Las cuentas fiscales volvieron a mostrar un rojo intenso en el mes de abril. El déficit primario del Sector Público Nacional (incluye la administración central y las empresas y bancos públicos, entre otros organismos) para el cuarto mes del año fue de $ 331.372 millones, de acuerdo al informe que dio a conocer este lunes la Secretaría de Hacienda. En el acumulado de los primeros cuatro meses del año, el saldo primario negativo fue de $ 1,021 billones.
La cifra no incluye los $ 76.015 millones pagados en concepto de intereses de la deuda pública. Si se los incluye en el cálculo, el déficit financiero del mes alcanza a los $ 407.388 millones.
El deterioro está vinculado a la fuerte caída de los ingresos, que en términos reales (una vez descontada la inflación) fueron 17,6% menores a los del mismo mes de 2022. La fuerte contención del gasto, que se redujo 9,6% interanual, no fue suficiente. Los subsidios económicos, que bajaron casi 16%, y las transferencias a las provincias, con una drástica baja del 37%, fueron los principales rubros por los que pasó la tijera del Ministerio de Economía.
En el Palacio de Hacienda insisten en vincular los malos resultados fiscales a la sequía que azotó al campo. El fenómeno redujo las exportaciones del complejo cerealero-oleaginoso y, como correlato, también las retenciones que pagan las firmas del sector. «Entre enero y abril, se estima una caída aproximada de $ 580.000 millones respecto a las proyecciones sobre los derechos de exportación contenidas en la Ley de Presupuesto 2023″, señaló el comunicado oficial.
Aun dejando de lado los derechos de exportación, la evolución de los ingresos en abril fue dispar. En el caso del IVA, por ejemplo, el nivel de recaudación subió en términos reales. Pero otros tributos que también están ligados a la actividad interna, como Débitos y Créditos (más conocido como impuesto al cheque) y Ganancias, subieron por debajo de la inflación. Esta disparidad despierta interrogantes sobre si la economía se mantiene en un sendero creciente o está empezando a decaer, como lo creen analistas privados.
Con ese panorama, el déficit acumulado del primer cuatrimestre llegó a 0,59% del PBI. La proyección es consistente con el objetivo de 1,9% del PBI para todo 2023, aunque no tiene en cuenta los mayores gastos estacionales que se producen en la parte final del año. Además, no deja ningún margen para iniciativas fiscales en vísperas de los comicios presidenciales, una carta que los oficialismos se suelen guardar bajo la manga para mejorar sus chances electorales.
La meta anual, además, había sido prometida por el gobierno al Fondo Monetario Internacional. Su cumplimiento es uno de los requisitos fijados en el acuerdo de facilidades extendidas suscripto el año pasado para que el organismo mantenga su asistencia financiera. Sin embargo, como lo consignó Tiempo en su edición impresa del último domingo, en el desglose por trimestres, el número pautado para el período enero-marzo fue superado ampliamente. Ese es uno de los puntos que se están renegociando entre el gobierno y el FMI, sin que por ahora hayan trascendido resultados concretos de las discusiones.