La risa. ¿Cuántas entradas podría consignar sobre ella un diccionario que pretendiera definirla desde lo científico en tanto expresión del cuerpo o cualquier otro costado? Posiblemente, no muchas. En cambio, cuando se la asedia sin lograr nunca apresarla del todo, esas entradas podrían multiplicarse casi hasta el infinito.
Este libro de Nancy Fleita (Ediciones Factotum) más bien la asedia y la acecha y logra así un diccionario de la risa con valor agregado: se trata de un diccionario con mucho de poético que admite que el objeto perseguido se vuelve cada vez más evanescente cuanto más se lo asedia y también más rico.
“Intentar hablar de la risa de una manera seria parece una tarea difícil”, afirma la autora de Bajo la espuma. Diccionario de la risa.
Y agrega: “Desde fines de 2019, empecé a escribir sobre el tema para mi tesina de grado. A partir de esta práctica sostenida, fue surgiendo esta obra sobre la experiencia de la risa –o la falta de ella- que tuvo mucho de viaje y de exploración”.
“Cuando empezó el viaje, parecía examinar algo pequeño, apenas una mueca ruidosa, un gesto, un tema menor. Pero me deslicé como en el pozo donde se cae Alicia en la novela de Lewis Carroll, cada vez más profundo y oscuro”.
Pero muy pronto el proyecto comenzó a crecer, tomó otro rumbo, comenzaron a sugerirle libros, artículos, autores que han trabajo sobre la risa, También trabajó con la experiencia de los que ríen, los murmullos y las carcajadas desde el fondo de las habitaciones.
“Tomé nota de todo –explica la autora- , empecé a escribir las risas de los demás, las historias que me contaban –por ejemplo-el marido de una amiga que había trabajado como reidor en. Reuní material que parecía disperso: bibliografía, imágenes, películas, notas. Un pequeño mar de risas que se agitaban”.
“La espuma –concluye su explicación sobre el origen de este libro- se presenta como un abecedario posible en torno a la risa. Reúne restos de lo que queda después como paisajes en movimiento .Se pregunta de qué está hecha la risa. ¿Es una mezcla de imágenes? ¿Una mezcla de recuerdos? ¿Una mezcla de qué?
La risa y la espuma
Cuando se habla de la risa, resulta inevitable citar a Henri Bergson (1859- 1951). En ese sentido, la autora no es la excepción. “Así las olas luchan en la superficie del mar entre sí, se empujan unas a otras y buscan su equilibrio. Una espuma blanca, alegre y sutil dibuja la movilidad de sus contornos”.
“Igual que esta espuma, nace la risa. Dibuja por un momento la movilidad de estas sacudidas”.
Para la autora, la frase de Bergson, quien fuera Premio Nobel de Literatura, es un punto de partida, sobre todo por el hecho de que la risa o puede definirse como algo estable, Sino más bien como efervescencia que necesita de otros elementos para producirse.
A continuación, la autora va desgranando una serie de ideas sobre la risa que pueden parecer obvias cuando las enumera, pero que, seguramente, no hemos pensado en ella.
Por ejemplo, que para reír es preciso tener una cara, pero no cualquier tipo de cara. “La cara –dice Fleitas- es como una ventana abierta que revela el estado de ánimo. Tiene cuarenta y tres músculos y 14 huesos. El músculo risorio es el que se activa para reír, porque permite retraer las comisuras labiales hacia arriba y estirar hacia lo ancho la boca…”
Además, la risa es una cosa viva. Nace y también muere .
La autora señala una extraña novela de Víctor Hugo que se llama “El hombre que ríe” en que en un momento se creaban monstruos de la risa. Para eso se la cortaba a los niños el músculo risorio. A partir
“Después los vendían a la aristocracia a principios del siglo XVIII deformidad graciosa. La desdicha planificada para unos y la gracia para otros. También es la historia de una risa como una máscara que no concuerda con lo que se siente, una tristeza profunda”.
Por los caminos de la risa
En su asedio a la risa la autora encuentra datos históricos muy interesantes, como que hace 4000 años en el imperio chino existían templos en los que las personas se reunían para reír. Según la filosofía del tao, la risa es sanadora por lo que aconseja reír al menos treinta veces al día.
En el budismo y en la cultura shinto, se relaciona la risa con la figura del buda feliz. Dice la leyenda que era un monje chino que se paseaba por el pueblo para difundir la alegría.
Otro dato interesante: en la India, más precisamente en el Centro Osho de Poona, se practica la risa mística como u n modo de meditación tres horas diarias durante nueve días.
Aunque breve, el libro hace un gran aporte a esa práctica humana que, según Aristóteles es la que distingue al homo sapiens el resto de los animales.
Se trata, sin duda, de una ensayo singular que adquiere la forma de un paseo sin rumbo fijo por los caminos de la risa y que, lejos de querer encerrarla en una definición, la expande a distintos terrenos, muchos de los cuales nada tienen que ver entre sí.