El mes del Orgullo LGTBI+ ya pasó, pero la agenda de Diversidad Equidad e Inclusión (DEI) es tarea de todos los días. Por eso, desde Grow-género y trabajo presentamos “¿Quién puso este armario en mi oficina?”, un programa que propone trabajar esta perspectiva en las organizaciones.

Los datos son contundentes

Argentina y Latinoamérica se han abierto hace ya algunos años a la agenda de ampliación de derechos en términos de diversidad e inclusión. Países como Argentina y Chile vienen siendo punta de lanza en esta gesta de transformación, con normativas a favor del reconocimiento de la autopercepción de género (Argentina 2012, Chile 2018), de cupo laboral para personas trans y no binarias en el 1% de la planta estatal (Argentina 2021), la prohibición tanto de las mal llamadas “terapias de conversión” a personas LGTBI+ (Chile 2021) como de procedimientos quirúrgicos no consentidos a infancias y adolescencias intersex (Chile 2023).

Sin embargo, estos logros impulsados por organizaciones de la sociedad civil en conjunción con buena predisposición de los agentes gubernamentales, no se traduce aún en una mejora de la calidad de vida de las personas de la comunidad LGTBI+ en su conjunto. Y es particularmente peor para aquellas agrupadas bajo la letra T, las personas trans, travestis y no binarias.

Según un relevamiento reciente, en Argentina la tasa de desocupación de las personas trans (10-14%) duplica la de la población general (6%). Es decir, para las personas trans y no binarias es doblemente difícil acceder a un empleo formal. Esto influye en la famosa cifra del promedio de vida de 35 años para la población argentina de mujeres trans y travestis, idéntica a la de la Edad Media.

¿Pero qué expresan estos números? Que el trabajo es un derecho fundamental para garantizar calidad de vida. Sobre todo, en una población que es expulsada de su hogar a los 13 años como es el caso de muchas personas trans y travestis, o que tiene que abrirse paso en ambientes sociales donde prima el chiste y el comentario basado en prejuicios sobre sus vivencias. Así, donde el resto de la población encuentra apoyo, sostén, herramientas, al colectivo LGTBI+ y en particular a las personas trans, como dice la cantautora travesti Susy Shock, “nos cuesta tiempo, vida”.

El rol de las organizaciones

Estos estereotipos y prejuicios no sólo afectan a las personas LGTBI+, sino que demarcan invisiblemente un ambiente que les excluye, con organizaciones poco propensas a la diversidad incluso en términos de innovación y productividad, y con menos posibilidades de atraer talento diverso y altamente calificado.

Según el estudio Edelman Trust Barometer 2021, las personas en Latinoamérica consideran a las empresas como las instituciones más confiables, competentes y éticas. A su vez, el estudio señala que se espera que los CEOs intervengan y lideren para solucionar los problemas sociales cuando los gobiernos no pueden; y que rindan cuentas a la sociedad sobre sus acciones. Las comunidades a las que responden las organizaciones hoy son más exigentes, pero, ¿por dónde empezar?

Una forma de llevar estas discusiones al ámbito del trabajo es “¿Quién puso este armario en mi oficina?”, el nuevo Programa de Diversidades, lúdico y por niveles, que desarrollamos desde Grow-género y trabajo. En este programa las organizaciones pueden reflexionar sobre prejuicios, sesgos y cómo potenciar, visibilizar y celebrar la diversidad de sus comunidades. Es una propuesta que contempla desde las primeras aproximaciones a la temática de diversidad hasta especializaciones para las distintas áreas de acción, como Recursos Humanos, Comunicación, Atención al público y Liderazgos.

La diversidad es un valor fundamental para el desarrollo de nuestras organizaciones, y, sobre todo, es un hecho en nuestras comunidades. ¡A celebrarlo!