Drácula, del autor irlandés Bram Stocker,  se publicó hace 128 años, pero recién se editó en castellano en 1938 por el sello Ediciones  Hymsa.  Tardó en hacerse  popular en el mundo entero, pero desde que saltó a la fama, unos diez años después de ser escrita, nunca dejó de publicarse. Se tradujo a más de  50 idiomas y se vendieron unas 12 millones de copia. Además, sobre el libro se hicieron numerosas películas y también obras de teatro y llegó incluso al cómic.

Drácula, el bebedor de sangre que detestaba el ajo

Sin embargo, Bram Stoker  se moriría en 1912 pobre y olviddo sin saber del éxito de Drácula. Su novela gótica había pasado sin pena ni gloria hasta que en 1922, el gran director alemán Mugnau  llevó a la pantalla Nosferatu y más tarde cuando el actor Bela Lugosi  se puso en la piel del conde sangriento que tenía su castillo en Transilvania .

La creación de Drácula no es ajena a la época en que vivió su autor. Mary Shelley escribió Frankenstein o el Moderno Prometeo en 1818, y según Esther Cross autora La mujer que escribió Frankenstein, uno de los libros más hermosos que se hayan escrito sobre un monstruo,  consigna que Shelley “vivió en un tiempo de ladrones de tumbas, diccionarios y colecciones de anatomía, un tiempo romántico de morbo y culto a la vida. La presencia de la muerte y sus especialidades no era algo inusual en la vida de la gente, al contrario, pero llegó a extremarse en la suya. Respiraba ese clima. Hizo algo sorprendente con eso. Lo contó. Y ahora está enterrada con su propia colección”.

Drácula, el bebedor de sangre que detestaba el ajo

Y así como Frankenstein fue elogiado nada menos que por Walter Scott  (elogio doblemente valioso porque Frankenstein  había sido creado por una mujer en una época en que el destino femenino estaba lejos de la escritura), Oscar Wilde dijo de Drácula que era” la obra de terror mejor escrita de todos los tiempos, y también la novela más hermosa  de todos los tiempos.”

Tanto Shelley como Bram Stoker son dos figuras insoslayables del género de terror  que en la literatura tuvo su origen  a fines del siglo XVIII con la novela El castillo de Otranto de Horace Walpole publicada en 1795.  Walpole fue el creador de lo que llamamos terror gótico.

Drácula, el bebedor de sangre que detestaba el ajo

Drácula, sus orígenes

Para escribir Drácula Stoker se basó en viejas leyendas centroeuropeas sobre vampiro que otros escritores como Lord Bayron habían tomado como inspiración.

En su investigación se topó con la historia-leyenda de un príncipe rumano sanguinario llamado Vlad Draculea  que había vivido en el siglo XV. Este príncipe cruel era amante de la tortura, le gustaba que las víctimas murieran lentamente y, según la leyenda, le gustaba cenar acompañando la cena con una buena copa de sangre como si fuera  una copa de vino.

El Drácula de Bram Stoker habría nacido de esta leyenda. Su autor, amante de las leyendas folklóricas, hizo un agregado determinante en las historias de vampiros. El Drácula de Bram Stoker nació en la época victoriana que se caracterizaba por un moralismo que llegaba a la ridiculez. Le daba suma importancia a la institución matrimonial y le otorgaban a la mujer sólo el territorio del ámbito doméstico.

En este ámbito represivo respecto del sexo, Stoker le agrega a Drácula un componente importante: el deseo sexual. Son muchos los críticos que coinciden en este punto y es posible que ésta fuera la causa por la cual en principio la novela no tuviera éxito en un ámbito tan represivo  del sexo y diez años después de convirtiera en un verdadero boom que traspasó lo editorial para consagrarse en el cine que fue su gran difusor.

Drácula, el bebedor de sangre que detestaba el ajo

Lo cierto es que el sexo era un punto de conflicto para Stoker quien estaba casado con la actriz Florencia Balcombe. Se dice que el matrimonio casi no tenía sexo.

Es posible que pusiera en Drácula el erotismo que le faltaba a su vida. Pero, por supuesto, estas son conjeturas. Stoker era un hombre sumamente reservado que no se considera a sí mismo un novelista. En la indiferencia hacia Drácula que tuvieron los lectores durante la primera época quizá su autor haya encontrado una equivocada ratificación de su creencia.

Lo cierto es que Drácula se ha convertido en un personaje arquetípico como el Quijote. Aún quien no haya leído el libro ni haya visto ninguna  de las tantísimas películas que inspiró (cosa rara en realidad), lo conoce.

Hoy, 26 de mayo, día en que muchos años atrás se publicaba Drácula, por las dudas es recomendable tener una buena ristra de ajos a mano. La ficción es tan poderosa  que es mejor estar prevenido. Aunque hoy son tantos los chupasangres que Drácula tiene mucha competencia.