En un escenario hiperpolarizado, Ecuador elegirá su nuevo presidente para los próximos cuatro años el 9 de febrero. Daniel Noboa, actual mandatario, y Luisa González, principal opositora, concentran casi el 88% de las intenciones de voto, según un último sondeo realizado por la investigadora argentina Shila Vilker.

De acuerdo con sus estudios, el binomio González-Borja encabeza la intención de voto con una ventaja de ocho puntos porcentuales sobre la fórmula Noboa-Pinto.

“Todo se ordena alrededor de esa hiperpolarización, las dos grandes fuerzas que hoy están disputando la escena electoral, lo hacen un poco a costa de todas las terceras ofertas (…) estamos en una escena de gran intensidad alrededor de los dos candidatos (Luisa González y Daniel Noboa)», expresó Vilker en diálogo con Radio Pichincha.

Un dato interesante que se expone en el informe es el de cambio de gobierno o continuidad del mismo: un 48% de los ecuatorianos quiere cambiar de mandatario, mientras que un 41% elije su continuidad, aunque un 20% de ese número exige mejoras en la gestión.

En caso de una eventual segunda vuelta, el panorama favorece a Luisa González con 51% y 43% para Noboa. Incluso el “nunca lo votaría” de la candidata opositora (41%) es menor que el del actual presidente de Ecuador (53%), lo que resulta clave si se llega a una segunda vuelta.

Shila Vilker destaca que esta encuesta es una foto del momento actual y los indecisos serán clave para definir al ganador de la elección, quienes se suelen activar en la última semana previo a los comicios.

En cuanto a las principales preocupaciones que atraviesa el país, la investigadora destacó las cuestiones de seguridad y economía: “Economía y violencia son como los dos grandes temas en el proceso electoral de Ecuador».

El proceso electoral en Ecuador transcurre en medio de un Estado de Excepción dictado a principios de mes y por 60 días por el presidente Noboa en siete provincias y tres cantones (municipios) del país, ante la “grave conmoción interna y conflicto armado interno”.

Durante los últimos años, toda la zona del Pacífico ecuatoriano, en especial, las regiones cercanas a Guayaquil y la afluencia del río Guayas se vio tomada por un increscendo de violencia, producida por la llegada y establecimiento de grupos narcos.