Los trabajadores del Correo Argentino viven días de angustia. Como anticipó Tiempo en la edición del 3 de septiembre pasado, la empresa vive un proceso de desguace que incluirá 3000 despidos. En la misma línea, comenzó la sangría en otras empresas dependientes del Estado: echaron el viernes último a 135 trabajadores de la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA), que se suman a los 250 afectados por el cierre de Fabricaciones Militares de Azul (Famazul) y a los 215 despidos en Yacimientos Río Turbio (YCRT).
A fines del año pasado, el Correo pasó a ser presidido por Luis Freixas Pinto y presentó un Preventivo de crisis ante el Ministerio de Trabajo, que no tardó en aceptarlo. Luego de una reunión con el Frente Gremial, la patronal dio por finalizadas las negociaciones.
Además de la incertidumbre por los inminentes despidos, los trabajadores ya comenzaron a sufrir golpes en el bolsillo. Muchos cobran una parte en negro y la otra, en blanco. La parte en negro brilla por su ausencia desde el aguinaldo.
Unos y otros ya saben y reconocen que en esta semana, a la hora de cobrar el sueldo de enero, no estará depositado el 5% de la última cuota de aumento, fijada en las paritarias 2017. «Cuando ocurra, se los denunciará ante el Ministerio de Trabajo por incumplimiento del convenio», adelantó un delegado a este diario.
En un comunicado interno, la empresa aseguró hacer un gran esfuerzo para cumplir con las obligaciones, pero advirtió: «Nos veremos obligados a posponer el incremento salarial del 5%». Las cartas están echadas.
Es posible también que haya un paro. Esta medida será motivo de debate en la próxima reunión del Frente Gremial, en esta semana, cuando se sienten a charlar los representantes de los sindicatos que operan en el Correo: AATRAC, FEJEPROC, FOECyT y FOECOP.
En un comunicado, las cuatro organizaciones explicaron los puntos salientes del conflicto y expresaron voluntad de diálogo. En lo que pareció una «mojada de oreja», la empresa respondió que no pueden hacer más que coincidir con esa voluntad.
En la citada carta patronal, se resumen los balances desde 2014. Desde la asunción de Mauricio Macri, el pasivo de la empresa creció en un 136 por ciento. Pasó de $ 1484 millones al cierre de 2015, a los $ 3500 millones estimados por las autoridades al cierre de 2017. Este incremento sideral de los números rojos es mucho más voluminoso que los anteriores, que también eran negativos. Los malpensados podrían interpretar que las autoridades han jugado una vieja carta: hacer que los números sean inviables, para luego proceder con el vaciamiento y posterior venta, a cambios de migajas.
En FAdeA, la situación es también dramática. La semana pasada, fueron despedidos 35 trabajadores, en un «plan de adecuación de la dotación», según explicó la empresa, a cargo del interventor Luis Riva. A ellos, se sumaron este viernes otros 100.
En el mismo sentido, 250 empleados de Famazul se quedaron sin trabajo con el cierre de la planta. La presidencia del directorio la ocupa el industrial y exejecutivo de FIAT, Antonio Beltramone. Además, 430 santacruceños de YCRT reclaman al interventor Omar Zeidán por los puestos de trabajo y denuncian vaciamiento. «