A seis meses del asalto de Hamas del 7 de octubre, el gobierno de Israel está metido en un laberinto del que nadie aventura cómo pueda salir. Las últimas movidas de Benjamín Netanyahu indican que está dispuesto a seguir huyendo hacia adelante en una escalada regional que lo dejan cada vez más solo. Así, fue perdiendo la simpatía de gobiernos y medios normalmente afines a medida que se hace imposible de esconder el plan de exterminio de la población de Gaza por fuego o por hambre. El ataque en el consulado de Irán en Damasco y el asesinato de integrantes de una ONG humanitaria, mientras sectores de la sociedad israelí marchan en reclamo de elecciones anticipadas, obligaron a un recule tanto de Tel Aviv como en el exterior.
El bombardeo a la sede diplomática iraní que causó la muerte de al menos 16 personas, entre ellas los generales Mohammad Reza Zahedi, comandante de una unidad del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (GRI), y su adjunto, Haji Rahimi, lleva a esperar una respuesta de Teherán. Por las dudas, Israel puso en estado de alerta a sus embajadas en todo el mundo –incluida la Argentina, donde además hay un gobierno alineado acríticamente con Netanyahu– y suspendió licencias a reservistas de sus Fuerzas de Defensa (FDI).
El jefe del Estado Mayor del Ejército iraní, el general Mohamad Bagheri, dijo este viernes que responderán con «un daño máximo» al ataque en Siria. El general Hosein Salami, jefe de la CGRI, agregó que Israel sería castigado y que «sabe muy bien lo que va a ocurrir», aunque sin especificar cuándo, dónde y cómo sería la retaliación. La muerte de Bagheri es otra afrenta a la Guardia Revolucionaria, el selecto escuadrón creado en 1979 por el imam Ruholah Jomeini para defender la naciente república islámica tras el asesinato del general Qasem Soleimani en 2020 por orden del entonces presidente Donald Trump en el aeropuerto de Bagdad.
Al término del mes sagrado de Ramadán, en Teherán se realizó una procesión fúnebre por los siete integrantes de la GRI muertos y se celebró el Día de Al-Quds. La fecha fue también establecida por Jomeini, el líder de la revolución que terminó con el régimen del sha Reza Pahlevi hace 45 años, y significa la solidaridad de los musulmanes con los palestinos. El de esta ocasión tiene todos esos condimentos por los más de 33.000 gazatíes asesinados por las tropas israelíes tras los ataques del 7-O que causaron, según las cifras de la agencia AFP de fuentes israelíes, 1163 muertos y unos dos centenares de rehenes. Todavía quedan algunos en manos de Hamas. En el clima de violencia extrema en que se vive, un helicóptero de la fuerza aérea israelí «muy probablemente» mató a Efrat Katz, de 68 años, una de las rehenes secuestrada en el kibutz de Nir Oz, indica AFP en base a un comunicado oficial.
La investigación, dice, revela que la aeronave «disparó contra un vehículo en el que había terroristas y, retrospectivamente, según los testimonios, en el que también había rehenes». Murieron todos los ocupantes del helicóptero, incluida la rehén. En otro «daño colateral» de graves consecuencias políticas para el régimen de Netanyahu, el ejército israelí mató a siete integrantes de una ONG, World Central Kitchen (WCK), fundada por el chef español José Ramón Andrés Puerta y que cumplía tareas de abastecimiento de comida en Gaza. El tema provocó un escándalo en España, cuyo jefe de Estado, Pedro Sánchez, reclamó una investigación profunda e insistió en que la postura de su gobierno es la de dos estados, Israel y Palestina.
La ONG tenia, curiosamente, fuertes vínculos con las autoridades israelíes y especialmente con el ministro de Defensa, Yoav Gallant, el mismo que dijo que «estamos luchamos con animales humanos y actuaremos de la misma manera», en Gaza. La cercanía tendría que ver con que WCK es más amigable a los intereses de Israel que organizaciones como la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (URNWA en inglés), expulsada el 26 de enero por el gobierno.
Tras una urgente investigación dirigida por el general Yoav Har Evan, se anunció el cese de dos oficiales a cargo del operativo –un coronel de la 162ª División y un comandante del Mando Sur- y amonestaciones a otros tres. «El ataque a los tres vehículos se llevó a cabo en grave violación de las órdenes e instrucciones pertinentes», dice en informe de las FDI. En el detalle cuenta que un operador de dron percibió movimientos extraños en una carretera costera con cuatro vehículos de la WCK que llevaban un logo en el techo pero, alega, «no se veían claramente en la oscuridad». De pronto, señala, un hombre subió a uno de los camiones y comenzó a disparar «lo que hizo temer que hubiera caído en manos de Hamas». La conclusión: «Ahora sabemos que fue un error. No era una pistola. Quizá fuera una bolsa». Murieron un estadounidense-canadiense, un palestino, tres británicos, un australiano y un polaco.
Nada se dice en el informe sobre el posible uso en este incidente de un sistema de Inteligencia Artificial (IA) para detectar objetivos de Hamas y la Yihad Islámica. Según el periodista israelí Yuval Abraham en un artículo publicado por +972 Magazine y Local Call, de Israel, mediante el sistema Lavender se detectaron 37.000 posibles enemigos. Lo que no queda claro es qué tan acertado sea el radar. Y además, eliminar a los «blancos» no es seguir estándares de un sistema de justicia.
Algo de esto advirtió la relatora especial de la ONU Francesca Albanese cuando la semana pasada publicó un informe preliminar en el que sostiene que hay «motivos razonables para creer» que Israel está cometiendo genocidio. «La abrumadora índole y escala del ataque de Israel contra Gaza y las condiciones destructivas para la vida que Israel ha infligido ponen de manifiesto una intención de destruir físicamente a los palestinos como pueblo», se escandaliza la abogada italiana. «
De cómo se diluye el respaldo exterior
Joe Biden se las ve difíciles para conformar a todos. Es que la sociedad estadounidense está demostrando que le retira el apoyo que empáticamente le brindó a Israel luego del 7 de octubre y a medida que se acercan las elecciones ve que ese será un tema de campaña. También salió a terciar Donald Trump, quien parecía no tener límites en su faz proisraelí y ahora indicó en una entrevista radiofónica que Israel está «perdiendo por completo la guerra de relaciones públicas» y agregó: «Acabemos con esto y regresemos a la paz y dejen de matar personas. Y es una declaración muy simple».
A las manifestaciones en todo el mundo en contra de la represalia del gobierno de Benjamin Netanyahu contra los pobladores de Gaza por el 7-O se le van sumando cada vez más dirigentes de todo el mundo, sobre todo dentro del espacio afín a los intereses israelíes. En las últimas semanas los países europeos vienen insistiendo en la necesidad de poner fin al asedio y establecer una hoja de ruta cierta para la solución de los dos estados. El jefe de la diplomacia de la UE, Jospe Borrell, había declarado hace poco que «la paz y la estabilidad no se pueden construir solamente por medios militares».
Ahora, el alcalde de Londres, Sadiq Khan, medio centenar de parlamentarios laboristas y hasta el nieto de Winston Churchill, Lord Arthur Nicholas Winston Soames, convocan a exigir a Gran Bretaña que deje en enviar armas a Israel. Del otro lado del Atlántico, miembros del Partido Demócrata le piden que haga cumplir las disposiciones de la ONU, como un alto el fuego y permitir el ingreso de ayuda humanitaria a Gaza, y sobre todo, que no le envíe más armas a Israel.