San Martín es considerada la Capital de la Industria y las Pymes. En este distrito bonaerense viven cerca de 470 mil personas. Muchas de ellas en barrios que arrastran situaciones de pobreza estructural, como Carcova, La Rana y Costa Esperanza. Cuando el país sufre una política de ajuste, los primeros efectos se ven en estas tierras del noroeste del GBA. Y allí, en estos primeros meses del 2024 y del gobierno libertario, las postales de una catástrofe social a punto de estallas. En esas zonas vulnerables donde el día a día ya era difícil, la situación no hizo más que empeorar.
Sólo en los primeros días de marzo abrieron seis merenderos, y la demanda de los comedores creció más de un 35 por ciento desde diciembre. Son casi 200 solo en ese partido que padece la política de choque de La Libertad Avanza: mientras Nación dejó de enviarle los 604 millones que San Martín recibió en 2023 para programas sociales, las medidas de ajuste generan mayor presión y demanda social, ofreciendo nuevas postales cotidianas: por ejemplo, la llegada de la clase media a los comedores y merenderos. Nuevos caídos del sistema.
Quien analiza el panorama desde una camioneta en medio de un operativo en el barrio Loyola es Victoria Pastori, actual concejala de San Martín por el Frente de Todos, conocedora del territorio por haber estado hasta hace un par de meses al frente de la Agencia de Política Social del Municipio, donde sigue activa en su rol conector con las poblaciones más marginadas. “Recién estábamos en una charla con nutricionistas de Provincia y comentaban que la gente ya no hace todas las comidas diarias, hay comidas salteadas. Son personas de un barrio carenciado, que ya venían con una situación compleja. Pero el panorama que vemos es desolador”, describe.
–¿Cuánto creció la demanda en los comedores este año?
–Hay un incremento del 35 por ciento en la solicitud de ampliar la cantidad de porciones. Eso es más gente que llega a los comedores. En San Martín tenemos alrededor de 140 comedores y 40 merenderos. Más allá de eso, damos asistencia alimentaria a familias individualmente. Por comedores y merenderos recibíamos fondos nacionales. Todo eso se cortó en diciembre. No solamente se cortó en las organizaciones sociales y políticas, sino también a nivel municipio. Todo lo sostenemos con fondos propios.
–¿Cuál es el perfil de la gente que llega por primera vez a un comedor?
–Tenemos barrios con pobreza estructural que siempre asistimos. Pero ahora nos están solicitando ayuda sectores que tal vez no se acercaban tanto a comedores. Por ejemplo vamos al Mercado Central, con un programa donde la Provincia pone micros y cada referente lo llena para vecinos y vecinas. Hoy se sube gente de clase media. Lo veo en la zona. La gente no llega a comprar lo que necesita. El consumo de carne bajó de forma exponencial, ni hablar del pescado. Los comedores piden más, no podemos aumentar más las raciones. Sí tenemos incorporaciones nuevas de merenderos. Solo en los primeros días de marzo sumamos seis. Y notamos que la solicitud de bolsa alimentaria no viene solamente de la persona que vive en un barrio carenciado. Están viniendo a pedirla personas de clase media que no llegan. Estamos produciendo en depósito 15 mil bolsas mensuales para organizaciones del territorio, personas a pie que no están organizadas, iglesias católicas y evangélicas. Esto aumentó un 30% más o menos.
–¿Son sectores medios con pérdida de empleo o con salarios que no alcanzan?
–San Martín es la capital de la industria, hay muchas pymes. Ya estamos encontrando suspensiones. Pero tenemos otro tema: los alquileres cada vez más impagables, sin un marco regulatorio y con los alquileres informales más desprotegidos. También empezamos a tener personas en situación de calle que antes no veíamos. El Programa Abrigo asiste a cada vez más gente. Hay fondos de fortalecimiento que vienen de Provincia, pero al ser también desfinanciada, es una cadena. No estaríamos dando abasto en un plazo no muy lejano.
–Además del freno a la asistencia alimentaria, ¿qué otros recortes hubo de Nación?
–No se están pagando todos los Potenciar Trabajo (hay alrededor de 14 mil en San Martín) y eso también va a repercutir sobre nosotros. Y asusta. Se van aumentando día a día situaciones que dejan desamparadas a las personas. Aumenta el transporte, no podés ir a trabajar, no te incrementan el sueldo, te suben los alimentos de manera exponencial, no podés comprar remedios, personas con discapacidad a las que no se les da asistencia. Es un cóctel explosivo. Hoy no tenemos un estallido, pero tenemos un nivel de asistencia altísimo. Va a llegar un momento, cuando no haya más, en que esto no sé hasta dónde llegará. Ya vivimos el 2001. No queremos repetirlo. Hay una preocupación tremenda sobre la situación que se vive.
Las cifras del ajuste: 604 millones menos de Nación
Según datos de la Agencia para la integración de Políticas de Cuidado de San Martín, el distrito dejó de recibir 604.839.128 pesos por parte de Nación que eran destinados para diferentes programas sociales como Transformando Realidades, Argentina contra el Hambre, Potenciar Joven, Abrazar San Martín y Capacitar. “Fortalecimos con fondos municipales la asistencia a comedores y merenderos que dependían del aporte del Gobierno Nacional, el cual ha cortado todo tipo de aporte y envío de mercadería”, apuntaron.
Eso se suma al impacto del recorte que le realizó Milei a la administración bonaerense: “Nación también cortó fondos a la Provincia, lo que repercute en que nos veamos afectados con unos 220 millones de pesos menos que tuvimos en 2023 y hoy tampoco están”. Todo esto, mientras hay más de 21.500 personas cuya alimentación diaria depende de los comedores y merenderos: 6.500 más que hace un año. También se cortaron asistencias en emergencia. En el temporal de diciembre no envió ayuda. Y solo en enero en San Martín tuvieron 7 incendios.