A punto de cumplir 200 años, el Archivo General de la Nación (AGN) busca no sólo ser custodio de la historia argentina -contada en general por figuras masculinas- sino también difundir los hechos menos narrados sobre comunidades indígenas, afrodescendientes, mujeres y colectivo LGBTIQ+. Rocío Caldentey, jefa del Departamento de Documentos Fotográficos del AGN; Mérida Doussou Sekel, afroargentina y profesora de Historia; y Graciela Queirolo, historiadora especializada en mujeres y trabajo, conversaron con Télam sobre las dificultades y oportunidades para investigar sobre estos temas y el rol del AGN.
El AGN tiene, actualmente, tres funciones sociales. Por un lado, actúa como fuente para consultas en investigaciones históricas o de Ciencias Sociales, pero también es parte de la memoria institucional, y por último sus documentos actúan como garantía de derechos. En este sentido, la archivista Caldentey contó que «un caso paradigmático en el AGN fue la contribución a través de los documentos generados por el Ministerio del Interior para la comprobación de los delitos de lesa humanidad en relación a las matanzas ocurridas con la población autóctona pilagá en la década de los ’40 bajo el Gobierno peronista».
Volver accesible la documentación del archivo, que cumplirá 200 años mañana, es una de las principales tareas que tienen sus trabajadoras y trabajadores, lo cual implica clasificar, recomponer los contextos en que fueron producidos los documentos y realizar descripciones que permitan llegar a ellos de una forma más sencilla. Caldentey citó como ejemplo la forma en que se guardaban las fotografías de la población afrodescendiente: iban a una sección denominada «Negros». Entonces el dilema que se planteó fue pensar «qué pasa si yo borro esa huella de cómo el Estado entendió a esa población en un momento dado. Yo estoy borrando esa interpretación del Estado violenta, racista, pero no estamos haciendo que el Estado se haga cargo de qué políticas llevó adelante», explicó.
La activista antirracista Doussou Sekel trabaja en la recuperación de la afroargentinidad en la historia argentina y actualmente busca que esa labor se materialice en talleres públicos y privados que puedan ser financiados por el Gobierno de su provincia, Santa Fe. Para ella, en Argentina «hay un racismo epistémico muy profundo, que tiene que ver con parte del racismo estructural, donde no se ven los intelectuales negros y negras y tampoco la historia de nuestra negritud». Doussou Sekel busca derribar los mitos asociados a la población afrodescendiente en el país, como que «en Argentina no hay negros» o que hubo una «esclavitud benévola».
Entre los documentos que habitan en el Archivo encontró pruebas judiciales de la época colonial «donde se puede ver, por ejemplo, demandas de esclavizados a sus amos por malos tratos» y también en los testamentos «dado que las personas esclavizadas figuraban como objetos heredables». Otras están en la literatura, los periódicos afroargentinos o las fotografías como las del AGN, agregó. Por otra parte, en cuanto a la población LGBTIQ+, Caldentey explicó que como «históricamente fue perseguida y reprimida, buena parte de los registros que hay son los de las fuerzas represivas. La policía tiene un rol central en la generación de documentos sobre estas poblaciones».
Las mujeres trabajando y cuidando también son fotografías que aparecen a lo largo y ancho del Archivo. En este sentido, Caldentey destacó tres formas de evidenciar la relación entre mujeres y archivos. «Una es la visibilización: se recuperan los registros fotográficos en donde se puede ver la acción de las mujeres. Después, por otro lado, está todo lo que tiene que ver con recuperar cómo esos documentos son huellas de formas de entender a la mujer y su rol», indicó.
Graciela Queirolo, investigadora del Conicet e historiadora especializada en mujeres y trabajo, contó a Télam que «la producción creció muchísimo», en comparación a cuando ella comenzó a investigar en los 2000 este tema. En su trabajo tuvo dificultades con las fuentes principalmente porque, para ella, «hay que saber qué se busca y qué preguntas se le hacen». Como ejemplo, Queirolo explicó que los censos del siglo pasado no contaban con trabajadoras porque pensaban en el trabajo de tal manera que no incorporaba a las mujeres asalariadas.
Sin embargo, ellas aparecen en distintos rubros: en el sector industrial, en el sector terciario, en fábricas, talleres, oficinas, colegios, hospitales, en el campo cultural, en los periódicos, en los cuidados y en el trabajo doméstico. «Predominantemente uno puede decir que hay toda una serie de feminización porque se considera que las mujeres en estos espacios lo que hacen es trasponer su ‘naturaleza femenina’ que las hace proclives para desarrollar el trabajo, ya sea porque tienen la motricidad fina, paciencia para soportar tareas monótonas y repetitivas o para atender a una persona enferma, o tienen el amor para educar a un niño», explicó Queirolo, al hacer una distinción sobre los roles asignados históricamente a la mujer.
Finalmente, otra forma de analizar la relación entre el Archivo y la mujer, continuó Caldentey, tiene que ver con las personas que trabajan en los archivos: «Quienes organizamos los archivos de los grandes hombres y de las grandes figuras masculinas somos, generalmente, mujeres». (Télam)
Raúl Eduardo Teyssedou
30 August 2021 - 16:41
A que dirección electrónica de mail puedo escribir al archivo de la nación?