Los vaivenes del mercado cambiario y el resurgimiento de una brecha superior al 50 por ciento entre el tipo de cambio oficial y el paralelo hicieron renacer el dólar tarjeta. Esa cotización, que se aplica a los consumos hechos en el exterior y que se liquidan en el país con tarjetas de crédito, volvió a ser atractiva para los viajeros.
Al cierre de la rueda financiera del miércoles, ese valor era de $ 1.493, apenas un 6% por encima del blue, que cerró en $ 1.405. Entre lunes y martes, cuando este último seguía escalando y batiendo récords nominales, la distancia apenas era de 60 pesos entre ambos.
Tan escasa diferencia hizo resurgir las especulaciones sobre la manera en que a los viajeros les conviene afrontar sus consumos en dólares. Hasta hace algunas semanas, el dólar tarjeta era tan alto que resultaba mucho más barato llevar billetes propios para cubrir los gastos en el exterior. Ahora que los valores son más parecidos, la diferencia puede operar como un seguro de cambio en favor del viajero, que puede liquidar sus consumos pesificados y guardarse las divisas.
A nivel macro, la cuestión no es tan superflua para las autoridades económicas. Una cosa es que el viajero gaste los dólares de su bolsillo; otra muy distinta es que pague en pesos y la entidad emisora de la tarjeta demande dólares al Banco Central para cancelar la deuda con el exterior. Esta última opción, obviamente, atenta contra el objetivo del BCRA de acumular reservas.
Dólar tarjeta: cuáles son los recargos
El dólar tarjeta es una de las tantas categorías creadas durante el gobierno de Alberto Fernández para disminuir la demanda de dólares. Para ello se aplicó el impuesto PAIS, creado justamente para la compra de divisas con fines de atesoramiento, y luego diversas percepciones impositivas que incidían en el precio final. Así, el dólar Qatar (creado en oportunidad del éxodo de hinchas para alentar a la Selección en el Mundial de fútbol jugado en ese país a fines de 2022) equivalía al doble de la cotización oficial.
El objetivo era frenar la sangría de divisas que sufría el Banco Central por ese concepto. Según sus balances mensuales, en noviembre del año pasado se fueron U$S 975 millones por ese tipo de consumos, encuadrados en el rubro “Viajes, pasajes y otros pagos con tarjeta”.
Con la asunción de Javier Milei, la devaluación llevó al dólar por las nubes y por lo tanto los recargos fueron simplificados: se unificó el dólar tarjeta en un valor equivalente a la cotización minorista, más el 30% del impuesto PAIS y otro 30% a cuenta de Ganancias.
Con el nuevo esquema, el BCRA redujo sus ventas por ese concepto a U$S 195 millones en enero de 2024. El monto subió paulatinamente y en mayo fue de U$S 547 millones.
El economista Miguel Kiguel, de la consultora Econviews, señaló que “aparece un problema nuevo. El dólar turista estaba tan alto que nadie compraba dólares para viajar. Con la suba de la brecha y tomando las percepciones, hoy de nuevo es más barato comprar dólar turista que pagar con dólar MEP. Vuelve a abrirse esa canilla”, sostuvo el exsecretario de Finanzas.