En camino de consolidar su gobierno, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, avanza hacia su nueva ambición; una consulta popular que, considera, afianzará su gestión y posibilitará su lanzamiento a la reelección en 2025, cuando se cumplan los dos años de su mandato, electo para completar lo que restaba al saliente Guillermo Lasso.
Ya alejó de toda incidencia en el poder a su vicepresidenta, Verónica Abad, a quien envió a un “exilio” formalizado a Israel. Además de haber tenido manifestaciones contrarias a la plataforma del joven empresario bananero, la dirigente ultraconservadora suponía un obstáculo a posibles alianzas, como la establecida con el correísmo a principios de la gestión, que posibilitó el nombramiento consensuado del presidente de la Asamblea Nacional. Esta última semana, Noboa reemplazó a cuatro gobernadores de provincias, que a diferencia del prefecto, que es quien gobierna en la provincia elegido por el voto, cumple la función de representar al Ejecutivo en el distrito. Con otros dos nombramientos, se aseguró elegir a quienes respondan a su plan de atacar el que es tomado por el problema más crítico que enfrenta el país: el crimen organizado. De los 20 nombrados hasta ahora, la mayoría tiene un paso por las filas militares y policiales. Esto es clave si se tiene en cuenta que las función del gobernador está relacionada con el orden público, requerir la fuerza pública en caso de ser necesario; prevenir los conflictos sociales y además nombrar a los intendentes de Policía y jefes políticos de la fuerza.
El presidente le puso fecha a la consulta popular con la que pretende reformas en cuestiones operativas de las Fuerzas Armadas, en el sector judicial y en materia de empleo y situación social. «Ahora mismo estamos con expertos y en una activa conversación con la Corte Constitucional para poder sacarla adelante», dijo el mandatario en rueda de prensa este viernes en Guayas.
La consulta, uno de los ejes de campaña que prometió realizar en los primeros 100 días de su Gobierno, se hará entre la última semana de febrero y primera de marzo de 2024. Si bien no se conocen los detalles, Noboa adelantó que podría tener entre 12 y 14 preguntas. Noboa pretende con eso plebiscitar su temprana gestión, algo repetido por varios presidentes en los últimos tiempos, y evaluar así su carrera a una posible reelección, en 2025, como evalúan en conjunto los medios del Ecuador.
Tampoco se conoce en detalle cuál es el propósito de su reforma judicial. Por lo pronto, no parece dispuesto a enfrentarse a los principales protagonistas del sector. En estos días, la Fiscal General Diana Salazar dio un nuevo impulso a lo que se llama la causa “Metástasis”, que investiga la supuesta penetración de grupos narcos en el tejido estatal. Salazar ha sido ariete en la persecución judicial contra el expresidente Rafael Correa y los dirigentes de su espacio. Justamente, la bancada de Revolución Ciudadana, con mayoría en la Asamblea, está promoviendo su juicio político, cosa que el presidente rechazó hace varios días al anunciar que la bancada de su partido ADN no lo apoyará.
Esto demuestra también que las alianzas tendrán carácter coyuntural y no programático, como denunciaba la vicepresidenta Abad como uno de los elementos de ruptura. Días previos a su salida del país, acusaba a Noboa de «acordar con quienes han llevado al país a la oscuridad» y de sentarse a negociar con quienes buscan la impunidad, refiriéndose al pacto legislativo con el correísmo.
Instalada en la embajada de Ecuador en Tel Aviv, desde el 8 de diciembre, la vicepresidenta cumple las funciones de “trabajar por la paz” en esa región, encomendadas por el presidente y a tono con los intereses manifestados por la propia Abad, pero en clara maniobra para alejarla de su gestión. La Constitución ecuatoriana en su artículo 149 establece que cuando el vice no esté reemplazando al primer mandatario debe “ejercer las funciones que ésta o éste le asigne”. Para eso, Noboa decretó un cambio de funciones específicas de la vicepresidencia. Abad denunció que la mandaban “a morir a la guerra”. La última publicación en su cuenta de X fue un video grabado el viernes en Jerusalem, según dijo minutos después de haber sido “bombardeada por Hamas”.
El distanciamiento entre Noboa y Abad se profundizó en la campaña, con declaraciones en contra de las políticas de género. Pero los propios consultores cercanos a Noboa consideran que su incorporación en el binomio fue “apresurada”. Su perfil conservador la ha llevado a manifestaciones contra la educación y salud públicas, y se menciona su acercamiento a la ultraderechista español Vox y a seguidores de Jair Bolsonaro y Donald Trump. En sus redes muestra fotos con el salvadoreño Nair Bukele y abrazada a Victoria Villarruel, a quien felicitó por su asunción como vicepresidenta argentina.