Hay hinchas de Boca y de River que ya pusieron la seña de 500 dólares en las agencias de turismo para viajar en diciembre a Abu Dhabi. El ganador de la Copa Libertadores jugará la semifinal del Mundial de Clubes el 18 de ese mes y, de pasar, el 22 podría enfrentar en la final a Real Madrid, que confirmó al argentino Santiago Solari como el entrenador hasta 2021. Y con Solari, después del ciclo trunco de Julen Lopetegui, Real Madrid encadenó cuatro victorias en 12 días, con 15 goles a favor -3,7 por partido- y dos en contra, lo que equivale al mejor arranque de un DT en los 116 años de historia del club. Pero, sobre todo, muchos comenzaron a ver en Solari algo de Zinedine Zidane, entrenador tricampeón de Champions League con Real Madrid. Por el pase del equipo B al primer equipo, por el mensaje directo y simple adentro y afuera del vestuario, por el tacto con los futbolistas. Ese Real Madrid que Solari construye es el que viajará a Emiratos Árabes Unidos a defender el título en el Mundial de Clubes.
“La construcción de la identidad es un trabajo arduo, sutil y que requiere tiempo -escribía Solari en octubre de 2011 en El País, cuando fue columnista del diario español-. La belleza primera en el fútbol la encontramos precisamente en los equipos que poseen un estilo reconocible. Si ese estilo es más o menos aburrido, más o menos emocionante, más o menos bello, depende de otros muchos factores. Entre ellos se encuentra uno ineludiblemente subjetivo: el ojo del que mira”. Solari -rosarino, 42 años, surgido de River en 1996- no es ahora cualquier ojo que mira a Real Madrid. Cuentan que, ante las negativas de los entrenadores cotizados en el mercado, el presidente Florentino Pérez tomó como natural el ascenso de un “empleado calificado”. Y que Solari es el brazo ejecutor de Pérez, el que medirá el grado de compromiso de las estrellas después del affaire con Lopetegui. La primera parada brava que tendrá será el 27 de noviembre, cuando se juegue la clasificación a los octavos de Champions ante la Roma en Italia, tres días después de conocer al ganador de la final superclásica.
Padre, tío, hermanos y primo futbolistas, Solari fue aceptado una vez más por la hinchada y la prensa madrileña, como en 2000, cuando llegó al Real después de que descendiera con Atlético de Madrid. Se mantuvo cinco años. En 2002, ganó la Copa Intercontinental ante Olimpia de Paraguay en Japón. Entró en el segundo tiempo, cuando faltaban cuatro minutos para el final y Real Madrid ya ganaba 2-0. El que salió aquel día por él fue Zidane. Era el cambio fetiche de Vicente del Bosque. “Cuando era director deportivo -contó Jorge Valdano- Solari era el único suplente de categoría que tenía el equipo, era muy cumplidor. Quise venderlo varias veces. Cada tres meses me reunía para invitarlo a salir del club, por circunstancias económicas, y él me decía que no, todo en un tono muy cordial”. En las 13 años ediciones desde que la FIFA reinstaló el torneo en 2005, sólo tres veces ganaron los sudamericanos el Mundial de Clubes: los brasileños São Paulo (2005), Inter (2006) y Corinthians (2012). Boca o River irán por el primero para Argentina. Solari, un argentino, espera. Y quiere revalidar el título para quedarse a vivir en Real Madrid.