listado de vecinos del barrio con problemas.

Antes, Solano había apuntado contra Fernández y pedido que diera un paso al costado. “Es un problema que el gobierno llame a los vecinos a lavarse las manos y no les dé agua. El funcionario debería renunciar. El informe no refleja la gravedad de la situación que se vive en el Barrio 31”, señaló.

Desde Aysa deslindaron responsabilidades y aclararon que la compañía había cumplido en llevar la distribución de agua hasta la entrada del barrio. «Nos juntamos mucho con el Gobierno de la Ciudad en estos cuatro meses y nunca nos hablaron del empalme de la Villa 31. Sí nos hablaron del bajo costanera para los edificios que están construyendo sus amigos”, rechazó Malena Galmarini, titular de la empresa, en una entrevista radial con Pasaron Cosas.