El directorio del Banco Central definirá este jueves, en su habitual reunión semanal, si vuelve a reducir las tasas de interés de referencia. Es la que aplica a las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI) en poder de los bancos, de cuyo pago desde mediados del año pasado se encarga el Tesoro.
Esa tasa opera como virtual piso para los préstamos que entregan las entidades y un techo para las operaciones de plazo fijo de sus clientes, por lo que el impacto de la medida se extenderá a todos los que operan en el sistema financiero. En la City se espera que baje del 32% anual al 28% anual.
La reducción de esa tasa es esperada por el mercado luego de que el martes el Banco Central informara la disminución al 1% mensual del ritmo al que se actualizará el tipo de cambio (microdevaluaciones diarias conocidas como “crawling peg”). La lógica indica que desde el 1 de febrero, luego de que se ponga en práctica la rebaja, los inversores ya no necesitarán una tasa tan alta para evitar volcarse a la divisa estadounidense.
Una señal de ello se vio en la licitación de títulos que realizó este miércoles la Secretaría de Finanzas, con el objeto de conseguir fondos para afrontar vencimientos de esta semana por $ 1,7 billón. La cifra obtenida ($ 3,49 billones) duplicó las necesidades y fue lograda con tasas fijas relativamente bajas, de entre 2,15% y 2,27% efectivo mensual, según informó el secretario del área, Pablo Quirno.
En particular, se adjudicaron un billón y medio de pesos en Boncap a casi un año y medio de plazo (vencen en junio de 2026) a una tasa de 2,15% mensual. Eso da pie a pensar que, en la expectativa de los inversores, durante ese tiempo no habrá colocaciones en pesos que rindan más que eso. “Es la primera vez en más de 5 años que el Tesoro emite un instrumento a tasa fija a más de 1 año y medio”, celebró Felipe Núñez, jefe de asesores del Ministerio de Economía.
Por fuera de la política monetaria, en el gobierno quieren dar la sensación de un menor crecimiento en la nominalidad de la economía, para contribuir a la sensación de estabilidad y de que la inflación está doblegada.
Sin embargo, entre los analistas priman las dudas, porque el Indec informó que el índice de precios al consumidor subió 2,7% en diciembre y esa cifra dista bastante de la quietud en los valores que se pregona. De hecho, aun atendiendo a cuestiones típicamente estacionales (mayor consumo por las fiestas y preparativos para las vacaciones), el indicador fue tres décimas porcentuales más alto que en noviembre.
Más allá de las razones monetarias, la baja del crawling peg funcionará como un seguro de cambio que facilitará la prolongación en el tiempo de la bicicleta financiera que implica traer dólares al sistema, venderlos, colocar los pesos en el sistema financiero y aprovechar la diferencia de tasas para hacer una fuerte ganancia. El problema, fácil de prever, es qué ocurrirá cuando los que ganen con esa operatoria quieran llevarse los dólares que trajeron.
Al respecto, Jorge Carrera, investigador del Conicet, docente y ex economista jefe del Banco Central, alertó en sus redes sociales sobre el riesgo de enamorarse de esa herramienta. “Los mercados podrán dar en el corto plazo un premio a esa determinación y hacer algunas apuestas para aprovechar la ola de optimismo financiero. Pero a la larga, más temprano que tarde, los determinantes fundamentales deberán ser atendidos. Forzar los instrumentos puede ser una muestra de inconsciencia, como ocurrirá con el tipo de cambio”, vaticinó.