La extensa conversación entre Donald Trump y Elon Musk en la plataforma X disparó la controversia entre el magnate que aspira volver a la presidencia de Estados Unidos y el sindicato automotriz. Una puja ideológica que tiene como raíz la paulatina adhesión de millones de trabajadores a los republicanos a lo largo de las últimas décadas, que aprovechó el exmandatrario en primera gestión y que en alguna medida intentó retrotraer Joe Biden y que en sus primeros discursos promete hacer ahora Kamala Harris.
El tema en cuestión es un tramito en el que Trump le dice al dueño de la red X -en la que se difundió la charla- que si los trabajadores “se declaran en huelga, no voy a mencionar el nombre de la empresa, pero se declaran en huelga, tu dices ‘está bien, se van todos, se van todos’”, mientras Musk, que también es propietario de Tesla, fabricante de automóviles eléctricos, festeja extasiado.
El que les respondió a ambos fue precisamente el líder del sindicato de la industria automotriz, Shawn Fain. «Después de importantes retrasos técnicos en X, antes Twitter, Trump y Musk tuvieron una conversación desorganizada y confusa el lunes por la noche frente a más de un millón de oyentes en la que abogaron por el despido ilegal de los trabajadores en huelga«, recordó en un tuit.
Y agregó en otro mensaje que para él, Trump es un “Scab”, palabra ominosa con que se nombra a quienes trabajan cuando sus compañeros están en huelga. Es decir, “carnero”, aunque en este caso sería más adecuado decir “rompehuelgas”, o esquirol en español castizo. «Tanto Trump como Musk quieren que la clase trabajadora se siente y se calle, y se ríen de ello abiertamente. Es repugnante, ilegal y totalmente predecible por parte de estos dos payasos«, añadió Fain. UAW presentó una demanda federal por estas declaraciones contra el magnate inmobiliario y su colega ultraderechista.
El primero que salió a respaldar a Fain fue el candidato a vice de los demócratas, el gobernador de Minnesota, Tim Walz, quien dijo en un discurso que Trump “pasó una década estafando a los trabajadores del sector servicios, desde lavaplatos, camareros y carpinteros, en sus propias propiedades para enriquecerse. Como presidente, recortó los beneficios por horas extras de millones de trabajadores y se opuso a cualquier intento de aumentar el salario mínimo. Eso es todo lo que necesitas saber”.
El sindicato ya había sostenido el año pasado una extensa huelga en reclamo de mejoras salariales, una movida llamativa luego de varios años de «silencio de radio».
Esa medida de fuerza recibió, algo impensable hasta ese momento, un fuerte espaldarazo del presidente Joe Biden.
Esta semana el gremio recibió en su sede en Michigan a la fórmula presidencial demócrata -Harris y Walz-en un encuentro en el que se comprometió a brindarle su apoyo. En ese estado del Medio Oeste está la cuna de la industria del automóvil, Detroit, que es la ciudad más poblada y una de las más golpeadas desde los años 80 por la deslocalización de las empresas, muchas de las cuales trasladaron sus plantas a México o China.
En ese proceso de globalización se inscribe tanto el giro de los trabajadores, que eran el votante tradicional a los demócratas y últimamente se inclinaron por los republicanos, como hacia posición xenófobas de las que las alimenta Trump. Las usinas ideológicas de la derecha difunden el discurso fácil de atribuir las desventuras de una clase que perdió ingresos y trabajos a los mexicanos «que les roban sus empleos» para no poner el foco en los empresarios que se llevaron las fábricas a otros países donde pagan salarios más bajos.
Es así que el gremio UAW (Sindicato de Trabajadores Automotrices, en ingles) ya lanzó un spot de campaña en el que destacan que Trump básicamente es un rompehuelgas que representa a la clase multimillonaria y corporativa.
“Él pelea sin piedad por una visión de Estados Unidos en la que los ricos gobiernan todo y a todos y la clase trabajadora se ve obligada a conformarse con las migajas. Lo que ganemos o perdamos afectará cada negociación contractual, cada nueva organización (…) el sueño de un hombre como Trump es que la mayoría de la clase trabajadora permanezca dividida. Ellos nos dividen por raza, por género, por a quién amamos o por dónde nacimos. Ese es el juego de los ricos. Divide y conquista. Esta es la amenaza que enfrentamos como nación. La única respuesta es la solidaridad. Ustedes son lo mejor que Estados Unidos tiene para ofrecer y son la esperanza de la clase trabajadora”. dice Fain en off.
Ese seguramente el eje del mensaje para el 5 de noviembre. La fórmula será consagrada en la convención del 19 de agosto en Chicago: leyes laborales, antirracismo, antixenofobia y agenda de género.