Miles y miles de chicas y de chicos que se quedaron despiertos hasta pasada la medianoche en la Argentina ratificaron que, en un futuro cercano, un poco más lejano o en los sueños, querrán ser arqueros por Damián Emiliano Martínez, por el Dibu Martínez. En su cuarta definición por penales con el buzo de la selección, atajó los dos primeros después de una serie que había empezado -nada más y nada menos- con una picadita de Lionel Messi al travesaño. Y así, Dibu ayudó a la selección a clasificarse a la semifinal de la Copa América Estados Unidos 2024 (4-2 en los penales tras el 1-1 ante Ecuador). Si todo empezó para él en la Copa América Brasil 2021 con el “mirá que te como, hermano” en los penales de la semi ante Colombia y siguió en el Mundial Qatar 2022 en los cuartos frente a Países Bajos y en la final contra Francia, Dibu Martínez no podía no solucionar el problema de fondo -de juego- de la Argentina en el NRG Stadium de Houston. Y la selección jugará este martes ante el ganador de Venezuela-Canadá, que se enfrentarán hoy desde las 22, para ser finalista de la Copa América.

Lo de Dibu no se reduce a los penales: durante los partidos, cuando es llamado a salir a escena, es igual de determinante, salvando goles en momentos de igualdad en el resultado. Ante Ecuador, a los 17 minutos, extendió la pierna izquierda y le sacó el gol a Jeremy Sarmiento, quien había definido luego de filtrarse hasta la puerta del área chica. También había tenido atajadas y atajadones con los partidos en cero en los triunfos por el grupo A ante Canadá (2-0), Chile (1-0) y Perú (2-0), en los que además mantuvo la valla invicta.

“Nos complicaron un montón -aceptó-. Hicieron un partidazo, muy físico. Iba a ser uno de los rivales más difíciles de la Copa. Erramos el primer penal y se nos hizo cuesta abajo. Pero me lleno con la gente. Les dije a los chicos que no estaba listo para irme a casa”. El Dibu Martínez es el arquero que baila después de atajar los penales, el que menea las caderas, y por el que la International Board, la encargada de las reglas del juego, modificó la N° 14: “El guardameta no se comportará de manera que distraiga de forma antirreglamentaria al ejecutor”. El Dibu ataja incluso con la ley “anti Dibu”.

Argentina se había puesto en ventaja a los 35 minutos, después de un tiro de esquina de Messi que peinó Alexis Mac Allister en el primer palo y que metió, con un frentazo, Lisandro Martínez. Una jugada preparada, el primer gol del defensor en la selección. Pero el mal que lo había corroído en los partidos anteriores volvió a la piel del equipo, en mayor proporción: pantanoso, inconexo, previsible. En el segundo tiempo, a los 61 minutos, Enner Valencia falló un penal después de que Rodrigo De Paul la tocara con el brazo tras un córner: la pelota chocó contra el palo de Dibu. De los 20 penales que le patearon en la selección -durante los 90 minutos y en las definiciones-, la mitad no terminó en gol: de los diez, siete tapados y tres desviados.

Pero en el minuto 90, Kevin Rodríguez rozó con la cabeza un centro envenenado de John Yeboah -sin marca porque Nicolás González se había quedado tirado en el césped- y llevó la definición a los penales, aunque antes Ecuador había tenido el golpe de nocaut para la selección: en el minuto 96, Jordy Caicedo cabeceó hacia afuera desde el corazón del área. El final tenía reservado a otro actor protagónico, conocido por la historia del fútbol, y de la Argentina.

Mientras todos sus compañeros festejaban la clasificación a la semifinal de la Copa América, Dibu se acercó al arquero ecuatoriano Alexander Domínguez, hincado, llorando, derrotado: Ecuador había estado muy cerca de eliminar a la selección campeona de América y del mundo. El Dibu Martínez sabe qué es pasarla mal. Recién fue titular en un equipo -el Arsenal de Inglaterra- a los 28 años. Comió mierda, como suelen repetir en el deporte. Los fantasmas que ahuyentó le forjaron el carácter para adueñarse del arco de la selección, cambiarle el rumbo y darle alegrías a los argentinos. Este viernes, entrada la madrugada, muchos reclamaron un monumento para el Dibu. Ya lo tiene: además de la gigantografía en la Plazoleta Astor Piazzolla de su Mar del Plata, en Diagonal Alberdi Norte y Sur y Corrientes, en el pueblito entrerriano de Gobernador Etchevehere hay una estatua de él, levantando la Copa del Mundo, junto a Lionel Scaloni y a Messi. No hace falta. Lo suyo es el Arco del Triunfo.

Foto: NA/REUTERS Agustin Marcarian