Con 20 años de carrera desde su debut con Buscando a Reynols, el cineasta y documentalista Néstor Frenkel tiene el ojo entrenado para detectar historias interesantes para contar. Su curiosidad parece ser un factor determinante para ver una faceta diferente de lo que la gran mayoría de los humanos podrían haber pasado por alto. Así lo hizo en Construcción de una ciudad (2007), Amateur (2011), El gran simulador (2013), El mercado (2014), Los ganadores (2016), y todas sus demás creaciones, siempre muy particulares. Esta semana estrenó su nuevo documental: Después de un buen día.

En esta oportunidad lo que lo llamó a la acción fue una película odiada y amada: Un buen día. Estrenada en 2010, es un film escrito por Enrique Torres, dirigido por Nicolás del Boca, protagonizada por Aníbal Silveyra y Lucila Sola, y con la participación especial de Andrea del Boca. En el momento de su llegada a los cines, fue ignorada por el público, destrozada por la crítica y resultó un fracaso  en las boleterías. Se la desdeñaba por sus diálogos sobreactuados y altisonantes, entre otros aspectos fallidos. Pero con el tiempo y las redes sociales mediante, nació una creciente masa de fanáticos que transformaron lo que algunos consideraban como una de las peores películas argentinas, en un objeto de culto. Frenkel percibió esa anomalía en la “Matrix” y terminó haciendo un documental sobre placeres culposos, consumo irónico y amor al arte.

“Esta historia me llegó por chicos que eran público de mis películas. Fundamentalmente el dibujante y animador Magrio González, que me comentó lo que pasaba con Un buen día y los grupos que se juntaban a hacer proyecciones y festejarla. Ahí me empecé a interesar por el fenómeno. Vi que a gente interesante y creativa le gustaba, todo lo que se generaba y me di cuenta que había mucho para contar. Empezaron a aparecer los personajes, las historias y me fui sorprendiendo cada vez más. Así se fue armando el proyecto que hoy es un documental”.

Con una narrativa dinámica y una exhaustiva investigación de tres años, Frenkel logró, una vez más, un documental atractivo y profundo: “Cuando decidí que era una historia que tenía que contar, todavía estaba con mi documental anterior, El coso, donde indagué sobre la vida y obra del artista Federico Manuel Peralta Ramos. Pero tanto el actor Aníbal Sylveira y Enrique Torres, creador de novelas como Perla negra, Nano, Cebollitas, Muñeca brava, Cabecita, Antonella y Celeste siempre Celeste, entre otras, viven en Estados Unidos y de la nada me enteré que venían a la Argentina. Aproveché esa visita y arranqué. Después pasé a buscar material de archivo, los fandom y demás. Tuve un año esperando la visa para Estados Unidos porque quería filmar allá donde se filmó Un buen día. No quería terminar la película sin hacer ese viaje. Fue el último tiro. Cuando volví fue la recta final y acá estamos”.

La película, para el director, “toca varios temas más allá del cine, historias de vida, las repercusiones de la crítica, cómo hoy se juntan las personas con gustos similares… Todo eso la vuelve algo más interesante. Yo creo que no es contra la crítica lo que se cuenta en el documental. Muestra que hay otras maneras de ver las cosas. Entiendo que se pueda decir que es una película mala: lo comprendo y no me enfrento a eso, pero entiendo que hay una mirada más amplia y que hay otras formas de conectarse con el arte que las típicas, o las que tienen que ver con la resolución o el conocimiento académico de los recursos cinematográficos. Hay algo intangible que cuando sucede atraviesa todo de manera extraña, como en este caso”.

A Frenkel lo atrae el género documental por varias razones: “Comparado con la ficción, en una película documental podes trabajar con menos gente, exige menos pasos, es todo más artesanal. Es una aventura en la que no sabés qué va a pasar hasta que la terminaste. Es más vivencial la experiencia. Todo es una apuesta. Uno va avanzando, metiéndose, no se puede organizar y procesar todo como en la ficción, donde el deseo está muy acotado por el guión. Vas encontrando el lenguaje y el ritmo cuando los materiales van apareciendo. Y, por otra parte, me gusta eso de mirar el mundo y, sobre todo, hacer foco en aquello que no todos están viendo. Hay cosas interesantes en todo”.  «

Después de un buen día

Un documental de Néstor Frenkel. Con testimonios de Enrique Torres, Anabella del Boca, Aníbal Silveyra, Magrio González y Andrea del Boca. Funciones a las 13, 15 y 20:45 en el Cine Gaumont, Av. Rivadavia 1635.