Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente Jair, participó el pasado miércoles de un encuentro con pares de La Libertad Avanza en el Congreso nacional y afirmó que «Brasil está viviendo una dictadura» con Lula en el gobierno. El diputado lo dijo en relación a los procesos judiciales que enfrentan figuras y manifestantes de la ultraderecha local que organizaron y llevaron adelante el ataque al palacio del Planalto y el Parlamento en Brasilia el 8 de enero de 2022, lo que fue considerado un ataque contra la democracia en el vecino país.

Con el Salón de los Pasos Perdidos como escenario, Bolsonaro arengó a la acotada platea para redoblar esfuerzos con una retórica de defensa de los valores autopercibidos como occidentales y de derecha. «Esta guerra ya la ganamos. Somos los verdaderos defensores de la libertad», aseguró. Luego de su discurso, vinieron los de los otros tres integrantes ultraconservadores de la Cámara Baja: Julia Zanatta, Marcel Van Hatten y Rodrigo Valadares.

Antes y después de su intervención pública, Bolsonaro mantuvo diálogo con la prensa y le dijo a Tiempo que el Congreso de Brasil debería ofrecer una amnistía a esos manifestantes del bolsonarismo que hoy enfrentan juicios, los cuales podrían redundar en condenas a prisión por hasta 17 años.

«Te hablo con toda seguridad porque soy abogado y policía federal antes que diputado: si salgo a la calle en Brasil y asesino a alguien, yo no me trago 17 años de prisión por nada. ¿Por qué entonces lo harían personas que nunca pisaron una comisaría?», dijo, en un gesto de directo apoyo a ciudadanos brasileños que buscan, según trascendió, recibir el asilo político por parte del actual gobierno argentino.

Una de las claves del encuentro, jalonado de referencias a la «batalla cultural» contra el progresismo, el socialismo y «los zurdos», estuvo en la participación de Ezequiel Silveira, abogado de un grupo de enjuiciados por el ataque de aquel 8 de enero. También, vía Zoom desde su autoexilio en EE UU, brindó su testimonio la exjueza brasileña Ludmila Lis Grilo, cuya figura tomó cierta relevancia a partir de su perfil público en redes sociales negacionista del covid-19 y admiradora de figuras como el ideólogo conservador Olavo de Carvalho.

¿Argentina como refugio?

Luego del evento del miércoles, la posibilidad de que la Argentina de Milei sea un refugio se muestra como una cuestión trascendental para el extremo espacio político que comanda la familia Bolsonaro. Por parte de LLA, la organización de la actividad en el Congreso estuvo a cargo de la diputada María Celeste Ponce. Según explicaron a Tiempo desde su entorno, la  cordobesa viene cultivando hace algunos años un vínculo directo con la ultraderecha del país vecino vía redes sociales.

La llegada de Bolsonaro desde Brasilia en un viaje relámpago habilita algunas especulaciones sobre la urgencia y verdadero objetivo del panel del miércoles por la mañana. La visita fue anunciada con discretísima comunicación por redes sociales –apenas un flyer para presentar a los disertantes sobre «censura y derechos humanos en Brasil»– y no dejó fotos oficiales con ningún funcionario o ministro del gobierno argentino.

Además, el presidente argentino se encontraba en EE UU por cuarta vez en lo que va de sus casi 6 meses de gobierno. El hijo de Jair Messias expresó ante periodistas acreditados que por la tarde de esa jornada tendría «reuniones», pero no especificó con quiénes.

En paralelo, las situaciones judiciales de la exfamilia presidencial componen un panorama adverso que Eduardo probablemente haya tenido en mente al momento de visitar Argentina. Su padre continúa investigado por su accionar de gobierno durante la pandemia, recibir dádivas y también el intento de buscar refugio en la embajada de Hungría al momento de la derrota electoral de 2022.

Carlos Bolsonaro, hermano del diputado, enfrenta un procesamiento por integrar la trama del asesinato de la legisladora carioca y militante feminista Marielle Franco en 2018.

Bolsonaro en primera persona

Con buena predisposición y un muy fluido castellano, el diputado del prendedor de corbata con forma de pistola le permitió algunos minutos a Tiempo para un diálogo en exclusiva antes de la conferencia en Pasos Perdidos. En ese encuentro pudo verse no sólo a integrantes de la bancada libertaria, sino también a representantes del PRO como Martín Ardohain (primo de la conductora y modelo Carolina «Pampita» Ardohain) y la cordobesa Laura Rodríguez Machado.

–Casi no fue noticia su llegada a Buenos Aires. ¿Cuál es el objetivo de esta visita?

–El primer paso es exponer todas las violaciones de la libertad que están ocurriendo en Brasil. Estamos contra la censura. Hay diputados que están en la cárcel, yo estoy bajo investigación por acusaciones sobre fake news, a pesar de que no hay definición legal al respecto. Esto es sólo una excusa para perseguir a los críticos del gobierno de Lula.

Todo esto está hecho por el juez del Tribunal Supremo de Justicia Alexandre de Moraes. Denunciamos la injusticia que sufren nuestros hermanos brasileños pero también prevenimos a Argentina porque esto mismo puede acontecer aquí el día de mañana si vuelve el kirchnerismo, si aprenden a hacer uso del activismo judicial.

–¿Teme que este proceso judicial pueda terminar en una pena contra usted?

–Ya es una realidad para mí. No espero justicia. No voy a poner a todos los jueces de la Suprema Corte en la misma bolsa, porque el principal problema tiene nombre y es Alexandre de Moraes, que está llevando adelante la persecución. Si le preguntan a la mayoría de las personas si la Suprema Corte está haciendo justicia, te van a decir que no.

Yo acepto que en mi vida me voy a gastar un montón en abogados y voy a tener dolores de cabeza. Así es mi vida, es lo normal. Me deja contento que estoy al frente de casi 2 millones de personas que votaron por mí en 2018. Intento protegerlas y darles un futuro de más libertad aunque sea yo quien tenga que sufrir con todo este proceso. Hoy en Brasil apenas hace falta una excusa para encarcelar a la gente.

–¿Cuál es la principal preocupación de los brasileños hoy?

–La libertad. Estamos saliendo de Brasil para decir que sin libertad de expresión no podemos ni hacer oposición a Lula. Sin poder hacer una crítica a este gobierno, que en mi opinión ya se acabó, la gente no se dará cuenta de que estamos viviendo bajo una dictadura. Después de eso vamos a debatir sobre seguridad, salud, lo social y todo el resto.

–¿Cree que fue un error político lo que ocurrió el 8 de enero de 2022 en el Palacio del Planalto, al comienzo del gobierno de Lula?

–Seguramente. Nosotros no apoyamos lo que pasó. Sólo hablamos de que la responsabilización tiene que darse de acuerdo con la ley. El Congreso ya fue invadido en el pasado por grupos de izquierda y no pasó nada. Esto no es algo nuevo en Brasil. Queremos la individualización de las responsabilidades, porque sino son condenas generalizadas. Queremos justicia y aplicación de la ley, no buscamos privilegios.