La policía cordobesa detuvo a Fernando Albareda, de 53 años, por el aberrante crimen de su madre, Susana Beatriz Montoya, de 74 años, asesinada a golpes el 1° de agosto en su casa en el barrio Ampliación Poeta Lugones, de la Ciudad de Córdoba. En su momento, presuntamente, el cadáver había sido encontrado por el propio hijo de la víctima, ahora tras las rejas. En la vivienda había dos leyendas escritas con lápiz labial: “Los vamos a matar a todos”, “Ahora vamos por tus hijos #Policía”.

La Fiscalía de Instrucción del Distrito IV turno 3 logró determinar, con la colaboración de la Unidad Judicial de Homicidios, la Brigada de Investigación de Homicidios –dependiente de la Dirección General de Investigaciones Criminales de la Policía de la Provincia– y los distintos gabinetes científicos de la policía judicial del Ministerio Público Fiscal, la autoría del crimen. 

“Se ha llegado a la decisión comunicada a partir de la incorporación de profusos y contundentes elementos probatorios que permitieron reconstruir de manera forense, las circunstancias que nos llevan a sostener que existen motivos bastantes para sospechar la participación del nombrado Fernando Armando Albareda en el hecho que nos ocupa”, según se informó formalmente. 

El sospechoso, que además es integrante de la Agrupación HIJOS, quedó imputado de homicidio calificado por el vínculo. “Cabe destacar que el informe técnico del Área de Grafocrítica de Policía Judicial ha podido establecer preliminarmente que los manuscritos obrantes en la pared de la casa de la víctima presentan grafocinetismos afines con algunos de los grafismos de los anónimos analizados con motivo de las amenazas denunciadas el 8 de diciembre del año 2023 por el imputado, presentando ambas características similares a las de Fernando Armando Albareda”, indicaron las fuentes, en referencia al supuesto amedrentamiento que venía sufriendo Albareda

Se espera que el imputado sea trasladado en los próximos días a la sede de la Fiscalía para ser indagado por los funcionarios judiciales.

Montoya era viuda de Ricardo Albareda, un subcomisario que militaba en el PRT-ERP y que logró infiltrarse en las más altas esferas de la policía provincial, hasta ser descubierto en 1979, secuestrado en el ex CCD Chalet de Hidráulica, torturado y aún hoy desaparecido.