Validar a un artista recurriendo a una figura de autoridad y no a sus propios méritos es injusto. Sin embargo, en el caso del pintor y dibujante húngaro Lajos Szalay, esta actitud permite establecer de manera sintética y eficaz la magnitud de este creador quizá poco conocido por el gran público argentino, aunque vivió en este país entre 1948 y 1960, dejó discípulos como Carlos Alonso y se convirtió en creador de culto de los dibujantes. Por eso, aquí va la voz de la autoridad: “Es el segundo mejor artista gráfico del mundo” dijo nada menos que Pablo Picasso. El primero, por supuesto, era él. 

Quien visite Lajos Szalay en la Argentina, que puede verse hasta el 11 de marzo en el Museo Sívori, con la curaduría de Peter Fertöszögi, podrá comprobar que Picasso tenía razón. En ella se incluyen 70 dibujos e ilustraciones que realizó en la Argentina y luego en Nueva York, ciudad en la que residió durante 25 años.

Los trabajos expuestos pertenecen a la Fundación de Arte Kovács Gábor, que reúne más de 500 obras gráficas del artista.


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Si algo caracteriza a la creación de Szalay es el manejo de la línea, que convirtió en protagonista absoluta proclamando así al dibujo como un arte con valor propio e independiente de cualquier otro tipo de expresión. Lejos de contentarse con esbozar un contorno, la línea marca en él los volúmenes de cuerpos y objetos confiriéndoles una singular potencia expresiva. Esa línea vibrante y dúctil es una marca distintiva que hace reconocibles a primera vista sus dibujos.

Nacido en el distrito de Michalovce, estudió en la Academia Nacional de Bellas Artes de Budapest donde fue muy reconocido por su talento. Para completar su formación viajó a París donde tuvo la oportunidad de ser discípulo de Georges Rouault a través de una beca de la UNESCO. En 1948 llegó a la Argentina en busca de un clima propicio para mejorar su salud. Con ese propósito se dirigió al norte y hasta 1956 se desempeñó como responsable de la sección dibujo del Instituto Superior de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán donde se relacionó con figuras tales como Lineo Spilimbergo, Víctor Rebuffo y Pompeyo Audivert.

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El aplastamiento de la rebelión húngara por parte de las fuerzas soviéticas repercutió enormemente en Szalay, quien inmediatamente la tradujo al lenguaje gráfico. Sus dibujos fueron reunidos y publicados en SOS: el drama de Hungría, un libro que circuló por Argentina y que deslumbró por la forma en que hizo vibrar la línea para transmitir el drama húngaro.

Lajos Szalay en la Argentina puede verse en Av. Infanta Isabel 555, lunes, miércoles, jueves y viernes de 12 a 20; sábados, domingos y feriados, 10 a 20. Entrada: $ 50. Miércoles gratis. Jubilados, menores de 12 años, estudiantes universitarios y personas con discapacidad y sus acompañantes, gratis todos los días. El 27 de febrero, a las 18, visita guiada dialogada con Nicolás Javaloyes, curador educativo del Museo Sívori.«

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