El ataque perpetrado el miércoles por la mañana contra trabajadores en el Frigorífico Ecocarnes estuvo muy lejos de ser un enfrentamiento entre fracciones sindicales identificadas con el kirchnerismo como sugirió esa misma noche en la cumbre de Juntos por el Cambio el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
El discurso del intendente que, en rigor, siempre ha preferido otros ángulos, emana de una decisión deliberada del gobierno para incorporar un nuevo eje en la campaña electoral y, de paso, estigmatizar al sindicalismo con el propósito de allanar el camino a la reforma laboral. Larreta disparó: “Muestran la hilacha, no cometen errores, es lo que hacen. Dos facciones de ellos se cagaron a tiros en un frigorífico. Ayer nos vinieron a patotear estos neo kirchneristas -en referencia a Juan Grabois de la CTEP-, vimos a otro sindicalista patotero amenazando a uno de los empresarios más pujantes de la Argentina -en referencia a Sergio Palazzo y el diferendo con Mercado Libre-«. Por último, indicó a sus militantes, “todos tenemos que decir lo mismo”.
Al día siguiente, el Ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, recogió el guante y disparó: “Los gremios en donde tenemos problemas son los que se han encolumnado públicamente dentro del kirchnerismo. Hay elementos para pensar que están empezando a agitar un poquito más por el momento de campaña electoral”.
Sin embargo, según vecinos del barrio y de los propios trabajadores de Ecocarnes lo que ocurrió en el frigorífico fue que, en horas de la madrugada, llegaron a la planta de la ex Cocarsa tres micros repletos de personas armadas que, sin mediar palabra, intentaron ingresar a la planta para ajustar cuentas con los trabajadores que optaron por defenderse ante la intrusión. Los disparos de armas de fuego salieron de un solo lado, el de los intrusos que decidieron disparar cuando se vieron obligados a retroceder ante el repudio generalizado de los trabajadores que impidieron su ingreso “sin palos ni armas de fuego”. Dos trabajadores de base terminaron internados con heridas de bala.
El conflicto, es cierto, se origina en una disputa por el encuadre de los trabajadores de la planta en una de las dos federaciones que representan a los trabajadores de la carne en todo el país. Por un lado la Federación Gremial del Personal de la Industria de la Carne y sus Derivados, liderada por José Alberto Fantini, y por el otro la Federación de Sindicatos de Trabajadores de la Carne y Afines, liderada por Segundo Miguel Molina, entidad gremial en la que se encuentran encuadrados los trabajadores de Ecocarnes (ex Cocarsa).
La primera de las Federaciones es la más grande en cantidad de empresas y afiliados a nivel país pero carece de una representación poderosa en la Capital Federal y alrededores. El Sindicato de base de la Capital, el más importante del país, se encuentra enrolado en la organización liderada por Molina. Hace algunos años la entidad a cargo de “Beto” Fantini decidió avanzar sobre las principales plantas del conurbano. Para eso, según explicó a Tiempo Carlos Zerrizu, delegado general de comisión interna del Frigorífico Rioplantese, “contó con el aval de la patronales como, por ejemplo, en empresas como Coto, Runfo o Agroflex, en Ecocarnes la patronal empujaba a los trabajadores a afiliarse a ese gremio».
Según el relato del dirigente enrolado en la oposición de la Federación a cargo de Molina, los seguidores de Fantini apelan a un curioso modus operandi: simplemente ingresan a las plantas a la fuerza y designan un delegado. Eso es lo que habían hecho días atrás en Ecocarnes lo que motivó una asamblea de los trabajadores de la planta que desconoció esa representación y reclamó el desplazamiento de esos supuestos delegados de la línea de producción. Esa revocatoria o desconocimiento por parte de la base de los trabajadores fue lo que motivó el intento de represalia por parte del sector de Alberto Fantini que derivó en el enfrentamiento.
«La Federación desmintió su participación en los hechos de violencia y pidió a la justicia que investigue sobre cómo se sucedieron los incidentes», se lee en un comunicado de la Federación de Fantini.
Para Zerrizu, “en Ecocarne hay un proceso real adentro y, además, el barrio salió en defensa de los trabajadores, Fantini salió derrotado y humillado”.
Lejos de tratarse de un enfrentamiento entre sectores ligados al kirchnerismo, Alberto Fantini es un dirigente enrolado en las 62 Organizaciones, otrora liderada por Gerónimo “Momo” Venegas, afines al gobierno nacional incluso antes de que ganara las elecciones en 2015. El mismo dirigente ostentó un vínculo muy cercano al ex Ministro de Trabajo Jorge Triaca con quien compartió fotos y jornadas de debate sobre el impacto de la tecnología en el mundo laboral. El día en que tomó forma el espacio 29F, el dirigente se encontraba en un gira oficial en Europa junto al ex ministro de Trabajo.
Carlos Zerrizu explicó que esa cercanía con el gobierno le valió que la Secretaría de Trabajo le cediera la representación en paritarias al sector de Fantini en nombre de una impugnación que la oposición a Molina hiciera en las últimas elecciones pero cuyos reclamos fueron desconocidos. Así las cosas, por el momento, sólo sirvió para desplazar a Molina y allanar el camino a Fantini que, de movida, aceptó una rebaja del salario a los afiliados al otro gremio sobre la base de una equiparación de los convenios a la baja.
Para Zerrizu, identificado con el bloque de izquierda del gremio: “Fantini es de lo que venga. Antes estuvo con el kirchnerismo pero hoy es hombre de Macri. Hizo campaña por Macri, está en la mesa de la Carne armada por Macri y va a todas las inauguraciones. Ahora lo utilizan para tirar mierda, pero es de ellos”.
La operación de estigmatización a los gremios por parte del oficialismo incluyó, en boca de Dante Sica la siguiente frase: “Es parte del país que no queremos, los que dicen beneficiar a un trabajador lo único que hacen es juntar plata para ellos porque la pelea es por quien se queda con la recaudación sindical”. Sin embargo, es difícil no asociar este ataque a las organizaciones gremiales con el propósito deliberado del oficialismo para avanzar en la reforma laboral en un futuro gobierno y en la apertura de los convenios que ya está en curso.